(CNN) – Los moldavos votan este domingo en la segunda ronda de una crucial elección presidencial, que podría determinar si el país post soviético continúa su rumbo hacia Europa o vuelve a caer en la órbita del Kremlin.
Maia Sandu, la presidenta prooccidental, busca la reelección después de haber acercado a Moldavia más que nunca a la Unión Europea (UE), mientras la guerra de Rusia en Ucrania rugía cerca de su frontera oriental.
Sandu logró el 42% de los votos en la primera ronda, que se celebró el mismo día que un referéndum sobre la membresía en la UE que fue aprobado por un margen mínimo. Ambas votaciones fueron empañadas por un vasto esquema de compra de votos vinculado al Kremlin, que Sandu dijo que equivalía a un “asalto sin precedentes” a la democracia de Moldavia.
Ella se enfrenta a Alexandr Stoianoglo, un ex fiscal general que se postula por el proruso Partido de los Socialistas. Si otros partidos afines al Kremlin apoyan su candidatura, la segunda ronda será extremadamente reñida.
En el debate presidencial del domingo pasado, Sandu –una ex funcionaria del Banco Mundial educada en Harvard que ha cortado lazos con Moscú– dijo que Stoianoglo era un “Caballo de Troya” que busca infiltrarse en la capital del país, Chisinau, en nombre del Kremlin.
Los analistas dicen que esto no es meramente retórico. Valeriu Pasha, director de WatchDog.MD, un centro de pensamiento, dijo a CNN que la votación del domingo se trata de “si tendremos un presidente elegido por los ciudadanos o alguien que gane porque el dinero sucio ruso pagó por ello”.
Antes de las votaciones del mes pasado, Ilan Shor, un oligarca respaldado por Rusia, ofreció pagar a personas por trabajar para elegir a un candidato afín a Rusia y evitar que el referéndum pasara. Sandu dijo que el esquema buscaba sobornar a unas 300.000 personas —alrededor del 10% de la población—.
A pesar de que las encuestas indicaban que tenía poco más del 10% antes de la elección, Stoianoglo ganó más del 26% de los votos en la primera ronda. Tanto el Kremlin como Shor han negado interferencias, pero funcionarios moldavos han advertido que la segunda votación también podría ser objeto de esquemas similares.
Sin embargo, y más allá de la compra de votos, los analistas dicen que la primera ronda reveló una oposición genuina a Sandu, cuyo primer mandato ha estado marcado por sucesivas crisis.
“Primero fue la pandemia de covid-19, luego fue la guerra de Rusia en Ucrania, luego fue la crisis del gas”, dijo Maksim Samorukov, un investigador del Carnegie Russia Eurasia Center, a CNN.
Aunque Sandu ha desvinculado a Moldavia del gas ruso, esto ha tenido un alto costo para uno de los países más pobres de Europa. La inflación se disparó a más del 30%, causando un aumento en la pobreza.
Algunos también han criticado la decision “cínica” de Sandu de celebrar el referéndum de la UE el mismo día que las elecciones presidenciales, posicionándose como la única política capaz de llevar a Moldavia a Europa.
“El plan del gobierno era que el tema de la integración europea elevaría el apoyo a Maia Sandu. Resultó al revés: el descontento con Maia Sandu arrastró a la baja el apoyo a la integración europea”, dijo Samorukov.
Stoianoglo está intentando capitalizar el descontento con Sandu manteniendo un pie en ambos campos. Ha llamado a un “reinicio” de las relaciones con Moscú y ha dicho que estaría dispuesto a reunirse con el presidente de Rusia Vladimir Putin, al mismo tiempo que mantiene que está comprometido a unirse a la UE.
Como resultado, su plataforma es una mezcla de políticas contradictorias, según Samorukov: “O apoyas la integración europea, o quieres promover la cooperación con Moscú. Es muy difícil reconciliar ambas”.
Aún así, los funcionarios moldavos están preparados para una segunda ronda de votaciones empañada por la intromisión prorusa. Una derrota para Sandu sería un golpe aplastante para las esperanzas en Moldavia de un futuro europeo.
Un gobierno afín a Rusia también podría significar más problemas en Transnistria, un territorio separatista donde están estacionados unos 1.500 soldados rusos. Los funcionarios han cuestionado durante mucho tiempo si Transnistria podría eventualmente convertirse en un segundo frente en la guerra en Ucrania.
“El peor de los casos es que, si toman el control total del parlamento, liquidan gradualmente cualquier institución democrática, incluidas las elecciones libres y justas. Después de eso, usarán Moldavia como un punta de apoyo detrás de Ucrania”, dijo Pasha a CNN.
Las elecciones de Moldavia se llevarán a cabo una semana después de las de Georgia, otro estado anteriormente comunista donde Rusia busca mantener su influencia.
Después de que el partido Georgian Dream, cada vez más autocrático, reclamara la victoria, el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky afirmó que Rusia había “ganado” en Georgia y que está en camino de hacer lo mismo en Moldavia. La votación del domingo determinará si tiene razón.