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El legado del lanzador mexicano Fernando Valenzuela en la MLB
00:59 - Fuente: CNN

(CNN) – Fernando Valenzuela, el legendario lanzador cuyo increíble ascenso al estrellato con los Dodgers de Los Ángeles cautivó a los fanáticos del béisbol y creó el fenómeno cultural conocido como  “Fernandomanía”, murió este martes, según los Dodgers. Valenzuela tenía 63 años.

Antes de la carrera de postemporada de los Dodgers en 2024, el equipo anunció que Valenzuela se alejaría de sus tareas habituales de transmisión de radio por el resto de la temporada “para centrarse en su salud”.

“Es uno de los Dodgers más influyentes de la historia y pertenece al Monte Rushmore de los héroes de la franquicia”, dijo el presidente y CEO del club Stan Kasten en un comunicado.

El comisionado de la Major League Baseball (MLB), Robert Manfred Jr., llamó a Valenzuela “uno de los jugadores más impactantes de su generación”. Dijo que el famoso lanzador sería homenajeado durante la próxima Serie Mundial.

El exlanzador Fernando Valenzuela era muy querido por los fanáticos.

A lo largo de sus 17 años de carrera en la MLB, Valenzuela fue seis veces All-Star. Terminó su carrera con 173 victorias en la temporada regular y más de 2.000 ponches.

Valenzuela jugó 11 temporadas con los Dodgers y pasó por los Angelinos de California, los Cardenales de San Luis, los Filis de Filadelfia, los Orioles de Baltimore y los Padres de San Diego.

Valenzuela, el más joven de 12 hermanos, provenía del pequeño pueblo mexicano de Etchohuaquila, en el estado de Sonora, y crecería hasta convertirse en una de las figuras más emblemáticas de la historia de las Grandes Ligas de Béisbol.

Parte de la razón por la que era tan querido por los fanáticos era su físico atípico. Llevaba el pelo largo y espeso, era un poco rechoncho, pero su emblemática forma de lanzar, su actitud aplomada y sus dominantes actuaciones como lanzador cautivaron a la comunidad latina y al mundo por igual.

Con 24 horas de aviso, Valenzuela saltó a la fama mundial en 1981, cuando el mánager de los Dodgers, Tommy Lasorda, lo nombró lanzador abridor del Día Inaugural del equipo debido a lesiones de último momento de los dos primeros abridores del club.

Fue una situación que los ejecutivos de los Dodgers nunca hubieran imaginado después de tener el lujo de recurrir a ganadores del premio Cy Young como Don Newcombe, Don Drysdale y Sandy Koufax para abrir la temporada en años pasados.

Fernando Valenzuela lanzó contra los Yankees de Nueva York en la Serie Mundial de 1981.

En comparación, Valenzuela había lanzado solo un total de 17 entradas de relevo en las Grandes Ligas, aunque entradas sin anotaciones; su currículum difícilmente se parecía al de un abridor tradicional del Día Inaugural.

Si eso no fuera suficiente presión, Valenzuela estaba haciendo el partido inaugural contra los actuales campeones de la División Oeste de la Liga Nacional, los Astros de Houston, quienes eliminaron a los Dodgers en un desempate de un juego en los playoffs la temporada anterior.

Todo eso no pareció importarle al zurdo de 1,8 m y 81 kg, ya que retiró magistralmente a 11 de los últimos 12 bateadores que enfrentó para terminar con una blanqueada de cinco hits, según las estadísticas de Baseball Almanac. Los Dodgers ganarían el juego 2-0 frente a una multitud de 50,511 en el Dodger Stadium.

Fernando Valenzuela fue el Novato del Año de la MLB en 1981.

El lanzador novato previamente desconocido se convirtió en un fenómeno al seguir su actuación en el Día Inaugural con siete victorias en sus siguientes siete aperturas de manera dominante.

“El Toro” terminó su año de novato con un récord de 13-7 y una efectividad de 2.48 en una temporada acortada, que coronó lanzando un juego completo en la victoria de los Dodgers en la Serie Mundial contra los Yankees de Nueva York en 1981.

Valenzuela se convirtió en el único jugador en la historia de la MLB en ganar el Premio Cy Young y el Premio al Novato del Año en la misma temporada.

El legado del lanzador mexicano Fernando Valenzuela en la MLB.

El ascenso al estrellato del lanzador nacido en México trascendió más allá del montículo. Fue un fenómeno cultural que le dio a la comunidad latina de Estados Unidos un modelo a seguir.

El famoso locutor de los Dodgers, Vin Scully, describió la “Fernandomanía” como una “experiencia religiosa” y, para muchos, eso es precisamente lo que fue.

De manera ritual, los fanáticos hacían fila en masa para ver al fornido muchacho de Sonora subir al montículo, y llegaban al Dodger Stadium luciendo su indumentaria de Valenzuela. En el estadio se tocaba música folclórica mexicana y los Dodgers incluso contrataron a más acomodadores que hablaran español para acomodar la afluencia de nuevos fanáticos hispanos.

Según la Sociedad para la Investigación del Béisbol Estadounidense (SABR), el número de estaciones de radio mexicanas que transmiten los juegos de los Dodgers aumentó de tres a 17. En el apogeo de la “Fernandomanía”, las transmisiones en español tenían más del doble de audiencia que Scully, según la SABR.

Valenzuela continuó su año de novato, participando en seis Juegos de Estrellas consecutivos y ganando dos premios Silver Slugger y un Guante de Oro.

Su mejor temporada en el montículo llegó en 1986, cuando el lanzador con gran habilidad para lanzar bolas sueltas terminó con 21 victorias, la mejor marca de su carrera, incluyendo 20 juegos completos.

Fernando Valenzuela será homenajeado durante la Serie Mundial de 2024.

En 1991, los Dodgers liberaron a Valenzuela durante los entrenamientos de primavera. Después de dejar los Dodgers, Valenzuela tuvo que pasar por otros equipos de las mayores, luchando por recuperar su forma, antes de retirarse en 2017.Tras su carrera como jugador, Valenzuela empezó a comentar partidos en la radio para la retransmisión en español de los Dodgers en 2003 con su antiguo intérprete Jaime Jarrín.

La icónica camiseta de Valenzuela con el número 34 fue retirada por los Dodgers en 2023, convirtiéndose en el primer jugador en la historia de la franquicia en recibir el honor sin ser incluido en el Salón Nacional de la Fama del Béisbol.

Le sobreviven su esposa, Linda, y sus cuatro hijos.