(CNN) — Los Dodgers de Los Ángeles disfrutaron el viernes de una fiesta que llevaba más de tres décadas preparándose, mientras celebraban su victoria en la Serie Mundial sobre los Yankees de Nueva York con un desfile en autobús descubierto por el centro de Los Ángeles antes de un mitin en el Dodger Stadium.
Alrededor de 250.000 personas se agolparon en las calles, con sus camisetas de los Dodgers creando un mar azul entre los caminos y edificios de concreto mientras saludaban y vitoreaban a medida que el equipo pasaba en autobuses descubiertos.
Vieron cómo la superestrella Shohei Ohtani levantaba a su perro Decoy, quien llevaba una camiseta de los Dodgers con el número 17 y un pase de acceso al desfile sujeto a su collar, y luego se mantenía pacientemente mientras los jóvenes fanáticos lo acariciaban.
Una vez que el desfile llegó al soleado campo del Dodger Stadium, Ohtani se dirigió a los 42.000 fanáticos presentes.
“Esto es muy especial”, dijo mientras sus compañeros de equipo vitoreaban detrás de él. “Estoy muy honrado de estar aquí y ser parte de este equipo. Felicidades, Los Ángeles; gracias, afición”.
Pasaron más de 30 años desde que los Dodgers de Los Ángeles disfrutaron de un desfile de victoria, ya que su más reciente victoria en la Serie Mundial había sido en 2020, cuando toda celebración fue sofocada por la pandemia de covid-19, y su última victoria antes de eso fue en 1988.
Parecía que la mayor parte de la ciudad estaba en las calles, algunos incluso habían trepado cercas o semáforos para obtener un mejor punto de vista, algunos habían decorado ventanas en la ruta del desfile, otros ondeaban banderas, bufandas y pañuelos.
Dentro del Dodger Stadium, el rapero Ice Cube inició la fiesta interpretando “It’s a Good Day” mientras el manager Dave Roberts bailaba y animaba a la multitud antes de que los jugadores, sus familias y el personal se unieran a ellos en el centro.
A medida que cada jugador se dirigía a la multitud, eran recibidos con un estruendoso aplauso, especialmente el MVP de la Serie Mundial Freddie Freeman, quien se abrió camino hacia los libros de historia esta semana, solo tres meses después de que tuvo que dejar el equipo para cuidar a su hijo Max, de tres años, quien estaba gravemente enfermo en ese momento.
“¿Qué tal, LA?”, gritó mientras subía al podio y la multitud comenzaba a corear su nombre.
“Solo tenía una pierna, pero tenía un grupo de chicos que me respaldaron todo el año”, dijo, refiriéndose a que estaba cuidando un esguince de tobillo al entrar en la Serie Mundial.
“Desde el fondo de mi corazón, hace tres meses… cuando regresé después de que mi hijo se enfermó, ustedes se mostraron para mi familia y para mí. Esa fue una de las mejores experiencias que he tenido en el campo. Me conmovió mucho. Hice todo lo posible para estar en este campo para ustedes, y me alegra haberlo hecho porque ahora tenemos un campeonato”.
El hijo de Freeman, Max, fue diagnosticado anteriormente este año con el síndrome de Guillain-Barré, un raro trastorno neurológico en el que el sistema inmunológico del cuerpo ataca las células nerviosas. En julio, Max quedó completamente paralizado y Freeman dejó a los Dodgers para estar con su familia en el hospital. Finalmente, los médicos dijeron que su hijo se recuperaría y Freeman se reincorporó al equipo en agosto.
La familia de Freeman se unió a él tanto en el desfile de la victoria como en la celebración en el estadio el viernes.
Las celebraciones tuvieron lugar en lo que habría sido el cumpleaños 64 de Fernando Valenzuela. El legendario lanzador de los Dodgers falleció el mes pasado y fue honrado con un parche en el uniforme que mostraba su nombre y número durante la Serie Mundial. También el viernes por la noche, el Ayuntamiento de Los Ángeles se iluminó en verde, blanco, rojo y azul, combinando la bandera mexicana con el azul de los Dodgers, en honor a Valenzuela.