Esta fotografía sin fecha proporcionada por el Departamento de Correcciones de Indiana muestra a Joseph Corcoran, cuya ejecución está prevista para antes del amanecer del miércoles.
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La Corte Suprema se negó este martes a detener la ejecución del recluso condenado a muerte de Indiana, Joseph Corcoran, quien fue condenado por matar a cuatro personas en 1997.

No hubo disidencias anotadas y, como suele ser el caso en su expediente de emergencia, la corte no explicó su razonamiento.

Corcoran, de 49 años, está programado para ser ejecutado en algún momento antes del amanecer del miércoles, marcando la primera vez que Indiana llevará a cabo una ejecución en 15 años.

La esposa y los abogados de Corcoran dijeron a la Corte Suprema que el crimen fue un “resultado de su enfermedad mental” y que la ejecución violaría la Constitución.

Los funcionarios de Indiana respondieron que el propio Corcoran había renunciado a la revisión de su caso y que los tribunales inferiores lo habían encontrado competente para hacerlo.

Corcoran fue condenado por el asesinato de su hermano, James Corcoran; el prometido de su hermana, Robert Scott Turner; así como de Timothy Bricker y Douglas Stillwell.

La ejecución programada se produce aproximadamente seis meses después de que el gobernador republicano Eric Holcomb anunciara que el estado había “(después de años) obtenido el fármaco pentobarbital”, lo que permite reanudar la pena capital por primera vez desde 2009.

Varios organismos han recurrido al sedante para llevar a cabo inyecciones letales en los últimos años (…). Las compañías farmacéuticas que se oponen a la pena de muerte han prohibido el uso de sus productos para ejecuciones.

“En consecuencia, estoy cumpliendo con mis deberes como gobernador siguiendo la ley para avanzar adecuadamente en este asunto”, dijo el gobernador Holcomb en una declaración en el verano boreal.

El fiscal general de Indiana, Todd Rokita, presentó la pena de muerte “como un medio para proporcionar justicia a las víctimas de los crímenes más atroces de la sociedad y hacer responsables a los perpetradores”.

“Ahora que el Departamento Correccional de Indiana está listo para cumplir la sentencia impuesta legalmente”, dijo Rokita, “corresponde a nuestro sistema de justicia permitir inmediatamente que las ejecuciones se reanuden en nuestras prisiones”.

La hermana del asesino se opone a la ejecución

La hermana de Corcoran, Kelly Ernst, quien también era hermana de la víctima James Corcoran y quien estaba comprometida con Turner, se opone a la ejecución de su hermano y a la pena de muerte de manera más amplia. Le dijo a Associated Press que cree que la grave enfermedad mental de Corcoran es “bastante obvia”.

“Simplemente siento que no hay tal cosa como un cierre”, dijo Ernst, de 56 años, a AP. “Simplemente no sé qué más decir. No he dormido en semanas”.

CNN se ha comunicado con Ernst para que hiciera comentarios sobre lo ocurrido.

Adam Bricker, el hermano de la víctima Timothy Bricker, le dijo a CNN que no está convencido sobre si Corcoran debe ser ejecutado o pasar el resto de su vida en prisión. Pero quiere que el asunto concluya después de soportar tantos años de cobertura intermitente, lo que reaviva el dolor de su familia.

“No es justo para mi mamá, sus hijos que aún viven, ni para nadie. No es justo y no es correcto”, dijo Adam Bricker.

“Como cristiano, no deseo que nadie muera”, agregó. “Tampoco deseaba que mi hermano muriera. Pero creo que las leyes deben ser seguidas”.

Indiana es uno de solo dos estados con pena de muerte que no permite a los reporteros presenciar las ejecuciones, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte. La ley estatal indica que los presentes pueden incluir a funcionarios de correccionales, el asesor espiritual del condenado, hasta cinco amigos o familiares del recluso y hasta ocho miembros de las familias inmediatas de la víctima o víctimas.

En otros estados, los testigos de los medios generalmente actúan como monitores públicos neutrales, informando al público sobre los detalles de una ejecución. Esto puede implicar informar sobre ejecuciones que violan el protocolo de un estado, una responsabilidad particularmente importante cuando contradicen la caracterización de los eventos por parte de los funcionarios.

Un historial de problemas mentales

En el momento de los asesinatos, Corcoran estaba estresado porque el matrimonio de su hermana lo había obligado a mudarse de su casa, según un resumen del caso incluido en la decisión de la Corte Suprema de Indiana este mes. Corcoran, quien según AP había sido acusado pero absuelto por el asesinato de sus padres en 1992, se despertó una tarde y supuestamente escuchó a su hermano y a otros hombres hablando de él, dice ese resumen, y disparó fatalmente a los cuatro con un rifle.

Hay pruebas de la enfermedad mental de Corcoran incluso previas a los asesinatos, dijeron sus abogados en una apelación en la corte federal este mes, citando testigos que lo recordaban hablando con personas que no estaban presentes o instancias en las que insistió erróneamente que la gente hablaba de él.

Los abogados de Corcoran sostienen que nunca debió ser juzgado. Pero sus dos abogados en ese momento no se dieron cuenta de la magnitud de su enfermedad mental, escribieron en nuevas declaraciones juradas, y no solicitaron una audiencia de competencia.

Cuando sus abogados intentaron presentar una apelación posterior a la condena, Corcoran al principio se negó a firmarla, una decisión que en ese momento impidió su revisión. Sus abogados argumentaron en una audiencia de 2003 que Corcoran era incompetente y presentaron el testimonio de tres expertos en salud mental, cada uno de los cuales diagnosticó a Corcoran con esquizofrenia paranoide.

La corte finalmente determinó que Corcoran era competente para renunciar a sus apelaciones, y aunque el recluso cambiaría de opinión después de eso, ya era demasiado tarde. Su petición fue desestimada.

La enfermedad de Corcoran no ha mejorado en las últimas dos décadas y ha demostrado ser resistente a los intentos de medicación del Departamento de Correcciones de Indiana, dicen sus abogados.

Aun así, la corte suprema del estado dictaminó este mes que sus abogados no habían logrado demostrar que algo había cambiado desde que se consideró al recluso competente. Un juez federal igualmente determinó que la afirmación de que Corcoran era incompetente para la ejecución carecía de fundamento.

Ambas cortes señalaron en parte a una declaración jurada reciente presentada ante la corte alta del estado, en la que Corcoran escribió que quería abandonar sus apelaciones y afirmó que entendía las consecuencias de ser ejecutado. Pero los abogados de Corcoran argumentaron que esta declaración jurada no era creíble, citando a otro psiquiatra que determinó que los escritos del recluso —aunque parecían lógicos— están ligados a sus delirios.

“Es irracional permitir que los insanos determinen su propia competencia”, escribieron los abogados.

John Fritze de CNN colaboró con este informe.