El presidente electo, Donald Trump, apoyó durante mucho tiempo al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson: fue su anfitrión la noche de las elecciones, lo llevó al partido de fútbol universitario entre el Ejército y la Marina el pasado fin de semana y lo respaldó en privado a pesar de las quejas de los conservadores sobre las acciones de la Cámara.
Por eso sorprendió a muchos republicanos cuando Elon Musk –con el visto bueno de Trump– ayudó a hundir el acuerdo de financiación del Gobierno a corto plazo de Johnson el miércoles por la tarde desatando un aluvión de mensajes en las redes sociales desde primera hora de la mañana y calificando el acuerdo de “criminal”.
Trump siguió con amenazas de oponerse a cualquier republicano que votara a favor en las primarias de 2026. Y añadió otra complicación pidiendo que el techo de la deuda –una herramienta que los republicanos han utilizado durante años para presionar a los demócratas para que recorten gastos– se levante o se elimine por completo antes de que él asuma el cargo. Con la financiación que termina hacia el final de la noche de este viernes, las demandas de última hora de Trump empujaron al Gobierno peligrosamente cerca de un cierre.
Las andanadas desde Mar-a-Lago dejaron a los legisladores republicanos preguntándose –dado lo mucho que se comunican el presidente electo y el presidente de la Cámara de Representantes– por qué hubo que esperar hasta el último momento para que estallara la dramática división entre Trump y Johnson, y para que el acuerdo se viniera abajo.
“Es todo muy extraño”, dijo un legislador del Partido Republicano a CNN. “Esto era completamente evitable”.
Este jueves por la noche, Trump volvía a respaldar a Johnson mientras intentaba sacar adelante un plan diferente que buscaba apaciguar las demandas del abanderado del Partido Republicano. El sacudón de 24 horas subrayó tanto la debilidad de Johnson como la apertura de Musk con Trump. El proyecto de ley –que habría ampliado la financiación del Gobierno durante tres meses, elevado el techo de la deuda hasta 2027, prorrogado la ley agrícola e incluido US$ 110.000 millones para ayuda en caso de catástrofe– fracasó, con el voto en contra de 38 republicanos.
La caótica serie de acontecimientos dejó a los líderes de la Cámara de Representantes en un brete, y el episodio generó dudas sobre cómo funcionarán los republicanos en el Capitolio, con una estrecha mayoría y facciones enfrentadas, una vez que Trump asuma el cargo.
Y ahora los demócratas, que ayudaron a Johnson a salvar su puesto la pasada primavera, dicen que terminaron de ayudar al republicano de Luisiana a gestionar su revoltosa conferencia.
Trump quiere “la cubierta despejada”
Johnson ya estaba cerca de llegar a un acuerdo con los líderes del Congreso sobre una medida a corto plazo para financiar el Gobierno cuando se sentó en un palco privado con el presidente electo en el partido entre el Ejército y la Marina el pasado fin de semana.
En un video grabado durante el partido, se puede ver a Trump en plena conversación con Johnson, el nuevo líder de la mayoría en el Senado, John Thune, y el vicepresidente electo, J. D. Vance.
Trump, según personas familiarizadas con la conversación, dijo a Johnson que quería un proyecto de ley de gastos para todo el año –no una resolución a corto plazo– y que quería que el límite de la deuda formara parte de ese acuerdo.
“Quería la cubierta despejada”, dijo a CNN una fuente conocedora de la conversación, en alusión al deseo de Trump de comenzar su mandato con las luchas más polémicas sobre el gasto en el retrovisor para que el Congreso pudiera centrarse en promulgar su agenda.
En el partido, Johnson, dijo la fuente, trató de apaciguar al presidente electo sin prometer cumplir con esas demandas específicas; al tiempo que reconoció que no había tiempo suficiente para llegar a un acuerdo sobre los diversos proyectos de ley que comprenden la legislación que cubre el gasto anual del Gobierno, conocido como “ómnibus”.
Más tarde en la semana, las fuentes dijeron que Trump estaba encuestando a aliados y asesores sobre lo que creían que eran los pros y los contras de una medida de financiación a corto plazo o el proyecto de ley a más largo plazo que comenzó a exigir públicamente el miércoles.
“Empezó cuando salió el texto y se fueron conociendo algunos de los detalles. Hasta ese momento, él todavía estaba tratando de entender los pros y los contras de corto plazo versus largo plazo”, dijo un asesor de Trump a CNN. “Una vez que salió el texto del proyecto de ley y se informaba sobre los sobornos en él, él quiso involucrarse”.
A lo largo del miércoles, Trump y Musk discutieron su oposición al proyecto de ley, incluso antes de que Musk comenzara a atacar intensamente el paquete en X. Ambos estaban de acuerdo en que daba demasiado a los demócratas y era demasiado caro. Fuentes cercanas a Trump insisten en que Musk estaba en sintonía con el presidente electo cuando tomó X para ir contra la propuesta y cualquiera que potencialmente votara a favor de ella, aunque los demócratas hicieron saltar las alarmas de que la oposición pública de Musk, que llegó antes que la de Trump, era una señal de su poder sobre el presidente electo.
