(CNN) – La decisión de la Corte Penal Internacional de emitir órdenes de arresto contra funcionarios israelíes fue recibida con enojo y molestia en el bullicioso mercado Mahane Yehuda en Jerusalén. Pero el sentimiento más palpable fue de unidad.
“Creo que es terrible. ¿Qué pasa con Putin? ¿Qué pasa con las personas realmente malvadas?”, opinó Sarita Katzin Sarfati sobre la decisión del tribunal de pedir el arresto del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y del exministro de Defensa Yoav Gallant por crímenes de guerra cometidos en Gaza después del ataque que sufrió Israel el 7 de octubre del año pasado.
“Netanyahu está pensando en su gente… creo que todo el mundo debería apoyarnos y Bibi es nuestro primer ministro, y deberían apoyar a Bibi también”, dijo Sarita a CNN, usando el apodo israelí para Netanyahu.
Mientras los compradores se apresuraban por los estrechos callejones del mercado, Netanel Yehuda le dijo a CNN que él también estaba indignado: “Estoy en contra. Somos una nación, somos independientes y podemos tomar nuestras propias decisiones aquí. Nadie más puede decirnos que pongamos a alguien en la cárcel o ninguna otra cosa”.
Ese sentimiento es compartido por muchos en Israel, según expertos.
Gil Siegal, un académico legal del Ono Academic College en Israel, dijo que la decisión del tribunal con sede en La Haya ha unido a los israelíes.
“Los israelíes se unen cuando están bajo presión”, dijo a CNN. “Podemos estar en desacuerdo porque pensamos que Netanyahu debería hacer A en lugar de B, está bien, pero cuando el mundo exterior viene a por nosotros, por así decirlo… esa presión externa es una fuerza unificadora, no una fuerza divisoria”, dijo.
La mayoría de los israelíes todavía apoyan la guerra en Gaza, dijo, porque la ven como una lucha justa y el único medio para mantener a su país seguro. Y aunque muchos se oponen a Netanyahu —las protestas masivas que piden su renuncia ahora ocurren semanalmente— la mayoría siente que ha sido injustamente señalado por la CPI.
La limitada oposición que existe a la guerra está motivada por el creciente número de soldados israelíes que han muerto en Gaza y la esperanza de que un alto el fuego asegure la liberación de los 101 rehenes que aún se encuentran allí, pero el sufrimiento de los palestinos está en gran medida ausente en el discurso contra la guerra.
Esto se debe en parte a que el impacto del brutal ataque terrorista del 7 de octubre, durante el cual militantes de Hamas mataron a más de 1.200 personas, todavía está fresco en el país. Muchos israelíes conocen a alguien que fue directamente afectado por el ataque y la mayoría tiene familiares o amigos que actualmente pelean en Gaza o están sirviendo en el ejército de otra manera.
Retratos de los rehenes están en exhibición en todo Israel, a lo largo del paseo marítimo en Tel Aviv y en la sala de llegadas en el aeropuerto del país.
A algunos israelíes también les indigna que la CPI emitiera órdenes para Netanyahu y Gallant junto con una para Mohammed Al-Masri, también conocido como Mohammed Deif, el líder de Hamas que, Israel afirma, fue uno de los cerebros del ataque del 7 de octubre.
La CPI “está diciendo que Gallant y Netanyahu son iguales a Mohammed Deif… esto es algo que los israelíes realmente no pueden comprender, realmente, realmente no pueden comprender”, dijo Siegal.
Yael Vias Gvirsman representa en la CPI a las familias de cientos de víctimas israelíes de los ataques del 7 de octubre y estuvo en La Haya cuando se emitieron las órdenes el jueves. Dijo que la orden contra Deif fue un reconocimiento importante “de que los ataques de Hamas consistieron en exterminio, tortura, violación y otros crímenes sexuales e inhumanos”, y que fue una buena noticia para las familias que representa. “Es el primer paso para el reconocimiento y el primer paso para que reconstruyan sus vidas”, dijo.
