Soldados de Estados Unidos preparan un vehículo en la isla de Shemya como parte de una operación de proyección de fuerza el 13 de septiembre. Spc. Brandon Vasquez/Ejército de EE.UU.

(CNN) – Soldados del Ejército estadounidense fueron desplegados la semana pasada en una remota isla al sureste de Alaska como parte de una “operación de protección de fuerzas” en medio de un previsible aumento de las maniobras militares rusas y chinas en la región, según un comunicado del Ejército.

El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (Norad) interceptó aviones militares rusos que volaban cerca de Alaska en cuatro ocasiones durante la semana pasada, mientras Rusia realizaba maniobras militares en la zona.

El Ejército envió elementos de la 11ª División Aerotransportada a la isla de Shemya, Alaska, el 12 de septiembre, en respuesta a los simulacros previstos como muestra de “fuerza preparada y letal”, según el comunicado del Ejército. La división es conocida como los “Arctic Angels” y normalmente están estacionados en la base conjunta Elmendorf-Richardson y Fort Wainwright en Alaska.

“A medida que aumenta el número de ejercicios de adversarios en torno a Alaska y en toda la región, incluida la patrulla conjunta de bombarderos ruso-chinos de junio, la operación en la isla de Shemya demuestra la capacidad de la división para responder a los acontecimientos en el Indo-Pacífico o en todo el mundo, con una fuerza lista y letal en cuestión de horas”, dijo el mayor general de división Joseph Hilbert, comandante general de la 11ª División Aerotransportada.

Hasta ahora, los aviones rusos no han entrado en el espacio aéreo soberano de EE.UU. o Canadá, dijo el Norad, pero el Pentágono ha estado siguiendo los ejercicios.

“Estas actividades no son inusuales y no se consideran una amenaza”, declaró el lunes Sabrina Singh, vicesecretaria de Prensa del Pentágono. “EE.UU. ha estado rastreando estos ejercicios planeados durante algún tiempo, y no representan ninguna amenaza para el territorio de EE.UU. o la alianza de la OTAN”.

Aunque el nuevo despliegue estadounidense no es una señal de una escalada significativa de las tensiones, las relaciones con los dos principales adversarios militares de Estados Unidos siguen siendo tensas, sobre todo mientras continúa la guerra de Ucrania. Y aunque la administración Biden ha trabajado para reanudar las comunicaciones de alto nivel con China, incluso entre líderes militares, Beijing sigue siendo el principal competidor militar de Estados Unidos.

Gestionar las relaciones con ambas naciones será un reto clave independientemente de quién gane las elecciones presidenciales en noviembre.

El candidato republicano a la presidencia, el expresidente Donald Trump, ha dado a entender que adoptará un enfoque diferente al de la administración Biden-Harris, sugiriendo que resolverá la guerra entre Rusia y Ucrania cuando asuma el cargo.

Y a principios de esta semana, sugirió que China y Rusia no son necesariamente adversarios de Estados Unidos.

“No sé si son enemigos”, dijo el lunes, sugiriendo que, si es elegido, se llevará “muy bien” con ambos países.

Durante una conversación en X Spaces, a propósito del lanzamiento de un nuevo negocio de criptodivisas, a Trump le preguntaron si pensaba que había “una fuerza que buscara llegar” hasta él tras el segundo aparente intento de magnicidio.

“Bueno, tienes una fuerza de izquierda radical. Y tenemos fuerzas, ya sabes, yo digo que tenemos mucha maldad en el mundo. El mundo es un lugar desagradable, y se puede ver con algunas de las cosas que han sucedido. Nos han tratado, creo, muy injustamente, pero me ha ido muy bien. Es un país increíble en algunos aspectos, pero tenemos fuerzas malignas”, dijo Trump.

El expresidente continuó: “Tienes fuerzas externas con enemigos, y ya sabes, los llamas Rusia, China, varios lugares, no sé si son enemigos. Creo que nos llevaremos muy bien con China. Creo que nos llevaremos muy bien con Rusia. Quiero que Rusia llegue a un acuerdo con Ucrania y detenga esto”.