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Gus Walz, el hijo de Tim Walz, llora durante el discurso de su padre en la Convención Demócrata
01:24 - Fuente: CNN

(CNN) – Es hora de convertir la alegría en votos.

Los miembros del Salón de la Fama del Partido Demócrata pasaron los primeros dos días de la convención de su partido redoblando su apuesta por su nueva y efervescente candidatura presidencial.

Ahora todo depende de Kamala Harris y de Tim Walz.

La vicepresidenta y el gobernador de Minnesota son en gran medida desconocidos para vastas franjas del país y no han experimentado nada parecido a la vorágine inminente de un enfrentamiento electoral con Donald Trump.

Pero no pueden haber soñado con más ayuda que la de los pesos pesados del Partido Demócrata de los últimos 40 años.

Un presidente, Joe Biden, cerró el telón de una carrera política de 50 años.

Un expresidente, Barack Obama, imploró a una nación polarizada que renovara lo que Abraham Lincoln definió “nuestros lazos de afecto” y que acompañara a Harris.

Hillary Clinton, que estuvo a punto de romper el monopolio masculino de la presidencia, miró a través de las grietas del techo de cristal más alto y duro e imaginó a Harris prestando juramento como la primera mujer presidenta.

Y otra ex primera dama, Michelle Obama, declaró que “la esperanza está volviendo” mientras suplicaba a los votantes que “hicieran algo” para frustrar un regreso de Trump.

Harris busca hacer su lema realidad

Miembros de la delegación de Georgia saludan con fotografías de la vicepresidenta Kamala Harris y del gobernador de Minnesota Tim Walz en Chicago el 20 de agosto.

Pero en las próximas dos noches en Chicago, Harris y Walz deben comenzar a tener respuestas al respecto de si la amistosa dupla podrá evolucionar en un movimiento electoral serio mientras su campaña entra en una nueva etapa crítica.

Esa etaá comienza este miércoles, cuando Walz se verá presionado para dar el salto al escenario político nacional. La noche siguiente será el turno de Harris, que busca combinar la transformación de la campaña de 2024 con una revitalización de su propia reputación política después de una vicepresidencia difícil.

Harris ha logrado borrar en gran medida las ventajas de Trump en las encuestas. Revivió las esperanzas demócratas de recuperar la Cámara de Representantes y mantener el Senado. Y ha conjurado un camino optimista para Estados Unidos que se aleja de la visión distópica de una nación bajo el control de un gobierno autoritario del candidato republicano.

Ella ha acuñado un mantra que su partido, temeroso del regreso de Trump, está adoptando con entusiasmo: “No vamos a volver atrás”.

Pero esa es la parte fácil.

Harris y Walz ahora necesitan convertir el impulso, la unidad y el nuevo propósito que hay en el centro de convenciones de Chicago en una campaña capaz de ganar una presidencia.

Ella está bajo presión para demostrar que después de una vicepresidencia poco destacada y una campaña primaria de 2020 en rápido ascenso pero que expira rápidamente, puede sostener una contienda amarga y reñida con un feroz oponente republicano. Y su discurso en horario de máxima audiencia el jueves por la noche es su mejor oportunidad de convencer al país de que parece una presidenta y tiene el temple para ser comandante en jefe.

Walz es el próximo

Este miércoles, el país podrá probar a un gobernador de Minnesota que es un veterano militar, un maestro, un entrenador de fútbol de secundaria, un cazador y un padre de clase media del Medio Oeste. El martes, un agente demócrata lo definió en privado como una “coalición andante”, señalando los múltiples grupos demográficos en los que Walz puede jugar.

Pero subirá al escenario después de una lección objetiva de lo que puede suceder cuando el debut de un candidato a vicepresidente fracasa. El compañero de fórmula de Trump, el senador de Ohio J. D. Vance, pronunció un discurso decepcionante en la Convención Nacional Republicana el mes pasado que se convirtió en un lanzamiento accidentado y provocó un desplome de sus índices de aprobación, lo que contribuyó al bajón de la campaña de Trump a fines del verano boreal.

Los candidatos a vicepresidente no definen el resultado de una elección, pero Walz, con su aura del corazón del país, podría actuar como contrapeso a una candidatura de Harris que podría perturbar a algunos votantes resistentes al cambio.

Walz también ofrece a los hombres de clase media un modelo alternativo al conservadurismo político de MAGA (por el slogan en inglés de Donald Trump, “Make America Great Again”). Los estrategas demócratas esperan que pueda ser especialmente valioso para la fórmula a la hora de cortejar a los votantes rurales que responden a su perspectiva hogareña de una manera que podría potencialmente reducir algunos márgenes en distritos donde Trump tiene más fuerza.

“Aquí hay un tipo que puede hablar en cualquier lugar y la gente puede conectar con él en tanto ser humano, entrenador, exmaestro”, dijo a CNN el martes el exgobernador demócrata de Montana Steve Bullock, quien fue famoso por conectarse con los votantes conservadores culturales incluso cuando su partido se movía hacia la izquierda. “Hablará con la gente donde esté. Hablará con ellos sobre temas que importan en sus vidas”.

