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04:20 - Fuente: CNN

Londres (CNN) – Europa podría pronto acoger una oleada de estadounidenses ricos, ya que los votantes demócratas que se enfrentan a la perspectiva de otra presidencia de Donald Trump miran hacia refugios en el extranjero.

El interés por las llamadas “visas doradas” aumentó considerablemente entre los ciudadanos estadounidenses desde las elecciones, según consultores que ayudan a los ricos a migrar. Las “visas doradas” permiten a las personas comprar efectivamente la ciudadanía o residencia extranjera a través de inversiones considerables, incluidas en bienes raíces, bonos gubernamentales o startups.

Henley & Partners, que afirma haber inventado el concepto de ciudadanía por inversión en la década de 1990, dijo que las consultas de ciudadanos estadounidenses a través de su sitio web aumentaron casi un 400% en la semana de las elecciones en comparación con la semana anterior.

Muchos de estos individuos, sin embargo, no planean reubicarse de manera permanente en un nuevo país. “El enfoque principal para la mayoría de los estadounidenses es simplemente tener la opción… como una póliza de seguros”, dijo Dominic Volek, jefe de clientes privados en Henley & Partners.

Arton Capital, otra consultoría de migración por inversión, declaró que recibió más de 100 consultas un día después de que se declaró la victoria decisiva de Trump, cinco veces el promedio diario típico.

“Un porcentaje muy pequeño de estas personas realmente se está reubicando, pero todos quieren tener la opción como un plan B”, afirmó el CEO Armand Arton a CNN. “Definitivamente estaremos muy ocupados [durante] los próximos seis meses con el mercado estadounidense”.

Una aldea italiana está tratando de aprovechar el repentino aumento en la demanda: tras las elecciones, Ollolai, en la isla de Cerdeña, lanzó un sitio web ofreciendo casas ultrabaratas con la esperanza de que los inconformes por el resultado compren una de sus propiedades vacías.

Aumento de la demanda en EE. UU.

Históricamente, los programas de residencia y ciudadanía por inversión han atraído a las élites de los mercados emergentes —incluidos Nigeria, Sudáfrica, China, la India y Filipinas— que típicamente enfrentan mayores niveles de inestabilidad política y económica en sus países o que quieren un segundo pasaporte para permitir viajes sin visa.

Los estadounidenses no eran una fuente importante de demanda para las “visas doradas” hasta la pandemia, cuando los confinamientos por covid-19 significaron que no podían visitar Europa sin un pasaporte europeo, incluso si poseían segundas residencias en el continente o podían viajar en jet privado, según Volek.

“Muchas de las familias muy ricas… estaban un poco más expuestas de lo que se daban cuenta”, dijo a CNN.

La demanda ha estado en aumento desde entonces, con un incremento de la división política y la tensión social en Estados Unidos también impulsando el interés, según un informe de Henley & Partners, publicado a principios de este año. Desde 2020, los ciudadanos estadounidenses han sido el grupo más grande de solicitantes de programas de migración por inversión de la firma.

Una vista de La Valeta, capital de Malta, desde la ventana de un vuelo de Vueling, en octubre de 2024. (Foto: Jc Milhet/Hans Lucas/AFP/Getty Images).

Las consultas de estadounidenses sobre las llamadas visas doradas han aumentado un 33% en lo que va del año en comparación con el mismo período del año pasado, siendo los programas en Europa los más buscados.

El Programa de Permiso de Residencia Dorada de Portugal encabeza la lista de popularidad porque es relativamente asequible, requiriendo un desembolso mínimo de 250.000 euros (US$ 265.000) en apoyo a las artes o al patrimonio cultural nacional. También ofrece un camino hacia la ciudadanía de la Unión Europea después de solo cinco años, en comparación con los siete a diez años en países como Grecia, España e Italia, que también son opciones populares entre los estadounidenses.

Los superricos —aquellos con un patrimonio neto de US$ 50 millones o más— tienden a preferir Malta o Austria, según Volek, que ofrecen caminos inmediatos hacia la ciudadanía, pero a un precio mucho más alto.

El programa de Malta requiere un pago no reembolsable al Gobierno de 600.000 euros (US$ 636.000), con un gasto adicional considerable en bienes raíces en el país y una donación de 10.000 euros (US$ 10.600) a organizaciones benéficas locales. Austria exige una contribución directa a la economía, como una inversión en un negocio local, que generalmente comienza en alrededor de 3.5 millones de euros (US$ 3,7 millones).

¿Qué pasa con los estadounidenses comunes?

Con las “visas doradas” fuera del alcance de la mayoría de los estadounidenses, las plataformas de redes sociales están llenas de conversaciones sobre otras vías para mudarse al extranjero.

Un video de YouTube sobre “países para estadounidenses que quieren dejar EE.UU.”, publicado hace menos de dos semanas por una pareja que ayuda a las personas a mudarse al extranjero, ha recibido más de medio millón de visitas y 4.000 comentarios, incluidos de estadounidenses que dicen que están explorando urgentemente opciones para vivir en el extranjero.

La Plaza Mayor, en el centro de Madrid, fotografiada en abril de 2024. (Foto: Thomas Coex/AFP/Getty Images).

Por otra parte, en Reddit, un hilo titulado “Emigrar después de los resultados de las elecciones estadounidenses” recibió 1.300 comentarios en menos de dos semanas.

En un grupo de Reddit LGBT, un usuario publicó poco antes de las elecciones que ellos y su esposo sienten que “dejar EE.UU. como refugiados puede ser necesario si Trump termina ganando”.

Flannery Foster, una estadounidense que vive en España y ayuda a otros estadounidenses a viajar, trabajar y estudiar en el extranjero, ha escuchado historias similares.

“He estado hablando con personas cuyas vidas están en riesgo y sus medios de vida están en riesgo”, dijo Foster a CNN, refiriéndose a mujeres, personas negras, padres con hijos transgénero y la comunidad LGBTQ+. “Estas personas no son las de las ‘visas doradas’”, agregó.

Desde las elecciones, Foster, quien está en proceso de obtener la ciudadanía española, ha visto un “crecimiento exponencial” en las consultas y dice que actualmente está trabajando con alrededor de 50 personas interesadas en vivir fuera de EE.UU.

Sin embargo, estos individuos no quieren renunciar a su ciudadanía estadounidense. “Hay un sentido de que, ‘me voy porque tengo que hacerlo y quiero asegurarme de que mi voto aún cuente’”.