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¿Es el calentamiento global el responsable de las situaciones climáticas extremas?
03:45 - Fuente: CNN

(CNN) – Todo comenzó con un glaciar en deshielo que provocó un enorme deslizamiento de tierra, el cual desencadenó un megatsunami de 200 metros de altura en Groenlandia el pasado septiembre. Luego ocurrió algo inexplicable: una vibración misteriosa que sacudió el planeta durante nueve días.

Durante el último año, decenas de científicos de todo el mundo han intentado descifrar qué era esa señal.

Ahora tienen una respuesta, según un nuevo estudio publicado en la revista Science, que proporciona otra advertencia de que el Ártico está entrando en “aguas desconocidas” a medida que los humanos empujan las temperaturas globales cada vez más arriba.

Algunos sismólogos pensaron que sus instrumentos estaban rotos cuando comenzaron a detectar vibraciones en el suelo en septiembre, dijo Stephen Hicks, coautor del estudio y sismólogo en el University College de Londres.

No era la rica orquesta de tonos altos y retumbos que podría producir un terremoto, sino más bien un zumbido monótono, dijo a CNN. Las señales de terremotos tienden a durar minutos; esta duró nueve días.

Hicks estaba desconcertado, era “completamente sin precedentes”, dijo.

Icebergs a la deriva en el fiordo de Scoresby Sound, en el este de Groenlandia, en 2023.

Los sismólogos rastrearon la señal hasta el este de Groenlandia, pero no pudieron identificar una ubicación específica. Así que contactaron a colegas en Dinamarca, quienes habían recibido informes de un tsunami provocado por un deslizamiento de tierra en una parte remota de la región llamada Fiordo Dickson.

El resultado fue una colaboración de casi un año entre 68 científicos de 15 países, quienes revisaron datos sísmicos, satelitales y en el terreno, así como simulaciones de olas de tsunami para resolver el enigma.

Lo que ocurrió se llama un “peligro en cascada”, dijo Svennevig, y todo comenzó con el cambio climático causado por el hombre.

Durante años, el glaciar en la base de una enorme montaña de casi 1.200 metros de altura sobre el Fiordo Dickson había estado derritiéndose, como muchos glaciares en el Ártico mientras éste se calienta a un ritmo acelerado.

A medida que el glaciar se iba achicando, la montaña se volvía cada vez más inestable hasta que finalmente colapsó el 16 de septiembre del año pasado, enviando suficiente roca y escombros al agua como para llenar 10.000 piscinas olímpicas.

El subsiguiente megatsunami —uno de los más grandes en la historia reciente— desencadenó una ola que quedó atrapada en el sinuoso y estrecho fiordo durante más de una semana, balanceándose de un lado a otro cada 90 segundos.

El fenómeno, llamado “seiche”, se refiere al movimiento rítmico de una ola en un espacio cerrado, similar al agua que salpica hacia adelante y hacia atrás en una bañera o taza. Uno de los científicos incluso intentó (y falló) recrear el impacto en su propia bañera.

La montaña en el fiordo Dickson, al este de Groenlandia, el 12 de agosto de 2023 antes del deslizamiento de tierra.

Aunque los seiches son bien conocidos, los científicos no tenían idea de que pudieran durar tanto tiempo.

“Si hubiera sugerido hace un año que un seiche podría durar nueve días, la gente hubiera sacudido la cabeza y me hubiera dicho que es imposible”, dijo Svennevig, quien comparó el descubrimiento con encontrar de repente un nuevo color en un arcoiris.

Fue este seiche el que creó la energía sísmica en la corteza terrestre, descubrieron los científicos.

Es tal vez la primera vez que los científicos observan directamente el impacto del cambio climático “en el suelo bajo nuestros pies”, dijo Hicks. Y ningún lugar fue inmune; la señal viajó desde Groenlandia hasta la Antártida en aproximadamente una hora, agregó.

Nadie resultó herido en el tsunami, aunque arrasó sitios de patrimonio cultural de siglos de antigüedad y dañó una base militar vacía. Pero este tramo de agua está en una ruta comúnmente utilizada por cruceros. Si hubiera habido alguno allí en ese momento, “las consecuencias habrían sido devastadoras”, escribieron los autores del estudio.

El este de Groenlandia nunca había experimentado un deslizamiento de tierra y un tsunami como este antes, dijo Svennevig. Muestra que nuevas áreas del Ártico también están experimentando este tipo de eventos climáticos, agregó.

A medida que el Ártico continúa calentándose —en las últimas décadas, la región se ha calentado cuatro veces más rápido que el resto del mundo— los megatsunamis provocados por deslizamientos de tierra pueden volverse más comunes y con consecuencias mortales.

En junio de 2017, un tsunami en el noroeste de Groenlandia mató a cuatro personas y arrasó casas. La amenaza va más allá de Groenlandia, dijo Svennevig; fiordos de forma similar existen en otras regiones, incluyendo Alaska, partes de Canadá y Noruega.

Lo que ocurrió en Groenlandia el pasado septiembre “demuestra una vez más la desestabilización continua de grandes pendientes montañosas en el Ártico debido al calentamiento climático amplificado”, dijo Paula Snook, geóloga de deslizamientos de tierra en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Noruega Occidental, quien no participó en el estudio.

Recientes avalanchas de rocas en el Ártico, así como en regiones alpinas, son “una señal alarmante”, dijo a CNN. “Estamos descongelando suelos que han estado en un estado frío y congelado durante muchos miles de años”.

Aún queda mucho por investigar sobre las avalanchas de rocas, que también son afectadas por procesos naturales, advirtió Lena Rubensdotter, investigadora del Servicio Geológico de Noruega, quien tampoco participó en el estudio.

Sin embargo, agregó, es “lógico asumir que veremos colapsos de rocas más frecuentes en pendientes de permafrost a medida que el clima se calienta en las regiones árticas”.

El descubrimiento de fenómenos naturales que se comportan de maneras aparentemente antinaturales destaca cómo esta parte del mundo está cambiando de maneras inesperadas, dijo Svennevig.

“Es una señal de que el cambio climático está empujando estos sistemas hacia aguas desconocidas”.