Pero Walz, a pesar de ser un exmiembro de la Cámara, llega a esta prueba con mucho menos tiempo en el escenario político nacional que otros candidatos a vicepresidente en los últimos años. Eso incluye a Biden, quien fue senador durante mucho tiempo cuando se unió a Obama en 2008; al ex secretario de Defensa Dick Cheney, quien se asoció con George W. Bush en 2000; y al senador Al Gore, quien fue la elección de Bill Clinton en 1992.

La campaña de Trump reconoce la amenaza. Ha sido dura con Walz por el momento en que se retiró de la Guardia Nacional del Ejército poco antes de que su unidad fuera a Irak. (El gobernador de Minnesota dijo que no había recibido aviso previo del despliegue). Vance lo ha atacado por su insinuación errónea de que llevaba un arma en una zona de guerra, lo que provocó una aclaración de la campaña de Harris. Y el lunes, el republicano de Ohio, a riesgo de alienar aún más a las votantes femeninas, acusó a Walz de ser deshonesto sobre el uso de tratamientos de fertilidad por parte de él y su esposa Gwen. El equipo de Trump también está destacando el mandato liberal de Walz como gobernador, lo que amenaza con complicar el intento de la campaña de Harris de destacar su temperamento saludable como una señal de moderación.

Cómo hizo el partido para allanar el camino de su nueva fórmula

La candidata presidencial demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, y su compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota Tim Walz, aparecen en el Foro Fiserv durante un mitin de campaña en Milwaukee, el martes 20 de agosto.

Los veteranos del Partido Demócrata se han unido en torno a la misma estrategia temática. Mientras Walz y Harris venden optimismo y esperanza tras una década sombría caracterizada por una pandemia mundial y la ideología de la “masacre estadounidense” de Trump, se han anclado en un arco de progreso, que los líderes del partido ven como la razón unificadora de sus propias carreras.

La expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi demostró una vez más que es la jugadora de poder más astuta del partido al ayudar a apartar a Biden y abrir el camino para que surja una nueva generación.

Biden, inicialmente de mala gana, pero finalmente con gracia, le atribuyó a Harris el mérito de haber copiloteado sus logros más importantes, le entregó su legado en la noche de apertura de la convención y abordó el Air Force One para un viaje de ida hacia la última parada de su carrera política.

Clinton, sin rastro de envidia, miró hacia el día en que Harris pueda superar la barrera final para las mujeres en la política.

El martes, durante el horario de máxima audiencia de la Costa Este, el senador Bernie Sanders apoyó al movimiento progresista en el populismo económico en evolución de la nueva líder del partido.

La feroz urgencia del mensaje de los Obama fue lo más sorprendente. La pareja soportó el dolor de entregar la Casa Blanca a Trump en enero de 2017. Sus discursos del martes por la noche mostraron el temor de que la pesadilla se repita.

La ex primera dama, que hace ocho años dijo a los demócratas que siempre deben “ir en alto” al enfrentarse a Trump, pronunció la denuncia más mordaz contra el expresidente en esta convención hasta el momento, condenando su retórica racista.

“Su visión limitada y estrecha del mundo lo hizo sentir amenazado por la existencia de dos personas trabajadoras, altamente educadas y exitosas que, además, eran negras”, dijo, refiriéndose a ella y a su esposo. “¿Quién le va a decir que el trabajo que está buscando actualmente podría ser uno de esos ‘trabajos negros’?”, dijo.

El 44º presidente argumentó, con la autoridad de alguien que ha hecho bien su trabajo, que Harris está profundamente calificada para ser presidenta y presentó a Walz como absolutamente auténtico. “Amo a este tipo. Tim es el tipo de persona que debe estar en la política. Nació en un pueblo pequeño, sirvió a su país, enseñó a los niños, entrenó fútbol, ​​cuidó a sus vecinos; sabe quién es y sabe lo que es importante”, dijo Obama.

Pero aunque evocaba esperanza, este Monte Rushmore de héroes y heroínas demócratas recientes no podía sacudirse el miedo de que sus esfuerzos pudieran resultar insuficientes.

“Durante los próximos 78 días, necesitamos trabajar más duro que nunca. Necesitamos vencer el peligro que Trump y sus aliados plantean al estado de derecho y a nuestra forma de vida. No se distraigan ni se vuelvan complacientes”, dijo Hillary Clinton.

Barack Obama agregó: “A pesar de toda la energía increíble que hemos generado en las últimas semanas, a pesar de todos los mítines y los memes, esta seguirá siendo una carrera reñida en un país muy dividido”.

Pero lo que estaba en juego parecía más visceral para Michelle Obama, quien advirtió: “De nosotros —de todos nosotros— depende que nos convirtamos en la solución que buscamos… De todos nosotros depende ser el antídoto a toda la oscuridad y la división”.

“Hagan algo”, gritó, mientras la multitud repetía el cántico.

Ahora que comienzan los asuntos más críticos de la convención, su advertencia se aplica también a Harris y Walz.