(CNN) –– Los huracanes ya no son lo que eran y a medida que el planeta se calienta se transforman en algo más peligroso: se intensifican más rápido, producen más lluvias y generan marejadas ciclónicas más grandes.
Para protegernos de estas amenazas crecientes, los investigadores afirman que la preparación para los huracanes y la forma en que las personas perciben las tormentas también deben cambiar de manera proactiva.
“Queremos asegurarnos de que la gente no se confíe, (sepa) que estas tormentas se intensifican más debido al cambio climático y que se lo toman en serio”, dijo a CNN Jaclyn Rothenberg, directora de asuntos públicos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.
¿Evacuar o quedarse en el lugar?
Más del 90% del calentamiento global de los últimos 50 años se produjo en los océanos. Los huracanes están aprovechando al máximo la energía adicional y se fortalecen con mayor rapidez (y, a veces, justo antes de tocar tierra).
La rápida intensificación les está dando a las personas poco o ningún tiempo para evacuar; los funcionarios y los residentes costeros que podrían esperar un huracán de categoría 1 cuando se fueron a dormir pueden despertarse con uno de categoría 3.
Esto ocurrió con varios huracanes en los últimos años, entre ellos el huracán Ian, que devastó la costa suroeste de Florida.
Los gestores de emergencias pueden no ordenar evacuaciones porque los huracanes se intensifican rápidamente después de que se cierra la ventana de evacuación, dijo Samantha Montano, investigadora de desastres en la Academia Marítima de Massachusetts.
Ahora es más frecuente que los residentes de las zonas costeras se refugien en sus casas.
“No hemos dedicado los recursos y el tiempo necesarios para determinar la forma más efectiva de preparar al público para que comprenda cómo es realmente refugiarse en un lugar ante un huracán potencialmente importante”, dijo Montano a CNN.
Eso significa tener suficiente comida y agua para un período prolongado en caso de cortes de energía. También puede significar tener un generador de respaldo, así como un cargador solar para su teléfono si puede permitírtelo, agregó Montano.
Prepararse para algo más que un huracán
Las temperaturas se dispararon en Texas después de que el huracán Beryl tocara tierra este verano. El índice de calor se disparó a más de 37,7 ºC mientras aproximadamente 2,2 millones de clientes se quedaron sin electricidad y, algo relevante, sin aire acondicionado.
Los hospitales se vieron rápidamente desbordados de gente que sufría dolencias causadas por el calor.
Repensar los planes de preparación que tienen en cuenta otros desastres extremos requiere “diferentes niveles de toma de decisiones”, dijo Andrew Kruczkiewicz, investigador principal de la Escuela de Clima de la Universidad de Columbia. Prepárate como si fueras a quedarte atrapado en un lugar más tiempo del previsto, explicó Kruczkiewicz.
Abastécete de alimentos no perecederos y guárdalos en un lugar que no corra riesgo de inundaciones. Asegúrate de tener también artículos básicos adicionales y un botiquín de primeros auxilios.
“Esta expectativa que históricamente hemos tenido en Estados Unidos de que no pasarán más de 72 horas hasta que llegue la ayuda ya no es estrictamente el caso”, dijo Montano. “Por lo tanto, la gente debe asegurarse de tener, en la medida de sus posibilidades, tantos suministros como sea posible”.
Por último, conoce dónde instalan refugios las autoridades en tu comunidad. Estos refugios podrían proporcionar las necesidades básicas para sobrevivir, como aire acondicionado, alimentos y un lugar seguro para dormir.
Respetar las categorías más bajas
Las categorías de huracán se basan en la velocidad del viento de la tormenta y no dicen nada sobre su marejada ciclónica o riesgo de inundación.
“El tipo de impacto que estamos viendo, incluso si hablamos de categoría 1, es diferente ahora”, dijo Kruczkiewicz, quien señaló que las tormentas de categoría 1 ahora traen lluvias intensas y también pueden generar marejadas ciclónicas generalizadas.
Las personas necesitan desmontar su “percepción y orgullo, pensando que podemos manejarlo” cuando la tormenta es de categoría baja, agregó.
“Las medidas que podemos adoptar todavía pueden ser adecuadas, pero es posible que haya que mejorarlas de otras maneras”, afirmó Kruczkiewicz.
Reconsiderar de dónde se obtiene la información
Con tantas fuentes diferentes de noticias e información, “descentralizar y democratizar la información es importante”, dijo Njoki Mwarumba, profesor adjunto de gestión de emergencias en la SUNY Empire State University, “pero tiene que ser confiable”.
Al hacerlo, Kruczkiewicz señaló que hay que ir más allá y plantearse las siguientes preguntas: “¿Por qué utilizo esta fuente de datos? Tal vez utilice mi aplicación de iPhone para consultar el tiempo día a día, pero ¿es realmente la mejor aplicación cuando tengo que tomar decisiones de vida o muerte para mi familia sobre cómo prepararse?”.
Los expertos dicen que es urgente que la gente escuche a los administradores de emergencias locales y vigile el pronóstico del tiempo y la información proveniente del Centro Nacional de Huracanes o el Servicio Meteorológico Nacional.
“Conoce tu fuente (de información)”, dijo Kruczkiewicz. “Y tómala muy en serio”.