El juez de la Corte Suprema Samuel Alito, el presidente electo Donald Trump y el juez de la Corte Suprema Clarence Thomas.

(CNN) – El regreso al poder del expresidente Donald Trump está desatando un aluvión de especulaciones y disputas entre partidos sobre posibles jubilaciones en la Corte Suprema, subrayando cómo incluso una sola salida de uno de los nueve jueces puede dar forma a la ley durante generaciones.

Conservadores se preparan para que los jueces Clarence Thomas o Samuel Alito —ambos en torno a los 70 años— dimitan en los próximos dos años, estén o no preparados para ello.

En la izquierda, mientras tanto, la elección de Trump ha reavivado las esperanzas entre algunos de una jubilación repentina de la jueza Sonia Sotomayor, la liberal más veterana del tribunal, y de que el presidente Joe Biden nombre y confirme a un sustituto para finales de diciembre.

Incluso si es que alguna de esas jubilaciones se produjera en las próximas semanas o meses —un gran “si es que”, dado que los jueces a menudo han esperado hasta los 80 años para dimitir— ninguna cambiaría el actual balance de poder de 6-3 de mayoría conservadora en la corte. No obstante, si Trump nombra de por vida a uno o dos jueces conservadores más jóvenes y afines, consolidará el giro a la derecha del tribunal durante décadas.

“Alito está haciendo las maletas alegremente”, predijo esta semana en las redes sociales Mike Davis, un jurista conservador que podría desempeñar un papel clave ayudando a Trump a elegir a sus jueces.

La atención sobre las posibles vacantes en la Corte Suprema ha sido impulsada hasta ahora enteramente por fuerzas externas al tribunal, y la especulación desenfrenada basada en una serie de pistas turbias y prácticas del pasado. Eso ha inspirado incluso un debate dentro de los círculos jurídicos republicanos que salpicó a la opinión pública el viernes sobre si tal especulación es apropiada.

También existe la posibilidad real de que sea contraproducente.

Los grupos progresistas presionaron mucho al juez Stephen Breyer para que dimitiera durante el primer año de Biden en la Casa Blanca, llegando en un momento a cicular por Washington un camión con vallas publicitarias que le instaba, en letras mayúsculas, a la “JUBILACIÓN”. El candidato nominado por Bill Clinton hizo caso omiso del camión —y de las peticiones— y se quedó un año más, anunciando finalmente su marcha en 2022.

“Nadie más que los jueces Thomas y Alito sabe cuándo o si se jubilarán, y hablar de ellos como carne que ha alcanzado su fecha de caducidad es imprudente, desinformado y, francamente, simplemente grosero”, dijo el viernes en una rara declaración pública el activista judicial conservador Leonard Leo, que fue fundamental para ayudar a Trump a llenar vacantes judiciales en su primer mandato.

El abogado de Washington Charles Cooper, un viejo amigo de Alito que también conoce a Thomas desde hace décadas, se burló de algunas de las especulaciones en las redes sociales.

“Es impropio de miembros del movimiento legal conservador montar cualquier tipo de campaña para presionar a estos dos jueces históricamente grandes para que se retiren”, dijo Cooper. “Ni siquiera podrían plantearse cuestiones sobre su salud física o mental”.

Ed Whelan, exsecretario de la Corte Suprema y comentarista jurídico, dijo que estaba de acuerdo con la opinión de Leo.

“Una cosa es adivinar lo que un juez decidirá hacer”, dijo Whelan a CNN. “Otra muy distinta es intentar decirle a un juez lo que tiene que hacer”.

La expectativa de Whelan, según escribió en National Review esta semana, es que Alito se retire esta primavera y Thomas en 2026.

Sin embargo, Davis, que es presidente del conservador Proyecto del Artículo III, rechazó las críticas de Leo.

“Es divertido ver cómo los conservadores de Washington fingen preocuparse ahora por los jueces de la Corte Suprema, después de haberse sentado al margen con todo el dinero durante los años de ataques despiadados contra los jueces conservadores”, dijo Davis.

Detrás de gran parte de la ansiedad, tanto en la izquierda como en la derecha, está la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg. Cuando el icono liberal murió en septiembre de 2020 a los 87 años, Trump nombró para sustituirla a la entonces jueza Amy Coney Barrett, más de 35 años menor que ella. Como resultado, en los últimos cuatro años se han anulado varios precedentes históricos, sobre todo el caso Roe vs. Wade en 2022.

