(CNN) – Hace casi tres décadas, Richard Hays, ministro de la Iglesia Metodista Unida y próximo decano de la Facultad de Teología de Duke, escribió lo que rápidamente se convirtió en el argumento cristiano tradicionalista de referencia contra el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Ahora, Hays dice que cambió de opinión.
En un giro radical, uno de los estudiosos del Nuevo Testamento más destacados e influyentes del último siglo se disculpa por su postura anterior, escribiendo en un nuevo libro, “The Widening of God’s Mercy” (“La expansión de la misericordia de Dios”), que siente “profundamente” el dolor causado a las personas LGBTQ que han sido excluidas de las iglesias cristianas.
“Quiero arrepentirme de lo que escribí antes”, me dijo Richard Hays en una entrevista junto a su hijo y coautor, Christopher Hays. “Mi postura actual sobre la cuestión es que la Escritura, leída como narración, ofrece una visión de un Dios dinámico y personal, que puede sorprendernos constantemente remodelando lo que creíamos conocer como asuntos asentados”.
“Era, pensé, lo que había que decir para ponerme en paz con Dios y con mis hermanos y hermanas de la Iglesia”, dijo Hays sobre su cambio de opinión. “Toda la historia de la Biblia, creo, nos convoca regularmente a todos a la práctica del arrepentimiento”.
Durante casi tres décadas, el histórico análisis de Hays sobre la homosexualidad en su libro de 1996, “The Moral Vision of the New Testament”, (“La visión moral del Nuevo Testamento”), ha sido citado en seminarios evangélicos y estudios tradicionalistas de todo el país. Y, como cristiano gay que soy, he perdido la cuenta de cuántas veces he leído su capítulo sobre la homosexualidad, o me lo han indicado pastores y responsables eclesiásticos, en los 12 años transcurridos desde que revelé mi homosexualidad.
Ahora, Hays dice que lamenta cómo, a su parecer, algunos cristianos utilizaron su obra para marginar y excluir a las personas LGBTQ de la iglesia cristiana. “Esa postura ha sido, yo diría, utilizada como arma, no creo que sea una palabra demasiado fuerte, por personas del lado conservador de las iglesias evangélicas que la utilizan como munición para actuar de lo que supongo que se describe con razón como formas opresivas hacia los gays y las lesbianas”.
Como hijo de pastor de los suburbios de Grand Rapids, Michigan, la iglesia era como un segundo hogar para mí cuando crecía. Tocaba el piano en los servicios religiosos, representaba personajes durante la Escuela Bíblica de Vacaciones en los veranos y cambiaba las letras congeladas del letrero de la iglesia en los nevados inviernos de Michigan.
Pero poco a poco fui descubriendo que era gay, una revelación aterradora y estremecedora que creía que amenazaba con derrumbar todo mi mundo.
Mi fe y mi iglesia me importaban. Me gradué en una universidad perteneciente a una religión. Inicié mi carrera periodística en la revista de nuestra iglesia. Me sumergí en la historia de la creación, la caída y la redención de Dios para todas las personas y para el mundo. El amor y la gracia de Dios hacia mí eran, y siguen siendo, fundamentales para mi forma de ver quién soy. Pero ser gay parecía poner todo eso en peligro.
A diferencia de otros argumentos progresistas que tratan de desentrañar los seis pasajes bíblicos más conocidos que parecen condenar la intimidad entre personas del mismo sexo, Hays y su hijo adoptan un enfoque muy diferente.
“Necesitamos leer la Biblia como una narrativa, y tomar sus historias como formativas de nuestro carácter y de nuestro papel como lectores e intérpretes del texto”, me dijo Richard Hays. “Tenemos que retroceder un paso y decir: ¿por qué se toma esta prohibición concreta como normativa, pero se desprecian otros pasajes, incluidos los que describen lo que hay que hacer cuando se tienen esclavos?”.
“Mi exégesis de esa media docena de pasajes no ha cambiado. Creo que la Biblia dice lo que dice, y desaprueba el sexo homosexual, y punto”, me dijo Hays. “Pero hay una selectividad muy arbitraria en elegir esos dos versículos del Levítico como fundamento de una opinión sobre este tema”.
Hays dijo que varias cosas le llevaron a reconsiderar sus opiniones sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un factor clave fue la visión de un Dios dinámico que está dispuesto a cambiar de opinión y a ampliar la gracia de Dios para incluir cada vez a más personas. Afirmó que esto estaba respaldado por sus propias experiencias de la vida real con personas creyentes del colectivo LGBTQ que demostraban los atributos de personas que viven en conformidad con el Espíritu.
Christopher Hays, hijo y coautor de Richard, que es profesor de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Fuller de Pasadena, California, se mostró de acuerdo.
“Tenemos un argumento muy fuerte en la Biblia, como en Isaías 43, donde Dios dice: ‘Mira, estoy haciendo algo nuevo. ¿No lo percibes?’ Y por eso se plantea constantemente la cuestión de si la gente puede seguir el ritmo de las cosas nuevas que Dios está haciendo”, dijo. “Sigues leyendo la Biblia y dices, en realidad, ésta no es la historia que yo veo de quién es Dios y de lo que Dios quiere”.
Christopher también dijo que cree que los autores de la Biblia no tenían en mente las relaciones actuales entre personas del mismo sexo cuando escribieron las Escrituras. “No creemos que eso sea lo mismo que lo que quería decir Pablo o lo que querían decir los autores de la Torá en las leyes”, dijo.
