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¿Puede Milei sostener la baja de la inflación en Argentina?
04:30 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Científicos argentinos reconocidos en el mundo están armando las valijas para irse del país. El impacto del desfinanciamiento de los últimos meses “gatilló” —relata Pablo Manavella a CNN— “la decisión de migrar a España a principios de este año”.

Manavella es bioquímico, doctorado en Biología y fue contratado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), un organismo público español dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, en el marco de un programa de atracción de talentos internacionales para continuar con sus estudios de moléculas de ARN en plantas.

Alejandro Díaz-Caro es investigador en informática cuántica. Existe en su materia una carrera internacional entre países para ser el primero en desarrollar la computadora cuántica de tamaño convencional. Su estudio está orientado a la teoría y también hay investigadores que se dedican a ramas más aplicadas. En pocos días se muda a Francia, convocado por una entidad estatal para continuar con su trabajo.

En Argentina, el único ayudante de doctorado de Díaz-Caro pagado por entidades públicas se quedó sin financiamiento. “Mis opciones son dejar de hacer investigación e ir al polo científico todos los días con un cartel a reclamar o dejar mi país y seguir investigando afuera”, dice. Eligió la segunda.

Según la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt), el presupuesto para 2024 se redujo un 30% con respecto del 2023. Pero, además del desfinanciamiento, denuncian que los ingresos al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) se encuentran frenados y que tampoco se reponen las bajas por renuncias, jubilaciones o decesos, que estiman rondan en 400 cupos.

Semanas atrás, el presidente de Argentina, Javier Milei, acusó a la comunidad científica de ser parte del “partido del Estado”, de “la casta”. “Creen que tener una titulación académica los vuelve seres superiores y por ende todos debemos subsidiarles la vocación”. Y los desafió: “Si tan útiles creen que son sus investigaciones, los invito a salir al mercado, como cualquier hijo del vecino, investiguen, publiquen un libro y vean si a la gente le interesa o no, en lugar de esconderse canallescamente detrás de la fuerza coactiva del Estado”.

María Laura Romero es doctora en Letras y relata el exigente proceso para aplicar a la carrera de investigador del Conicet. “Para presentarte tenés que ser doctorado o posdoctorado, incluso. Específicamente en la carrera de Letras hay que tener alrededor de 10 publicaciones en revistas científicas de grupo 1 que son las de mayor categoría. Yo entré con 18”, dice. Actualmente, forma parte de los 833 seleccionados para la convocatoria 2022 que, desde septiembre de 2023, esperan ser efectivizados.

Jorge Geffner es integrante de la comisión de la Raicyt. Es doctor en Bioquímica, investigador superior del Conicet y se dedica a estudiar la cura del sida. En conversación con CNN dice que al desfinanciamiento se suma la crisis de los salarios.

Un cartel que exige "No al cierre del CONICET" en una ventana de la sede del Consejo Nacional de Ciencias Científicas y Técnicas el 23 de noviembre de 2023 en Buenos Aires, Argentina.

“Es muy triste lo que está pasando. En el mundo reclutan científicos argentinos porque son muy buenos”, dice Pablo Manavella. No es la primera vez que el doctor en Biología vive fuera del país. Hizo su posdoctorado con una beca en Alemania y volvió al país en 2014, a través de un programa de repatriación de científicos. Desde entonces, nunca dejó de recibir ofertas del extranjero para desarrollar sus investigaciones, pero eligió apostar a su país.

En marzo de este año, el propio Conicet difundió los resultados del ranking Scimago 2024 que ubica al organismo como la mejor institución gubernamental de ciencia de América Latina y la número 20 entre las de investigación de todo el mundo.

Desde Europa, donde reside actualmente, Manavella advierte que cada vez van a ser más los que abandonen Argentina. “Muchas veces me da la impresión de que se considera a la ciencia casi como un bien cultural y no como una necesidad”, afirma.

Sin embargo, una encuesta realizada por el observatorio Pulsar de la Universidad de Buenos Aires, especializado en el estudio de la opinión pública, refleja que el 85% de los argentinos consultados no están de acuerdo en reducir la inversión en ciencia y tecnología. La muestra de 1.250 se realizó en junio de este año y tiene un margen de error de ± 2,8%.

Ver archivo adjunto, página 2. La encuesta ya fue aprobada por el depto. de encuestas.

“Si queremos salir de las crisis constantes que tenemos, el país tiene que desarrollarse al punto de industrializarse, si no siempre vamos a depender de otros y vamos a ser solo productores de materia prima”, remata.