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(CNN) – Eran los autodenominados “comanditos” políticos con aspiraciones de derrocar al Gobierno autoritario del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Ahora, dice la oposición, cientos de sus activistas y testigos electorales huyen del país en medio de las repercusiones de las cuestionadas elecciones presidenciales del mes pasado.

CNN habló con media docena de venezolanos que huyeron de su país en el último mes, algunos cambiándose de ropa o escondiéndose entre arbustos en su camino hacia un lugar seguro. Muchos emigraron ilegalmente, desplazándose de noche y escondiéndose durante el día para evitar ser detenidos en las docenas de puestos de control establecidos por las fuerzas gubernamentales venezolanas. Otros dijeron que los dejaron pasar oficiales que creían que simpatizaban con la causa de la oposición. La mayoría pidió que sus entrevistas se mantuvieran en el anonimato por temor a que las fuerzas gubernamentales pudieran ir tras sus seres queridos si se daban cuenta de que habían abandonado el país.

“Dejé a mi madre, tiene 84 años… mi marido hizo lo mismo. Mi madre me dijo: ‘Sé fuerte mi amor, todo saldrá bien; la alegría volverá a Venezuela, yo estaré aquí esperándote. Si ya no estoy aquí para cuando vengas, sabré que al menos eres una persona libre’”, dijo una mujer, que huyó del país con su marido y su hijo.

¿Su transgresión en Venezuela? Ayudar a reunir más de 1.200 actas, los recibos impresos de las máquinas de votación que se han convertido en piezas clave para el caso de la oposición de que Maduro —el gobernante a modo hombre fuerte que ha  presidido el país con puño de hierro desde la muerte de Hugo Chávez en 2013— robó las elecciones.

Antes de la votación del 28 de julio, una encuesta independiente predijo que hasta un tercio de la población de Venezuela consideraría abandonar el país si Maduro era reelegido. En declaraciones a CNN pocas semanas después desde Colombia, Ecuador, Chile y Estados Unidos, estos disidentes políticos pueden representar ahora una nueva oleada migratoria, a medida que los venezolanos huyen de la renovada represión en su país.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se dirige a un mitin progubernamental en Caracas el 17 de agosto de 2024. Crédito: Cristian Hernández/AP

Viviana Save, una organizadora de la oposición del estado andino de Trujillo, dice que la represión comenzó para ella mucho antes de las elecciones. En declaraciones a CNN desde un lugar no revelado a las afueras de Venezuela, Save dijo que había estado trasladándose de casa en casa desde el 20 de julio por miedo a ser detenida por las fuerzas gubernamentales.

Save había estado ayudando a supervisar miles de equipos de campaña llamados “comanditos” para movilizar a los votantes contrarios a la continuidad del gobierno de Maduro. Los grupos también se organizaron para recoger las actas impresas en cada centro electoral, en un esfuerzo por garantizar unas elecciones transparentes y permitir a la oposición contar los votos independientemente de las autoridades electorales.

Antes de la votación, las fuerzas gubernamentales se estacionaban frente a su casa como táctica de intimidación, dijo Save. “Estacionaban al otro lado de la calle, un camión del (servicio de inteligencia) SEBIN, o de las fuerzas especiales, con las ventanillas abajo y los agentes con pasamontañas o máscaras de calavera para asustar a mi familia”.

Más tarde, después de que se emitieran los votos y Maduro declarara la victoria, una afirmación que rápidamente despertó sospechas en la oposición y en el extranjero, ella y miles de otros venezolanos salieron a la calle. Las fuerzas de seguridad de Venezuela han detenido desde entonces al menos a 2.000 simpatizantes de la oposición, según cifras del gobierno, y las casas de los activistas en algunos barrios de Caracas están marcadas con X negras. Al menos 24 civiles y un soldado murieron a causa de la violencia política.

Un votante deposita su voto durante las elecciones presidenciales venezolanas en Caracas el 28 de julio de 2024. Crédito: Raul Arboleda/AFP/Getty Images

El mismo Maduro ordenó la apertura de dos nuevas cárceles para alojar a los detenidos y bautizó la campaña policial para cazar y detener al mayor número posible de manifestantes como “Operación Tun,Tun”, imitando el sonido de las fuerzas especiales llamando a las puertas de los activistas de la oposición en mitad de la noche para arrestarlos.

Save fue blanco directo a medida que se ampliaba la represión.

“[El gobernador de Trujillo] Gerardo Márquez publicó un cartel con mi cara en el que se decía que se me buscaba por terrorismo”, recordó. Save niega haber estado implicada en terrorismo o haber hecho alguna vez un llamamiento a la violencia.

Cuando CNN se puso en contacto con él, el fiscal general Tarek William Saab dijo que estudiaría el caso de Save, pero aún no ha respondido a nuestras preguntas.

