(CNN) – El asalto al amanecer en la región rusa de Kursk ni siquiera llegó a ser un tiroteo, pero delató la intensidad de la batalla en territorio del Kremlin. Cinco rusos avanzaron en el gris amanecer del domingo pero, como muestran las imágenes térmicas de drones, murieron o resultaron heridos por un dron cuando intentaban esconderse en la arboleda.
“Tengo la impresión de que (los rusos) tienen una cantidad de personas ilimitada”, dijo Oleksandr, comandante de unidad del 225º batallón de asalto, al describir el enfrentamiento desde un café de la ciudad ucraniana de Sumy, 11 horas después.
“Envían grupos, y casi nadie queda vivo. Y al día siguiente, los grupos van de nuevo. Los siguientes rusos, al parecer, no saben lo que les pasó a los anteriores. Van allí, hacia lo desconocido. Nadie les cuenta nada, y nadie vuelve”.
Oleksandr y dos colegas con los que está sentado tienen problemas de audición debido a los constantes bombardeos. Ofrecen una visión poco común de la ocupación ucraniana de Kursk desde hace cuatro meses.
La invasión de agosto supuso un raro éxito táctico y una ganancia estratégica para Kyiv, aunque el uso de una cantidad significativa de mano de obra y blindados en el asalto ha dado lugar a críticas de que la escasez creada por la invasión contribuyó al avance de Rusia a través del frente oriental del Donbass.
Los defensores de la operación de Kursk sugieren que proporcionó a Kyiv una ventaja vital para cualquier futura negociación de paz –tal vez iniciada por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump–, lo que significa que Ucrania necesita mantener un punto de apoyo en la zona al menos hasta la primavera.
Oleksandr se mostró confiado en que su unidad podría resistir, pero no tan seguro de por qué. “No sé cuál es realmente el objetivo”, dijo. “Tal vez deberíamos caminar por aquí durante cuatro meses y darnos la vuelta y marcharnos, por ejemplo… Si el objetivo es aguantar hasta cierto punto, lo haremos”.
Interrogado acerca de cuál sería su mensaje para Trump, Oleksandr exigió a Occidente que mantenga las garantías de seguridad que dio a Ucrania a cambio de que Kyiv renunciara a sus armas nucleares, en un tratado de 1994 conocido como Memorando de Budapest, en el que Rusia, Reino Unido y Estados Unidos dieron garantías a Ucrania, Belarús y Kazajstán por renunciar a sus armas nucleares de la era soviética.
“¿Nos quitaron nuestras armas nucleares? Nos prometieron su techo”, dijo Oleksandr, utilizando una palabra del argot para referirse a la protección. “Cumplan su palabra. Nos están masacrando, y tú sigues intentando jugar, defender tus intereses. Tuvieron que darlo todo para acabar con esta guerra en dos días. ¿Quién va a creer las palabras de Estados Unidos o Inglaterra, que se están m***do encima delante de Rusia? Perdonen mi inglés”, dijo riendo, en explicación de su blasfemia.
Los recientes asaltos rusos en su zona de Kursk resultaron tan ineficaces como costosos, dijo. Por otra parte, las autoridades ucranianas admitieron que el 40% del territorio que tomaron a finales del verano fue recuperado por los rusos. La unidad de Oleksandr no ha dormido en tres días, dijo, ni abandonó la línea del frente en ocho meses, y participó en feroces combates en las ciudades ucranianas de Bakhmut, Avdiivka y Chasiv Yar.
Dijo que las tropas rusas a las que se enfrentaron los ucranianos en Kursk eran una mezcla de paracaidistas bien entrenados de la 76ª Brigada, pero también chechenos menos organizados y mercenarios africanos. Pero no vio ni rastro de los 12.000 soldados norcoreanos que, según el Pentágono, fueron enviados a Kursk. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, también declaró el domingo a la agencia de noticias japonesa Kyodo que algunos norcoreanos habían sido abatidos por las fuerzas ucranianas y que, en última instancia, serían utilizados como “carne de cañón” por el Kremlin.
“Cuando los atrapemos o veamos un cadáver”, dijo Oleksandr, “entonces sabré con certeza que están aquí”.
Tres semanas antes, su unidad se había enfrentado a un asalto de 40 vehículos blindados y unos 300 soldados de infantería, dijo. Su comandante de drones, indicativo “JS” de Java Script, dijo que la unidad mató a 50 rusos ese día. “Los vehículos que consiguieron pasar descargaron a la infantería”, relató JS, “y luego rematamos a la infantería. Y así estuvimos casi 24 horas, sin dormir, y al día siguiente rematamos a los que consiguieron esconderse del bombardeo con drones del primer día”.