PITTSBURGH, PENNSYLVANIA - NOVEMBER 04: Republican presidential nominee, former President Donald Trump holds a campaign rally at the PPG Paints Arena on November 04, 2024 in Pittsburgh, Pennsylvania. With one day left before the general election, Trump is campaigning for re-election in the battleground states of North Carolina, Pennsylvania and Michigan. (Photo by Chip Somodevilla/Getty Images)
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03:52 - Fuente: CNN

(CNN) – Mientras los países de todo el mundo se preparan para un segundo mandato de Trump, un líder mundial está afinando una estrategia diplomática cuidadosamente calibrada.

En Corea del Sur, el presidente Yoon Suk Yeol “recientemente comenzó a practicar golf otra vez por primera vez en ocho años, en preparación para la ‘diplomacia del golf’ con el presidente electo Trump”, informó la oficina presidencial a CNN el martes.

Dijeron que Yoon lo hizo “siguiendo el consejo de quienes lo rodean”, aunque no especificaron cuándo el mandatario practicó golf.

Desde que Donald Trump recuperó la Casa Blanca la semana pasada, ha mantenido una agenda frenética mientras líderes mundiales lo llaman para felicitarlo y cortejar al próximo líder de EE.UU., mientras los analistas observan quién conseguirá una primera reunión.

Y el golf ha sido durante mucho tiempo un camino confiable hacia Trump. Después de todo, es el motor de ganancias de su imperio empresarial; sus campos de golf y las empresas asociadas generan cientos de millones de dólares, según una investigación de CNN en 2018.

Trump visitó más campos de golf que cualquier presidente reciente durante su primer año en el cargo en 2017, pasando fines de semana en sus propiedades en la Florida, Nueva Jersey y Virginia, a veces acompañado de legisladores o líderes empresariales.

El fallecido líder japonés Shinzo Abe le regaló famosos palos de golf chapados en oro a un recién electo Trump durante una visita a su torre en Manhattan en noviembre de 2016. Los dos líderes también jugaron golf juntos en la Florida y Japón.

Durante su último mandato, Trump se reunió varias veces con el entonces presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y mantuvo tensas conversaciones con el líder norcoreano Kim Jong Un, con quien tuvo una serie de cumbres sin precedentes y llegó a decir que se “enamoraron”.

En ese entonces, el golf también formaba parte de la relación bilateral. Durante una visita a Corea del Sur en 2017, Trump le dijo a los legisladores locales que “los golfistas coreanos son de los mejores del mundo”. Elogió la afinidad de Corea por el golf, señalando que “ocho de los 10 mejores jugadores eran de Corea y los cuatro mejores golfistas, uno, dos, tres, cuatro, eran de Corea”.

Pero Trump regresará a una situación muy diferente en la península coreana.

Hay una creciente alarma entre EE.UU. y sus aliados por Kim y la amenaza que representa su régimen, especialmente después de que las conversaciones de Trump durante su último mandato colapsaron sin llegar a un acuerdo, lo que fue un desaire importante para el líder norcoreano.

En Corea del Sur, el gobierno conservador de Yoon, que asumió el cargo en 2022, ha surgido como un fuerte socio de EE.UU. en el fortalecimiento de la disuasión contra Corea del Norte, lo que significa que es poco probable que alienten a Trump a reunirse con Kim sin un camino claro hacia la desnuclearización de Pyongyang.

Mientras tanto, la relación de Corea del Norte con Rusia ha florecido. Se cree que Pyongyang ha enviado miles de tropas y toneladas de municiones a Rusia mientras Moscú libra la guerra en Ucrania, lo que los líderes occidentales ven como una gran escalada.

Otro posible dolor de cabeza para Yoon una vez que Trump esté en el cargo es el futuro de los 28.500 soldados estadounidenses en Corea del Sur.

Los defensores argumentan que una presencia militar estadounidense significativa en la península coreana es crucial para fortalecer la alianza entre ambos países. Las tropas actúan tanto como un medio para disuadir cualquier ataque potencial de Corea del Norte como para contrarrestar la agresión de China.

Pero Trump, quien ha visto durante mucho tiempo las obligaciones de los tratados de Washington en términos más transaccionales, ha dicho repetidamente que no cree que Corea del Sur esté pagando lo suficiente por esos soldados.

Antes de la victoria de Trump, los dos países llegaron el mes pasado a un nuevo acuerdo preliminar de cinco años sobre el reparto de costos de las fuerzas estadounidenses con base en Corea del Sur, en un acuerdo destinado a proteger la alianza duradera antes de las elecciones en EE.UU.