Pero agregó que las órdenes simultáneas contra Netanyahu y Gallant fueron comprensiblemente recibidas con “gran conmoción” en Israel, “porque es una nación en su hora más difícil”.
El tribunal dijo que encontró “motivos razonables” para creer que Netanyahu tiene responsabilidad penal por crímenes de guerra que incluyen “el hambre como método de guerra” y “los crímenes contra la humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos”.
Más de 43.000 palestinos han sido asesinados desde el 7 de octubre del año pasado, según el Ministerio de Salud en Gaza.
Netanyahu denunció la medida de la CPI del jueves y la tildó de “decisión antisemita”. También dijo que era “un juicio moderno de Dreyfus”, refiriéndose a la condena injusta de 1894 del soldado judío-francés Alfred Dreyfus, un asunto que desde entonces ha simbolizado la persecución antisemita.
El primer ministro dijo que los jueces de la CPI estaban “motivados por sentimientos antisemitas contra el único estado judío”.
Mientras tanto, el líder de la oposición, Yair Lapid, calificó las órdenes de arresto contra Netanyahu y Gallant como una “recompensa para el terrorismo”.
Implicaciones para los soldados que luchan en Gaza
Aunque las órdenes de arresto de la CPI solo apuntan a Netanyahu y Gallant, algunos están preocupados por las implicaciones que puedan tener para las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y sus soldados.
El servicio militar es obligatorio para la mayoría de los israelíes judíos y unos 300.000 reservistas han sido convocados debido a la guerra, además de los aproximadamente 170.000 soldados en servicio activo.
La organización legal israelí de derecha Shurat HaDin advirtió que las órdenes de arresto “crean un precedente peligroso para que la CPI apunte a otros ejércitos y líderes democráticos”. El grupo ha advertido durante mucho tiempo sobre la posibilidad de que la CPI abra una investigación criminal contra soldados israelíes.
La acción legal de la CPI contra soldados israelíes, dijo en su sitio web, “tendría efectos devastadores” en Israel y causaría un riesgo personal inmediato para individuos “cuya única culpa es servir a su país y luchar contra el terrorismo”.
Las negativas de potenciales reclutas y reservistas son inusuales en Israel, pero hay señales de que han estado aumentando en medio de la indignación global por el costo de la guerra en Gaza. Tomando una postura inusualmente pública, un grupo de más de 130 reservistas israelíes firmó una carta abierta destinada a Netanyahu y Gallant el mes pasado, declarando que se niegan a servir a menos que se firme un acuerdo para terminar la guerra y traer de vuelta a los rehenes, diciendo que para algunos de ellos “la línea roja ya ha sido cruzada”.
Soul Behar Tsalik, un israelí que tiene la intención de rechazar su alistamiento obligatorio en las FDI la próxima semana, dijo que la orden de la CPI fortalece su compromiso de negarse.
“La máquina de guerra de Israel no solo destruye Gaza, sino que también hiere a los israelíes, en cuerpo y espíritu”, dijo a CNN. “Espero que el fallo de la CPI ayude a hacer un cambio, haga que mis compatriotas israelíes se den cuenta de la verdad y la gravedad de las acusaciones contra nuestros líderes, y empuje a Israel a salir de Gaza, liberar a los rehenes y terminar con la ocupación lo antes posible”.
Rompiendo el Silencio, una organización de veteranos israelíes que se oponen a la guerra en Gaza y la ocupación de la Ribera Occidental, fue una rara voz de apoyo a la decisión de la CPI.
La organización dijo en un comunicado que la “avalancha de condenas, una serie de comentarios sobre ‘qué hay de los demás’ y numerosas acusaciones de antisemitismo” eran indicativos de la “insistencia de la sociedad israelí, incluso ahora, de no ver lo que estamos haciendo en Gaza”.
Michael Schwartz y Kareem Khadder de CNN contribuyeron con el reportaje.