El Papa Francisco asiste a una danza tradicional realizada por los alumnos de la Escuela Secundaria Técnica Caritas en Port Moresby el sábado.

(CNN) – El papa Francisco enfatizó la importancia de que la Iglesia Católica sirva a las comunidades marginadas al concluir su primer día completo en Papúa Nueva Guinea el sábado, como parte de una larga gira por Asia.

Dirigiéndose a los líderes de la iglesia en la capital, Puerto Moresby, les dijo que se centraran en las “periferias de este país” y en aquellos en las áreas urbanas más desfavorecidas.

Insistió en que la iglesia estaba comprometida a ayudar a quienes están heridos “moral y físicamente” debido a “prejuicios y supersticiones”. Según el grupo de derechos humanos Human Rights Watch, Papúa Nueva Guinea es uno de los lugares más peligrosos del mundo para las mujeres y las niñas, debido a las altas tasas de violencia sexual.

Francisco pronunció su discurso en la iglesia del Santuario de María Auxiliadora, donde la comunidad católica realiza diversas obras caritativas y educativas.

El papa Francisco llega a la Escuela Secundaria Técnica Caritas en Port Moresby este sábado.

Previamente había visitado la Escuela Secundaria Técnica de Cáritas, una escuela para chicas desfavorecidas, y los servicios de “pastoral de calle” y “Callan”, que trabajan con los más pobres y con personas con discapacidad.

Su decisión de visitar la escuela, que ofrece oportunidades educativas a las niñas, fue significativa dada la discriminación y la violencia que sufren las mujeres en Papúa Nueva Guinea. En el santuario, Francisco también escuchó los comentarios de dos mujeres que participan en el ministerio de la iglesia.

El papa Francisco asiste a una danza tradicional realizada por los alumnos de la Escuela Secundaria Técnica Caritas en Port Moresby el sábado.

El papa también habló de manera improvisada durante su discurso, insistiendo dos veces en que los obispos y sacerdotes de Papúa Nueva Guinea deben seguir el “estilo de Dios”, que es “cercanía, ternura y compasión”.

Al final, saludó a la multitud que se encontraba afuera de la iglesia y, hablando en inglés, les agradeció su paciencia antes de ofrecerles una bendición. También bromeó con ellos diciéndoles: “Oren por mí, y no contra mí”.

Francisco parecía de buen ánimo y dondequiera que iba era recibido tradicionalmente por grupos llegados de toda Papúa Nueva Guinea con coloridos trajes tribales, cantos y bailes.

Francisco de 87 años se encuentra actualmente en el viaje más largo de su pontificado: una visita maratónica de 12 días a cuatro países del sudeste asiático y el Pacífico Sur, que también incluye Timor Oriental y Singapur.