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Nueva York (CNN) – Los trabajadores portuarios que están en huelga en la costa este de EE.UU. son, cultural y geográficamente, un mundo aparte de los actores y guionistas de Hollywood que protagonizaron un paro de cuatro meses el año pasado. Pero sus protestas comparten un principio básico común: no quieren que los robots les quiten el trabajo.
Es una lucha que podemos esperar que se desarrolle mucho más a medida que la automatización avanzada y la inteligencia artificial se introduzcan en prácticamente todos los puestos de trabajo.
Esto es lo que pasa: la huelga portuaria de la costa este está recibiendo mucha atención por su potencial perturbación de la economía, que es precisamente la cuestión. El trabajo portuario puede ser agotador, y las personas que trabajan en los puertos son vitales para que todas las cosas que queremos comprar lleguen a las tiendas. Sin estibadores no hay plátanos (o lo que sea), lo que significa que no hay beneficios para las empresas que los producen y envían.
La huelga que comenzó a primera hora del martes gira en torno a dos cuestiones principales: los salarios y la automatización. Por los puertos se puede ver a los trabajadores con pancartas en las que se lee “los robots no pagan impuestos” y “la automatización perjudica a las familias”.
Luchan contra una tendencia que las empresas operadoras portuarias desean en gran medida que se acelere: más grúas y camiones sin conductor que transportan mercancías desde los buques portacontenedores, con menos humanos alrededor exigiendo compensaciones.
Por supuesto, los aspectos económicos de la automatización no son tan sencillos. Si bien la investigación muestra que la automatización tiene beneficios obvios, como menores costos de operación y menos errores humanos, la automatización portuaria, por sí sola, no mejora significativamente el rendimiento, según un informe de McKinsey de 2018.
Los puertos automatizados “son generalmente menos productivos que sus contrapartes convencionales”, y el retorno de sus importantes inversiones de capital no alcanza la norma de la industria, según los líderes de la industria encuestados por McKinsey. (El informe señala, sin embargo, que “una planificación y gestión cuidadosas” pueden superar esos desafíos).
De todas formas, la automatización es claramente una tendencia, y los ejecutivos del transporte marítimo estadounidense parecen mirar con envidia los modernos puertos de China, Singapur y Europa.
“El resto del mundo nos mira con desprecio porque luchamos contra la automatización”, dijo Dennis Daggett, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Internacional de Estibadores, a las puertas del puerto de Nueva York y Nueva Jersey el martes por la mañana. “Recuerden que esta industria, este sindicato siempre se ha adaptado a la innovación. Pero nunca nos adaptaremos a que los robots nos quiten el trabajo”.
La preocupación de los estibadores es legítima.
La automatización no acabará con la necesidad de mano de obra humana, pero reducirá significativamente el número de personas necesarias en nómina, tal y como ha sucedido en muchas industrias, incluidas la fabricación de automóviles y la minería. Según un informe de la Economic Roundtable, la automatización eliminó 572 puestos a tiempo completo en los puertos de Long Beach y Los Ángeles en 2020 y 2021.
El sindicato de estibadores exige un aumento salarial de US$ 5 por hora en cada uno de los seis años que durará el próximo contrato y un lenguaje definitivo de que los puertos no introducirán la automatización “ni la semiautomatización”.
El desplazamiento de la automatización es un tópico familiar en la historia del trabajo manual, y se convirtió en un punto de fricción central en las huelgas de Hollywood del año pasado, cuando actores y escritores trataron de proteger su trabajo creativo de ser duplicado por la inteligencia artificial (IA).
Pero la ansiedad por la automatización se está extendiendo rápidamente al trabajo de oficina, donde los directivos están adoptando la IA con la esperanza de sustituir el trabajo humano o amplificar la producción.
Durante el verano, una encuesta entre grandes empresas estadounidenses reveló que más del 60% tiene previsto utilizar la IA durante el próximo año para automatizar tareas que antes realizaban los empleados.
Sameera Fazili, exsubdirectora del Consejo Económico Nacional en el Gobierno de Biden, afirma que los trabajadores no dicen “no” a la automatización, sino que quieren tener voz en la forma en que se integra en el lugar de trabajo. Y esa ansiedad es parte de lo que está impulsando el creciente interés por la organización sindical.
“Todo esto está ocurriendo en un entorno en el que los CEOs y los accionistas no pierden nada: pueden seguir recibiendo una compensación… todo el riesgo lo asumen los demás trabajadores y la empresa”, me dijo Fazili. “Y creo que es interesante que la gente diga más ‘no’ e intente probar la negociación colectiva y la organización de los trabajadores como forma de tener esa voz”.
En resumen: Los robots vienen por todos nosotros, y por eso es especialmente importante observar el resultado de la huelga portuaria. Como escribió el martes Heather Long, columnista de The Washington Post, la huelga es “una de las primeras batallas de trabajadores bien pagados contra la automatización avanzada. Habrá muchas más por venir”.