“Realmente sentí que llegarían a mí, tarde o temprano”, dijo Save.

Socavar la narrativa oficial

Según el consejo electoral de Venezuela, bajo control de simpatizantes del gobierno, Maduro ganó su intento de reelección con algo más del 50% de los votos.

Pero la coalición opositora del país, así como observadores electorales de la ONU y del Centro Carter han cuestionado las cifras del consejo. Estados Unidos, la Unión Europea y varios otros países e instituciones multilaterales también han instado a Venezuela a publicar datos pormenorizados que muestren los resultados por colegio electoral.

Mientras tanto, la oposición venezolana ha publicado más del 80% de las actas impresas y recogidas de las máquinas de votación de todo el país, unos 25.000 documentos en total, gracias a voluntarios como los entrevistados por CNN.

Si bien parcial, la meticulosa documentación parece demostrar que el candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia, había derrotado de hecho a Maduro, según dijeron varios expertos a CNN.

Sin embargo, el precio por rebatir la versión gubernamental de las elecciones es alto. Aunque la publicación de los recuentos electorales está admitida por la ley venezolana, el gobierno de Venezuela ha acusado a la oposición de divulgar actas falsas, sin presentar ninguna prueba. La semana pasada, el fiscal general Tarek William Saab citó a González Urrutia para interrogarlo acusándolo de “usurpar” las funciones del Consejo Electoral.

Además de las detenciones generalizadas, decenas de activistas y periodistas han denunciado que el gobierno venezolano anuló sus pasaportes para impedirles salir del país, entre otras medidas de represión. La oficina de pasaportes de Venezuela no respondió a las preguntas de CNN.

Los voluntarios y los testigos electorales que recogieron los recuentos de las máquinas de votación han sido blancos específicos de la represión gubernamental, afirman los activistas.

“Todos los que participaron en nuestro esfuerzo están escondidos, aquí o en el extranjero”, dijo otra fuente de la oposición que participó en la recogida de los recuentos. “Las actas se convirtieron en criptonita porque demuestran que el gobierno miente”, dijo la fuente.

El candidato presidencial opositor González Urrutia y la líder opositora María Corina Machado también están escondidos. Maduro ha amenazado públicamente con detenerlos.

Una nueva vida en el extranjero

Más de siete millones de venezolanos han abandonado su país desde que Maduro llegó al poder en 2013, según la ONU. Los expertos temen que cientos de miles más puedan sumarse a ellos en los próximos meses.

El momento crítico para Save ocurrió el viernes 2 de agosto, cinco días después de las elecciones, dice. Cambiando de domicilio todos los días por miedo a ser detenida, conducía por una zona rural cuando su coche sufrió una avería. Poco después, apareció una patrulla de policía en moto.

Save contó a CNN que se escondió detrás de una choza mientras los transeúntes hablaban con la policía para ganarle tiempo. Después subió a una colina y pasó varias horas escondida entre plataneros.

“Realmente sentí que ese era mi día, estaba escondida allí, y estaba segura de que me atraparían y me llevarían al Helicoide”, dijo Save a CNN, señalando a la prisión de máxima seguridad de Caracas donde el gobierno de Maduro tiene recluidos a decenas de disidentes.
Varios días después, abandonó el país disfrazada.

“En un punto tuve que subirme a una motocicleta y usar cholas [sandalias] porque querían que pareciera una lugareña que conducía de regreso a casa, pero gracias a Dios funcionó, estoy afuera”, dijo a CNN.

Otro disidente contó a CNN que salieron de su casa en motocicleta y condujeron durante la noche, mientras se escondían y descansaban durante el día, después de que les avisaran de que las fuerzas de seguridad planeaban detenerlos.

“Cuando me dijeron que el gobierno venía a por mí, me largué. No empaqué nada: cuatro días en la carretera con un solo par de ropa interior”, dijo a CNN, pidiendo permanecer en el anonimato por miedo a represalias contra su familia, que se quedó en Venezuela.

En los últimos años, algunos países de América han aplicado restricciones a los viajeros venezolanos para frenar los flujos migratorios.

La mayoría de los activistas citados en este artículo dijeron a CNN que tenían la intención de regresar a Venezuela lo antes posible y no pretendían solicitar asilo en el extranjero.

Save está pensando en intentar llegar a Estados Unidos, donde reside actualmente un número creciente de políticos de la oposición exiliados. Pero que su verdadera esperanza es regresar a Trujillo, donde cree que la mayoría de la gente la apoya, incluso los soldados encargados de hacer cumplir el gobierno de Maduro.

“El Gobierno nunca imaginó que podríamos organizar a todo nuestro pueblo para esto. Ordenaron a los militares que no permitieran que nuestros testigos tomaran las actas, pero si conseguimos el 92% de ellas significa que esas órdenes no fueron obedecidas”, dijo. “El pueblo está con nosotros”.