(CNN) – Cuando el arqueólogo Ludovic Slimak desenterró cinco dientes en un refugio rocoso en el valle del Ródano de Francia en 2015, fue inmediatamente obvio que pertenecían a un neandertal, los primeros restos intactos de la especie antigua que se descubren en ese país desde 1979.
Sin embargo, el hallazgo, apodado Thorin en honor a un personaje de “El Hobbit”, permaneció como un secreto bien guardado durante casi una década mientras Slimak y sus colegas desentrañaban el significado del descubrimiento, una tarea complicada que enfrentó a los expertos en ADN antiguo contra los arqueólogos.
“Nos enfrentamos a un problema importante”, dijo Slimak, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y la Universidad Paul Sabatier en Toulouse. “La genética estaba segura de que el neandertal al que llamamos Thorin tenía 105.000 años. Pero sabíamos por el contexto arqueológico (del espécimen) que tenía entre 40.000 y 50.000 años de antigüedad”.
“Lo que el ADN sugería no concordaba con lo que vimos”, añadió.
El equipo tardó casi 10 años en reconstruir la historia del neandertal, agregando un nuevo capítulo al misterio de larga data de por qué estos humanos desaparecieron hace unos 40.000 años.
La investigación, publicada el miércoles en la revista Cell Genomics, descubrió que Thorin pertenecía a un linaje o grupo de neandertales que habían estado aislados de otros grupos durante unos 50.000 años. Este aislamiento genético fue la razón por la que el ADN de Thorin parecía provenir de un período de tiempo anterior al que realmente lo hizo.
Hasta ahora, los genetistas pensaban que en el momento de la extinción había una población neandertal que era genéticamente homogénea, pero el nuevo estudio revela que al menos dos poblaciones estaban presentes en Europa occidental en ese momento, y vivían sorprendentemente cerca una de la otra.
“La población de Thorin pasó 50.000 años sin intercambiar genes con otras poblaciones neandertales”, dijo Slimak en un comunicado de prensa.
“Por lo tanto, tenemos 50 milenios durante los cuales dos poblaciones neandertales, que vivían a unos diez días de caminata una de la otra, coexistieron mientras se ignoraban por completo”.
Slimak dijo que el descubrimiento sugería que las comunidades neandertales eran pequeñas e insulares, factores que podrían ser clave para comprender su extinción porque el aislamiento generalmente se considera una desventaja evolutiva.
Una menor variación genética podría dificultar la adaptación al cambio climático o a las enfermedades, mientras que una menor interacción social entre los grupos dificulta el intercambio de conocimientos y tecnología.
“Eran felices en su valle y no necesitaban moverse, mientras que el Homo sapiens todo el tiempo quiere explorar, ver qué hay después de este río, después de esta montaña. (Tenemos) esta necesidad, esta necesidad de movernos y esta necesidad de construir una red social”, dijo Slimak.
Este patrón de poblaciones pequeñas, aisladas cultural y genéticamente entre sí, fue probablemente un factor importante detrás de la extinción de los neandertales, que ocurrió aproximadamente al mismo tiempo que el Homo sapiens llegó a Europa, explicó.
El ADN de los fósiles de Homo sapiens de esa época muestra que aquellos que llegaron primero se cruzaron con los neandertales; los rastros de esos encuentros permanecen en las poblaciones humanas actuales. Sin embargo, no se ha encontrado evidencia genética correspondiente de ese mestizaje en los fósiles neandertales de esa época, incluidos los restos de Thorin, señaló el estudio.
Cualquier comportamiento que llevó a esta falta de mezcla genética por un lado, junto con poblaciones neandertales pequeñas y aisladas como la que identificaron Slimak y sus colegas, probablemente contribuyó a la desaparición de los neandertales, dijo Chris Stringer, líder de investigación en evolución humana en el Museo de Historia Natural de Londres, que no participó en el estudio.
“Sean cuales sean las razones de este desequilibrio (¿social, biológico?), contribuyó a la desaparición de los últimos neandertales, ya que sus poblaciones, de por sí pequeñas, perdían individuos en edad reproductiva ante otras especies sin que se produjera ninguna reposición a cambio”, comentó Stringer por correo electrónico.
“Sumado a la competencia económica de los recién llegados por los recursos, esto podría haber sido una receta para el colapso demográfico”.
Se desconoce si el esqueleto completo de Thorin está enterrado en la Grotte Mandrin, como se conoce al refugio rocoso en el valle del Ródano cerca de Malataverne, Francia. Los restos se encontraron cerca de la superficie en un terreno blando e inestable, y la excavación continúa lentamente, indicó Slimak, con los arqueólogos sacando “un grano a la vez”. Tampoco está claro si el espécimen, que es masculino, fue enterrado deliberadamente o no.
Los arqueólogos han excavado más restos de Thorin: 31 dientes, parte de la mandíbula y cinco huesos de los dedos, hasta ahora. La forma de sus dientes es típica de un neandertal, pero tenía dos molares inferiores adicionales, un rasgo que a veces sugiere una población endogámica, señaló el estudio.
Misterio genético resuelto
El análisis genético inicial sugirió que Thorin era mucho más antiguo porque su genoma era distinto al de otros neandertales posteriores, parecido al de los humanos antiguos que vivieron hace más de 100.000 años.
Para entender los orígenes de Thorin y confirmar la edad de sus restos, el equipo analizó los isótopos químicos en sus huesos y dientes para inferir en qué tipo de clima vivía con base en el agua que habría bebido y otros factores. Un neandertal en Europa hace 105.000 años habría disfrutado de un clima mucho más cálido que uno que vivió hace 45.000 años durante la Edad de Hielo.
“Trabajamos durante siete años para averiguar quién estaba equivocado: los arqueólogos o los genómicos”, dijo Slimak en el comunicado de prensa.
Slimak ha estado involucrado en la excavación de Grotte Mandrin durante más de tres décadas y ha realizado una serie de hallazgos emocionantes en el refugio rocoso. Es el único yacimiento conocido que albergó grupos alternados de Homo sapiens y neandertales, además de la evidencia más antigua del uso del arco y la flecha fuera de África.
“La cueva Mandrin sigue deparando sorpresas”, afirmó Stringer.