Funcionarios de la administración Biden que están siguiendo la notable velocidad del avance rebelde en Siria, ven cada vez más la posibilidad de una caída del régimen de Bashar al-Assad en cuestión de días, según dijeron cinco de ellos a CNN.
Si el análisis estadounidense resulta cierto, representaría una caída espectacularmente rápida del poder para el dictador sirio después de una guerra de 14 años, incluso después de haber estado relativamente estancada hasta la semana pasada.
Los funcionarios advirtieron que no hay una evaluación formal sobre el destino de Assad y que las opiniones varían, y añaden que su desaparición no es una conclusión definitiva.
“El consenso actual es que su caída es un escenario cada vez más plausible”, dijo un alto funcionario estadounidense.
“Probablemente para el próximo fin de semana el régimen de Assad habrá perdido cualquier atisbo de poder”, dijo otro funcionario.
“La única cosa que podría retrasar una conquista rebelde sería un golpe bien organizado y una reorganización, pero la gente de Assad ha hecho un buen trabajo sofocando a cualquier competidor potencial”, agregó el funcionario.
Los rebeldes están avanzando hacia la capital siria después de derrotar a las fuerzas gubernamentales en dos de las ciudades más grandes del país, en una ofensiva que comenzó hace poco más de una semana. Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, se encuentra a continuación en su camino mientras se mueven hacia el sur.
Después de Homs se encuentra la capital del país, Damasco.
La administración Biden se mostró sorprendida por la velocidad del avance rebelde que comenzó la semana pasada. Las tropas del régimen se derrumbaron y quedaron desvanecidas, dejando un frágil cascarón de un ejército para defender al presidente y a Damasco.
Estados Unidos ya ha juzgado erróneamente el poder de permanencia de los regímenes. El último caso es Afganistán, donde la comunidad de inteligencia de EE.UU. consideraba que el gobierno afgano sería más resistente de lo que finalmente fue, y en Ucrania, donde EE.UU. creyó erróneamente que el país caería ante Rusia en cuestión de días tras la invasión de Moscú. Como resultado, en 2022, agencias de inteligencia de EE.UU. lanzaron una revisión de cómo evalúa la “voluntad de luchar” de los ejércitos extranjeros, según reportó CNN en el pasado.
A la cabeza del avance rebelde en Siria está un grupo que fue designado por EE.UU. como una organización terrorista: Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, que anteriormente estaba vinculado a Al Qaeda.
“Tenemos una preocupación real sobre los designios y objetivos de esa organización”, dijo el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan a CNN el fin de semana pasado. “Al mismo tiempo, por supuesto, no lamentamos el hecho de que el Gobierno de Assad, respaldado por Rusia, Irán y Hezbollah, esté enfrentando cierto tipo de presión”.
Hay pocas señales de que Irán y Rusia, cuyo apoyo ha sido clave para mantener a Assad en el poder, vayan a intervenir para salvarlo, al menos de forma directa. Rusia está empantanada con su guerra en Ucrania, e Irán ha resultado significativamente debilitado después de los recientes ataques de Israel a sus defensas aéreas y la destrucción de sus aliados regionales Hamas y Hezbollah. HTS parece haber aprovechado el hecho de que los aliados de Assad estaban todos distraídos, y que el mundo no estaba prestando mucha atención a Siria cuando lanzó su operación, dijo uno de los funcionarios estadounidenses.
Otro de los funcionarios estadounidenses dijo que el Pentágono, que tiene alrededor de 900 soldados en Siria, no tiene planes de cambiar su postura en el país y que está esperando a ver qué sucede mientras toma medidas adicionales de protección para las fuerzas.
Estados Unidos ha colaborado durante mucho tiempo con las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) lideradas por los kurdos para operaciones contra ISIS en el país. Las SDF han mantenido contacto con el grupo rebelde conocido como HTS, dijo el funcionario estadounidense, pero EE.UU. no se comunica con HTS porque la considera una organización terrorista.
HTS no parece tener el apoyo abierto de Turquía, adversario de Assad, pero los funcionarios estadounidenses creen que Turquía dio luz verde al grupo para lanzar su operación.
Una preocupación significativa que tiene la administración es la seguridad del arsenal de armas químicas de Assad, que se cree que incluye tanto cloro como sarín, que han sido usados de manera infame en áreas rebeldes para horror de la comunidad internacional.
No está claro a dónde huiría Assad, dijeron funcionarios estadounidenses. Sus patrocinadores podrían ofrecer refugio en Moscú o en Teherán, y queda por ver si los rebeldes fijarán su mirada en Latakia, un enclave de la secta alauita a la que pertenece Assad.