Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion.
(CNN Español) –– ¿No es maravilloso pensar y actuar tal como somos? Cero hipocresía. Cero represión u ocultamiento de nuestras ideas. Ser mujeres muy diversas –y mucho más libres que en el pasado– es una gran dicha y un privilegio que debemos celebrar en estos días. ¡Bravo por nosotras! ¿No te parece?
Lo más curioso es que esta libertad de pensamiento y acción que disfrutamos las mujeres del siglo XXI no siempre fue así.
Millones de nosotras vivimos las estrictas reglas sociales del siglo XX (¡no tan lejano!). En aquellos años se esperaba un comportamiento infinitamente más discreto.
¡Es que así nos lo enseñaban en el colegio y en la casa! Y era parte de una educación que implicaba más acatamiento, mantenernos calladitas cuando era preciso, seguir a pie juntillas las reglas establecidas cientos de años antes, respetar a quienes quizás no merecían nuestro respeto y obedecer… obedecer… obedecer cuestionando muy poco, o casi nada, lo establecido.
Y aclaremos que estas no eran reglas para hacernos sufrir… ¡No! Era una antigua disciplina creada para nuestro bien, que reforzaba nuestra feminidad y buena educación con frases como “tienes que ser muy educada”, “debes respetar siempre a tus mayores”, “no se habla de dinero, ni de religión, ni de política”, etc. Y aunque en la casa se hablaran mil temas, incluso controvertidos, a los niños se le mantenía generalmente “calladitos” y sin participar en “conversaciones de mayores”.
El paso del tiempo cambió las cosas
Pero el paso del tiempo, los hechos históricos y el ejemplo de mujeres que a través de décadas se rebelaron y lucharon valientemente ante lo establecido cambiaron el panorama social. ¡Y aquí estamos hoy, felizmente, al borde del 2025, disfrutando opciones para todas y pudiendo decidir lo que nos parece bien y lo que no!
Sin embargo –y aquí tenemos lo más curioso y maravilloso de ser “mujeres libres”– en el lado opuesto de la moneda hay una infinidad de mujeres modernas, llenas de empuje que también apoyan causas sociales y caridades, pero se interesan cada día más en sus tradiciones, averiguando sobre sus antepasados y buscando sus raíces ¡Viven fascinadas con ancestry.com, adorando y respetando las tradiciones que han aprendido de sus madres y abuelas. ¡Sin una onza de rebeldía –y 100% libre albedrío– también son dignas de admiración!
En el protocolario mundo de la realeza y el liberal mundo del show business –que tanto aparece en los medios– tenemos personalidades como Meghan Markle, rebelde y rompedora, igual que mujeres tradicionalistas que, sin dejar de ser muy “siglo XXI”, eligen otras actitudes. Es el caso de Kate, princesa de Gales, quien algún día será la reina consorte, una esposa y madre admirada por millones, que combina disciplina con un profundo sentido del deber y amor a la familia. Lo mismo vemos en la anteriormente divorciada reina Letizia de España, quien de ser muy poco tradicional siendo soltera pasó a ser muy tradicionalista y sigue el protocolo real al pie de la letra (¡dicen que demasiado!), y la princesa Carolina de Mónaco, quien era muy rebelde en su juventud y se transformó en una mujer clásica como su madre, la princesa Gracia, y una bella abuela que respeta las tradiciones.
Otras “rebeldes” son la cantante Madonna, la valiente activista pakistaní Malala Yousafzai y la ecologista Greta Thunberg, quienes –a su manera y en sus campos– han querido cambiar la sociedad. Igual que hicieron en el pasado personajes de la política y la realeza como la avanzada primera ministra de la India, Indira Gandhi ¡y la brava princesa Diana de Gales!
¿Qué crees de estas dos tendencias?, me pregunto. ¿Eres rebelde o tradicionalista? ¿Aceptas el mundo en el que vives o quieres cambiarlo radicalmente? Conversando con amigas, es muy refrescante escuchar ideas sinceras y muy distintas. Personalmente, me gusta ser un 50-50 de cada una. Rebelde cuando es necesario y tradicional cuando se requiere. ¡Algo maravilloso que nuestra libertad nos permite ser!
Nota del editor: La primera versión de este artículo se publicó el 9 de marzo de 2020.