Vance recibió el encargo de ser los ojos y oídos de Trump en el Capitolio, y está llevando el grueso de las conversaciones con Johnson. El miércoles por la noche, el vicepresidente electo fue visto dirigiéndose a la oficina del portavoz con los líderes republicanos, mientras Trump disfrutaba de una cena con Musk y el fundador de Amazon, Jeff Bezos, en su complejo de Mar-a-Lago. Trump estuvo llamando a los legisladores para tratar el asunto, pero está dejando que Vance –senador de Ohio desde hace un par de semanas– se ocupe de los detalles a puerta cerrada, dijo una fuente familiarizada con las discusiones.
Cuestiones sobre el techo de deuda
Los aliados de Trump en Mar-a-Lago se habían puesto en contacto con el portavoz y su equipo en las últimas semanas, telegrafiando el deseo del presidente electo de abordar el límite de deuda antes de asumir el cargo.
Pero su posición no era muy conocida. La opinión generalizada, según varios aliados de Trump, asesores y funcionarios del Partido Republicano, era que tratarían el tema del techo de la deuda como parte de las próximas conversaciones sobre un proyecto de ley de gastos en marzo, o un paquete de medidas para poner en práctica las prioridades de Trump en materia de inmigración y energía.
E incluso en conversaciones de hace una semana, tres fuentes sugirieron que el techo de deuda no estaba en el radar de nadie, y al menos un aliado de Trump dijo a CNN: “Eso será un tema de junio”. Añadir un debate tan políticamente tóxico a la lista de tareas pendientes de la legislatura era un giro argumental.
“Insertar la conversación sobre el techo de deuda sin duda añadió un nuevo elemento”, dijo un asesor de Trump a CNN.
La transición no respondió a una solicitud de comentarios. CNN se ha puesto en contacto con la oficina de Johnson.
Trump, como él y sus ayudantes han comunicado, quiere empezar el nuevo Congreso y su segundo mandato con una pizarra limpia; y sin la posibilidad de que los demócratas conserven una moneda de cambio que podría diluir su agenda.
Envalentonado incluso por una mayoría mínima en ambas cámaras, Trump cree que los republicanos estarán en una posición más poderosa para exigir recortes de gasto más pronunciados durante las negociaciones del próximo año.
“En Mar-a-Lago se plantearon muchas dudas sobre la posibilidad de que el límite de deuda se aplique el año que viene”, dijo a CNN una fuente implicada en las conversaciones, refiriéndose al club de Palm Beach donde Trump y sus asesores estuvieron elaborando posiciones políticas a puerta cerrada. “¿Por qué estamos permitiendo que algo que será un punto de presión para los demócratas siga en pie durante el próximo año?”.
El colapso del miércoles
Tan recientemente como el miércoles por la tarde, alrededor de la 1 p.m., los líderes republicanos de la Cámara le decían a sus compañeros que se sentían “positivos” sobre tener los votos necesarios para aprobar el acuerdo negociado, según varias fuentes cercanas a las negociaciones. Muchos legisladores republicanos no estaban contentos con la medida, especialmente debido al plazo apresurado, pero parecía que estaban dispuestos a aceptarla”.
Sin embargo, un recuento de votos dejó claro que Johnson no contaba con el apoyo republicano necesario para aprobar la medida con ayuda demócrata.
Un republicano atribuyó a la falta de comunicación entre la oficina de Johnson y los miembros de base el hecho de que la dirección no estuviera al tanto de la situación de la conferencia. Los legisladores, por ejemplo, se sorprendieron al enterarse de que se incluía un aumento de sueldo para ellos mismos.
“Sabíamos el 92% de lo que iba a ser esto mucho antes, pero ese último 8% fue complicado”, dijo el representante de Pensilvania, Dan Meuser, a CNN.
El proyecto de ley puede haber estado “ya muerto” a mediodía del miércoles, como dijo un legislador republicano, pero el megáfono de Musk se aseguró de que fuera enterrado.
Las publicaciones en las redes sociales de Musk y Donald Trump Jr. alimentaron una oleada de llamadas telefónicas de descontento a las oficinas de los legisladores.
Hacia las tres de la tarde, una fuente del Partido Republicano describió la situación como “colapsada”. Y los problemas de Johnson evolucionaron rápidamente de quejas internas sobre el proyecto de ley de financiación a preguntas importantes y públicas sobre su futuro como portavoz. Este jueves por la mañana, una de las conservadoras más ruidosas de la Cámara, la diputada Marjorie Taylor Greene, de Georgia, parecía haber dado marcha atrás en su apoyo al republicano de Luisiana y planteaba abiertamente la improbable situación de Musk como portavoz.
Múltiples republicanos frustrados han dicho a Johnson y a su equipo de liderazgo que deberían haber votado el miércoles cuando tenían los votos, según una persona familiarizada con las discusiones.
“Nos reagruparemos y se nos ocurrirá otra solución”, dijo Johnson a los periodistas después de que fracasara la votación de este jueves. “Así que permanezcan atentos”.