La edad y la salud fueron factores más importantes para Ginsburg que para Thomas, Alito o Sotomayor. A Ginsburg se le diagnosticó un cáncer de páncreas en 2009, durante el primer año de mandato del entonces presidente Barack Obama. Aunque Sotomayor ha hecho público que padece diabetes de tipo 1, no ha dado muestras de reducir su ritmo. Lo mismo puede decirse de Thomas, cada vez más célebre en la derecha, especialmente desde que hace seis años se convirtió en el juez con más años en el tribunal.

Thomas fue hospitalizado durante casi una semana en 2022 por lo que un portavoz del tribunal describió como una infección.

Las conversaciones sobre la renuncia de Sotomayor para que Biden pudiera nombrar a un sucesor y asegurar que el escaño siga siendo un voto fiable para el ala liberal se han gestado durante meses y no han llegado a ninguna parte.

El proceso de traslado de un candidato a la Corte Suprema lleva un tiempo considerable, a menudo varios meses. Incluso suponiendo que no haya contratiempos, no es probable que haya tiempo suficiente para que Biden garantice la confirmación antes de que el Partido Republicano tome el control del Senado a principios de enero.

Thomas, de 76 años, es el más veterano de los nueve jueces actuales, seguido de Alito, de 74, y Sotomayor, de 70. El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, nominado por George W. Bush, cumplirá 70 años el año que viene. Breyer tenía 83 cuando dimitió. El juez Anthony Kennedy, nominado por Ronald Reagan, acababa de cumplir 82 años cuando dejó la judicatura en 2018.

El impacto de Trump ya se siente

Uno de los logros más significativos de Trump durante su primer mandato fue inundar la judicatura federal de nominados, no solo los tres jueces que colocó en el Tribunal Supremo, sino también más de 200 jueces que nombró para tribunales federales de distrito y cortes de apelaciones. En su único mandato, Trump pudo cambiar tres circuitos de mayoría demócrata a mayoría republicana.

Biden solo ha conseguido cambiar a uno de esos circuitos.

La oleada de nombramientos durante su primer mandato dará a Trump un amplio abanico de candidatos potenciales entre los que puede elegir para la Corte Suprema si se produce una vacante. El juez Andrew Oldham, a quien Trump nombró en 2018 para el tribunal de apelaciones del 5º Circuito de EE.UU. con sede en Nueva Orleans y que anteriormente fue secretario de Alito, se menciona a menudo como posible candidato. También lo es la jueza Neomi Rao, una exempleada de Thomas que Trump puso en el Circuito de Washington en 2019. El juez James Ho, otro exempleado de Thomas que Trump puso en el 5º Circuito en 2018, es otro.

Los tres tienen entre 40 y 50 años.

Una grabación secreta de Martha-Ann Alito revelada previamente este año alimentó las especulaciones de que el juez estaba harto de Washington —y considerando la jubilación— después de las revelaciones de que varias banderas controvertidas ondearon en sus casas de Virginia y Nueva Jersey. Sin embargo, las declaraciones de Martha-Ann Alito fueron vagas y el propio Alito no ha dado ninguna indicación pública de que esté preparando su dimisión.

Por un lado, los jueces casi siempre se jubilan cuando un presidente del mismo partido que los nombró toma el poder, en parte porque aumenta las posibilidades de que su reemplazo traiga una filosofía judicial similar a la corte. Eso suele suceder en la primavera, justo antes del final del período de sesiones de la Corte Suprema. Y el año que viene, los republicanos también controlarán el Senado con una mayoría firme, lo que facilitará la capacidad de Trump para confirmar a los nominados.

Sin embargo, la Corte Suprema también es una institución que recompensa la antigüedad, incluso en la elaboración de opiniones. Como juez liberal de mayor antigüedad, Sotomayor a menudo está en posición de asignarse a sí misma la disidencia principal en los casos de más alto perfil de la corte. Como juez asociado de mayor antigüedad, Thomas ha tenido recientemente la oportunidad de hacer la primera pregunta en los argumentos orales y es el primero en hablar después de Roberts cuando los jueces se reúnen en privado para discutir los casos.

Amigos de Thomas, Alito y Sotomayor dijeron a CNN previamente este año que, si bien los jueces, en ocasiones, han reflexionado sobre jubilaciones, el tono reflejaba pensamientos casuales en lugar de planes concretos.

La Corte Suprema no respondió a una solicitud de comentarios.

“Dada la importancia de la Corte Suprema, no creo que esto sea evitable”, dijo Josh Blackman, profesor de la Facultad de Derecho del Sur de Texas en Houston, quien también ha especulado públicamente sobre las vacantes judiciales en un popular blog legal conservador. “Para ser justos, es grosero hablar sobre un juez que toma la decisión de renunciar. También es bastante común cuando una nueva administración llega a la ciudad para hablar de estas cosas”.

La analista principal de CNN de la Corte Suprema, Joan Biskupic, contribuyó a este informe.