La familia de Shah Nawaz -madre Rehmat Kunbhar (izquierda), esposa Niamat Bibi (centro) e hija Hareem Nawaz (derecha)- habla con los medios de comunicación en su residencia de Umerkot, distrito de la provincia paquistaní de Sindh, el 21 de septiembre.

(AP) – El gobierno de Pakistán afirmó este jueves que la Policía había orquestado el asesinato de un médico que se encontraba bajo custodia tras ser acusado de blasfemia. Los agentes mintieron sobre las circunstancias de su muerte, afirmando que había muerto en un tiroteo entre la Policía y hombres armados, dijo un ministro provincial.

Es la primera vez que el gobierno acusa a las fuerzas de seguridad de lo que, según la familia del médico y grupos de derechos humanos, fue una ejecución extrajudicial llevada a cabo por la Policía.

El médico, Shah Nawaz, de la provincia meridional de Sindh, se había entregado a la Policía la semana pasada en el distrito de Mirpur Khas, tras recibir garantías de que se le daría la oportunidad de demostrar su inocencia.

Días antes, en la ciudad de Umerkot, una turba afirmó que había insultado al profeta Mahoma y compartido contenido blasfemo en las redes sociales, y exigió su detención. La turba también quemó la clínica de Nawaz.

Según el ministro del iInterior de la provincia, Ziaul Hassan, una investigación del gobierno concluyó que Nawaz murió poco después de entregarse a las autoridades en lo que fue un “falso encuentro” organizado por las fuerzas de seguridad.

No hubo tiroteo con hombres armados, como había afirmado la Policía, dijo Hassan a los periodistas en una rueda de prensa en Karachi, ciudad portuaria del sur del país, y añadió que la familia de Nawaz podrá presentar cargos de asesinato contra los Policías que lo mataron.

Horas después de que Nawaz recibiera un disparo mortal y su cuerpo fuera entregado a su familia, una turba se lo arrebató al padre y lo quemó.

La declaración de Hassan respaldó las alegaciones de la familia de Nawaz a principios de esta semana.

Las acusaciones de blasfemia, a veces incluso simples rumores, pueden desencadenar disturbios y desmanes en Pakistán. Aunque son frecuentes los asesinatos de sospechosos de blasfemia a manos de las turbas, son raras las ejecuciones extrajudiciales a manos de la Policía.

Ojo por ojo

En virtud de la controvertida legislación paquistaní sobre la blasfemia, cualquier persona declarada culpable de insultar al Islam o a figuras religiosas islámicas puede ser condenada a muerte, aunque las autoridades aún no han ejecutado ninguna sentencia de muerte por blasfemia.

El padre de Nawaz dio las gracias al gobierno por respaldar a la familia y exigió que los asesinos de su hijo se enfrenten a la justicia según el concepto de “ojo por ojo” de la sharia, o ley islámica.

“Solo tenemos una petición: los agentes de Policía que escenificaron el asesinato de mi hijo […] también deben morir de la misma manera”, declaró el padre de Nawaz, Mohammad Saleh.

Saleh dijo por teléfono a The Associated Press que agradecía todo el apoyo recibido por la familia y a todos los que condenaron a los clérigos extremistas que habían enfurecido a la multitud con llamamientos a matar a su hijo.

“Los que mataron a mi hijo deben ser castigados rápidamente para que otros aprendan la lección y no vuelvan a cometer ejecuciones extrajudiciales en el futuro”, declaró Rehmat Kunbar, madre de Nawaz.

Añadió que su hijo ya no puede volver con ella, pero que quiere salvar a los hijos de otros padres de las manos de los extremistas.

La muerte de Nawaz fue el segundo caso de ejecución extrajudicial a manos de la Policía este mes en Pakistán.

Una semana antes, un agente abrió fuego en el interior de una comisaría de la ciudad suroccidental de Quetta, hiriendo mortalmente a Syed Khan, sospechoso detenido por acusaciones de blasfemia.

Khan fue detenido después de que los agentes lo rescataran de una turba enfurecida que afirmaba que había insultado al profeta del Islam. Pero fue asesinado por un agente de Policía, Mohammad Khurram, que fue detenido rápidamente. Sin embargo, la tribu y la familia del asesinado dijeron más tarde que habían perdonado al agente.