(CNN) – Tres economistas fueron galardonados este lunes con el Premio Nobel de Economía por sus investigaciones sobre cómo la naturaleza de las instituciones ayuda a explicar por qué algunos países se hacen ricos y otros siguen siendo pobres.
Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson compartirán el premio, dotado con 11 millones de coronas suecas (US$ 1 millón).
El Comité Nobel elogió al trío por explicar por qué “las sociedades con un estado de derecho deficiente e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios a mejor”.
“Cuando los europeos colonizaron grandes partes del mundo, las instituciones de esas sociedades cambiaron”, dijo el Comité, citando el trabajo de los economistas. Mientras que en muchos lugares esto tenía como objetivo explotar a la población indígena, en otros sentó las bases de sistemas políticos y económicos inclusivos.
“Los galardonados han demostrado que una de las explicaciones de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización”, añadió el Comité.
Los países que desarrollaron “instituciones inclusivas” –que defienden el Estado de derecho y los derechos de propiedad– han prosperado con el tiempo, mientras que los que desarrollaron “instituciones extractivas” –que, en palabras de los galardonados, “exprimen” los recursos de la población en general para beneficiar a las élites– han experimentado un crecimiento económico persistentemente bajo.
En su libro de 2012 “Por qué fracasan los países”, Acemoglu, profesor turco-estadounidense del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y Robinson, profesor británico de la Universidad de Chicago, sostienen que algunas naciones son más ricas que otras debido a sus instituciones políticas y económicas.
El libro comienza con una comparación de los niveles de vida en dos ciudades llamadas Nogales: una en Arizona y otra al sur de la frontera, en la región de Sonora, en México. Mientras que algunos economistas sostuvieron que las diferencias en el clima, la agricultura y la cultura tienen un enorme impacto en la prosperidad de un lugar, Acemoglu y Robinson sostienen que quienes viven en Nogales, Arizona, son más saludables y ricos debido a la relativa fortaleza de sus instituciones locales.
El año pasado, Acemoglu y Johnson –un profesor británico-estadounidense del MIT– publicaron “Poder y progreso”, un estudio sobre cómo las innovaciones tecnológicas de los últimos 1.000 años, desde los avances agrícolas hasta la inteligencia artificial, han tendido a beneficiar a las élites, en lugar de crear prosperidad para todos.
Los autores advirtieron que “el camino actual de la IA no es bueno ni para la economía ni para la democracia”.
¿Democracia igual a crecimiento?
Preguntado sobre si su investigación simplemente argumenta que “democracia significa crecimiento económico”, Acemoglu dijo que “el trabajo que hemos hecho favorece la democracia”, pero añadió que la democracia “no es una panacea”.
“Nuestro argumento ha sido que este tipo de crecimiento autoritario es más inestable y no suele conducir a una innovación muy rápida y original”, dijo Acemoglu en una entrevista telefónica durante la ceremonia de anuncio.
En “Por qué fracasan las naciones”, Robinson y él sostenían que China, por carecer de instituciones integradoras, no podría mantener su crecimiento económico. Más de una década después de la publicación del libro, Acemoglu dijo que China ha planteado un “pequeño desafío” a ese argumento, ya que Beijing ha estado “vertiendo inversión” en los campos innovadores de la IA y los vehículos eléctricos.
“Pero mi opinión general es que estos regímenes autoritarios, por diversas razones, van a tener más dificultades para lograr resultados sostenibles y a largo plazo en materia de innovación”, afirmó.
El Premio Nobel de Economía se denomina oficialmente Premio Banco de Suecia de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel. A diferencia de los premios de física, química, medicina, literatura y paz, no fue instituido por el industrial sueco, sino por el Banco Central de Suecia en 1968.
El año pasado, el premio recayó en Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard, por sus investigaciones sobre la mujer en el mercado laboral.
Utilizando datos estadounidenses de más de 200 años, Goldin demostró cómo ha cambiado la naturaleza de la diferencia salarial entre hombres y mujeres a lo largo del tiempo. Históricamente, gran parte de la diferencia podía explicarse por las diferencias en educación y ocupación. Pero, en la historia más reciente, descubrió que la mayor parte de la brecha se ha producido entre hombres y mujeres en la misma ocupación, y surge en gran medida cuando una mujer tiene su primer hijo.