“Estoy orgulloso de mi padre”, añadió Christopher. “Siento que su corazón siempre ha sido más amable, más suave y más gentil que cómo se ha tomado ese capítulo. Así que estoy orgulloso de él por haber servido de modelo para la gente de ahí fuera sobre cómo pueden cambiar de opinión con gracia”.
El sorprendente cambio de postura de Hays ha suscitado duras críticas de los conservadores. El presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur, Al Mohler, lo calificó de “revuelta doctrinal total” y de “llamamiento a la rendición teológica completa”. El académico conservador Robert Gagnon dijo que Hays había “caído en la herejía”, tachando su argumento de “disparate”.
El académico tradicionalista más moderado Preston Sprinkle, que dirige el Centro para la Fe, la Sexualidad y el Género, escribió: “La cuestión teológica y ética fundamental en este debate es si la diferencia de sexo es una parte esencial de lo que es el matrimonio. Esta cuestión nunca se menciona, y mucho menos se responde, en ‘The Widening of God’s Mercy’”.
Pero Christopher Hays rechaza las críticas. “Creo que tienen razón al preocuparse por el libro si quieren mantener el poder del modo en que lo han hecho”, dijo. “No está escrito para Preston Sprinkle y la gente que está en esta lucha todo el tiempo”, continuó. “Es un libro mucho más básico y fundamental”.
Los cristianos progresistas, como Matthew Vines, que dirige un grupo cristiano de defensa pro-LGBTQ llamado Reformation Project, aplaudieron el cambio de opinión de Hays.
“Estoy profundamente agradecido de que Richard Hays no sólo haya cambiado de opinión, sino que además haya decidido escribir sobre ello públicamente a pesar de la reacción violenta que sabía que generaría”, declaró a CNN. “Estoy encantado de que ahora preste su voz a la causa de la inclusión del colectivo LGBTQ en la Iglesia”.
Como miembro de la Iglesia Cristiana Reformada de Norteamérica, una pequeña denominación protestante de un cuarto de millón de miembros repartidos por Estados Unidos y Canadá, conozco bien la enseñanza de mi iglesia de que sentirse atraído por el mismo sexo no es pecado, pero que las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo lo son. Después de aceptar mi homosexualidad cuando era estudiante en la universidad de mi iglesia, pasé por periodos de depresión mientras luchaba con esa postura durante varios años.
Pero, con el tiempo, también me convencí de que Dios y las Escrituras aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo, en definitiva, porque creo que la obra redentora de Dios dirige la institución del matrimonio hacia nuestras identidades en Cristo de una forma nueva que cumple, en lugar de limitarse a reiterar, la obra de Dios en la creación.
Mi iglesia institucional, sin embargo, ha adoptado un enfoque diferente. Nuestra asamblea anual votó recientemente consagrar la oposición de nuestra iglesia al matrimonio entre personas del mismo sexo como confesional, exigiendo no sólo su cumplimiento, sino el acuerdo de conciencia de todos los pastores, ancianos, diáconos y miembros. Mi padre, pastor y miembro durante seis décadas, abandonó el sínodo en señal de protesta.
El Seminario Teológico Fuller, donde Christopher Hays es profesor, también exige el acuerdo con una declaración de fe que se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo. Una alta funcionaria fue despedida de la escuela en febrero tras negarse a firmar la declaración, según Religion News Service.
“No estoy preocupado por mi empleo en este momento”, me dijo Christopher. “Quería escribir este libro para asegurarme de que había espacio para la conversación en los lugares donde estoy y en todos los lugares del país donde se están produciendo conversaciones similares”.
Fuller dijo en un comunicado que el libro representa las opiniones del autor, no la postura del seminario. “Fuller siempre ha abordado temas difíciles con reflexión y fidelidad, y seguiremos haciéndolo”, declaró el presidente del seminario, David Emmanuel Goatley.
Otros grupos religiosos han ido incluso más lejos: la Convención Bautista del Sur y la Iglesia Presbiteriana en América (PCA) han condenado la mera identificación con una orientación homosexual, aunque se permanezca soltero. La PCA expulsó al pastor gay célibe Greg Johnson y a su iglesia de Saint Louis hace dos años. La CBS también ha expulsado en los últimos años a múltiples iglesias que afirman la orientación LGBTQ.
Pero las tendencias demográficas están por llegar a un punto de choque con los jóvenes que acuden a las iglesias. Aunque el apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo se ha estancado en los últimos años, según encuestas recientes de Gallup, más de uno de cada cinco estadounidenses de la Generación Z se identifica como parte del colectivo LGBTQ, y casi el 90% de los estadounidenses menores de 30 años apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En última instancia, estoy profundamente agradecido de que mis propios temores a ser rechazado por mis amigos más íntimos y mi familia no se hayan hecho realidad, aunque sé que otros se han enfrentado a eso y a cosas peores. Yo y muchos de mis amigos más cercanos, que amamos tanto a Dios como a las personas LGBTQ, estamos intentando navegar por ese tira y afloja, incluso mientras las instituciones cristianas más formativas de mi vida me mantienen a distancia.
El cambio de opinión de Hays ciertamente no zanjará el debate entre los cristianos cuando se trata del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero espero que haga que quienes se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo al menos se detengan y se pregunten: ¿hay un camino dentro de la religión que dé cabida a personas como yo?
En cuanto a Richard Hays, dice que espera que los cristianos que hayan leído su libro anterior se acerquen a su nueva obra con la mente abierta. “Sólo espero que la gente no emita juicios prematuros”, dijo. “Espero que la gente que está consternada por este libro lo lea realmente”.