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Análisis: ¿Qué puede esperar América Latina de un segundo mandato presidencial de Donald Trump?
06:35 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Javier Milei jugó sus cartas para Donald Trump, que este martes ganó la elección presidencial de Estados Unidos.

Después de conocerse el resultado, el presidente de Argentina hizo todo tipo de publicaciones en redes sociales celebrando: fotos de leones abrazando al presidente electo, tuits en inglés y español con su felicitación y hasta un video en TikTok.

El nuevo canciller argentino, Gerardo Werthein, dijo este miércoles a LN+ que estaban buscando una conversación con el presidente electo, que aún no se da porque “hay que entender que Trump no durmió en toda la noche”, pero que “va a ocurrir”.

Mientras que Trump dijo que ya había hablado con más de 20 líderes mundiales. Entre ellos, los mandatarios de El Salvador, Nayib Bukele, y de México, Claudia Sheinbaum.

Las cartas de Milei

Javier Milei jugó su primera carta fuerte para Donald Trump en febrero. En un evento de la ultraderecha en Maryland que funcionó como acto de campaña del republicano, el presidente de Argentina le dijo: “Fuiste un gran presidente y espero que vuelvas a serlo”.

Unas pocas horas atrás, todavía en Buenos Aires, había recibido en Casa Rosada a Antony Blinken, secretario de Estado del presidente Joe Biden. Hubo halagos mutuos y hasta un saludo en el balcón frente a Plaza de Mayo.

Sobre sus comentarios a Trump, que algunos consideraron una provocación o un error diplomático, Milei respondió en una entrevista en CNN con Andrés Oppenheimer que su alineamiento era con el país norteamericano, sin importar sus preferencias partidistas (aunque las hizo públicas).

“Fue detrás de un escenario, en términos protocolares no cuenta”, argumentó.

Aunque Milei nunca se reunió mano a mano con Biden, el vínculo con la Casa Blanca durante su gobierno fluyó con reuniones entre funcionarios y ningún sobresalto.

Pero Milei insistió. La segunda carta en favor de Trump fue cuando Kamala Harris ya era la candidata demócrata. En otra entrevista, esta vez con la prensa local, se refirió al republicano como uno de los dos políticos más relevantes del planeta (el otro era él mismo).

Y en paralelo hubo otra construcción. Entre abril y septiembre, se reunió tres veces con Elon Musk. El magnate que invirtió unos US$ 119 millones en la campaña de Trump, de acuerdo con documentos presentados ante la Comisión Federal Electoral, aceptó encabezar una nueva agencia del próximo gobierno.

En su charla con LN+, Werthein dijo que Milei había intercambiado unos mensajes con Musk “por chat”.

Estos son solo algunos de los gestos más explícitos. Todos estaban al tanto de la posición de Milei sobre las elecciones en Estados Unidos, pero el mandatario argentino tampoco adoptó un posicionamiento más intenso como lo hizo de cara a las elecciones al Parlamento Europeo.

Finalmente, el deseo de Milei se cumplió. Trump ganó, Musk es la novedad en el futuro gobierno de EE.UU. y ahora, ¿qué se puede esperar?, ¿cobrará un premio por su apuesta?

Analistas consultados por CNN coinciden en que Milei queda posicionado en un rol de liderazgo regional.

Martín Schapiro, abogado especializado en relaciones internacionales, dice que el triunfo de Trump es, ante todo, un espaldarazo político para quienes tienen afinidad con él y señala al presidente argentino como “el más alineado de todos los líderes americanos”.

Una lectura en la misma línea hace Alejandro Frenkel, investigador y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín, en Buenos Aires, que distingue a Milei en oposición ideológica a otros gobiernos de la región.

“En Brasil está Lula Da Silva, en Chile hay un presidente socialista, en Colombia —que ha sido históricamente uno de los grandes aliados de Estados Unidos— hay un gobierno que si bien no plantea una posición de desafío tampoco es como los anteriores”, dice y concluye que “casi por descarte” queda Milei. “Además, Argentina sigue siendo un país importante de Sudamérica”, agrega.

Efecto para Argentina

Sin embargo, esto no significa que Milei vaya a ser una prioridad para el nuevo gobierno de Trump. Una de las expectativas que sostienen los analistas que existe en el gobierno argentino es la posibilidad de que Trump facilite un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), como ocurrió en 2018 con el entonces presidente Mauricio Macri.

En este aspecto, Frenkel dice que, si bien la sintonía política puede jugar a favor, el antecedente puede generar lo contrario.

“Fue un préstamo que se hizo con una oposición interna considerable del Fondo tanto por parte del staff técnico que presentó serias dudas respecto de que fuera sustentable para Argentina en términos de si iba a poder pagar, y también de otros países miembros del Directorio, como países europeos y Japón”, explica.

Schapiro señala que otro aspecto problemático es que “la estrategia monetaria que persigue Argentina es difícil para los técnicos del organismo”. En el mismo sentido, Frenkel añade que “el Fondo siempre propicia los tipos de cambio flotantes, el hecho de casi fijar un tipo de cambio es algo con lo que en general no está de acuerdo”.

Pero el espaldarazo político del que habló Schapiro parece reflejarse en lo que pasó en las horas siguientes al triunfo de Trump: el riesgo país cayó en Argentina y mientras el dólar se fortalecía y las monedas de algunas economías emergentes se desvalorizaban, el peso local se mantuvo firme.

“Llevarse bien con Estados Unidos es un sello de reputación que suma para cualquier país y sobre todo para Argentina, considerando su historia”, coincide Frenkel.

Se viene una nueva etapa en el vínculo de Milei con los líderes del norte que ahora tendrán por delante sus desafíos propios.

“Milei puede caer en un problema de sobre expectativas, esperar más del gobierno de Trump de lo que efectivamente pueda llegar a ofrecerle y que eso genere un error de cálculo (…) Se entiende el optimismo de proyectar que el buen vínculo pueda derivar en beneficios económicos para el país, pero Argentina no es una prioridad para Estados Unidos”, plantea Frenkel.

Habrá que ver cómo lidia el presidente argentino con un escenario en el que no es protagonista.