Aún se desconocen las causas de la caída del vuelo J2-8243 de Azerbaijan Airlines el día de Navidad cerca de la ciudad de Aktau, Kazajstán. Hasta este viernes se han recuperado los registradores de vuelo del lugar del siniestro y la investigación continúa.
Pero los primeros indicios apuntan a una posible causa: un funcionario estadounidense declaró a CNN que un sistema antiaéreo ruso podría haber derribado el avión de pasajeros. Y esa versión de los hechos —dicha primero por fuentes anónimas de Azerbaiyán y luego abiertamente por un legislador azerbaiyano, Rasim Musabeyov— parece estar ganando adeptos, al menos en los medios de comunicación internacionales.
El panorama oficial en Rusia es algo diferente. A mediodía de este viernes, la noticia principal sobre la tragedia en la televisión estatal rusa Rossiya-24 señalaba que se esperaba la llegada a Kazajstán de representantes del fabricante de aviones Embraer, pero no mencionaba la posibilidad de que la aeronave hubiera sido derribada. Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, se ha mantenido hermético sobre la catástrofe, en la que murieron al menos 38 personas.
Este viernes, en una conferencia telefónica con periodistas, se le pidió que comentara las peticiones de Musabeyov para que Rusia se disculpara: “Este incidente de aviación está siendo investigado y, hasta que no estén las conclusiones como resultado de la investigación, no nos consideramos con derecho a dar ninguna valoración y no lo haremos”.
“Al mismo tiempo, tenemos a nuestras autoridades de aviación que pueden hacerlo y la información solo puede venir de ellas. No nos consideramos autorizados a hacer comentarios al respecto”.
El mensaje de Peskov puede marcar la pauta para los medios de comunicación rusos, pero las aparentes pruebas de un derribo —las imágenes de video muestran perforaciones en la carrocería del avión que parecen similares a daños por metralla o restos— plantean un dilema de relaciones públicas para el Kremlin. Según datos preliminares, a bordo viajaban ciudadanos de Rusia, Azerbaiyán, Kazajstán y Kirguistán. Varias compañías internacionales suspendieron sus vuelos a ciudades rusas.
El destino original del avión —la república rusa de Chechenia, gobernada por el leal pro-Kremlin Ramzan Kadyrov— hace que la situación sea aún más delicada para el Gobierno ruso.
En un hilo en X, el observador político ruso Alexander Baunov señaló la imprecisa cobertura inicial en Rusia de la caída y se preguntó si el Kremlin acabaría asumiendo la responsabilidad o no.
“¿Moscú ofuscará, negará, lanzará narrativas contradictorias y coaccionará a Azerbaiyán y Kazajstán en una mentira compartida, aprovechando su poderío militar, económico y diplomático?”, preguntó, sugiriendo que el incidente mostraba “sombras de cómo se manejó el vuelo MH17 de Malaysia Airlines”.
Para quienes no lo recuerden, el derribo del MH17 en 2014 sobre Ucrania por parte de un misil tierra-aire ruso se convirtió en una clase magistral de giros y desinformación por parte de Rusia.
El derribo, que causó la muerte de 298 personas, fue seguido de una avalancha de información falsa y engañosa procedente de Rusia. Las versiones que circularon en los medios rusos eran confusas, contradictorias y, en ocasiones, directamente extrañas: los ucranianos derribaron el avión; el avión del presidente de Rusia, Vladimir Putin, era el objetivo real; o incluso que el avión estaba lleno de cadáveres.
Pero el efecto fue el mismo, independientemente de la historia. La desinformación en torno al MH17 creó confusión, distracción y ruido que desvió la atención de la causa real, un misil ruso.
Un tribunal neerlandés concluyó finalmente que el MH17 fue derribado por un misil Buk tierra-aire ruso lanzado desde territorio en manos de separatistas prorrusos bajo control de Moscú, y dos rusos y un ucraniano separatista fueron declarados culpables en ausencia de asesinato en masa por su implicación.
El veredicto tardó años en llegar, y la investigación sobre el accidente del vuelo de Azerbaijan Airlines no ha hecho más que empezar. Queda por ver si esa investigación también se verá oscurecida por la niebla de la desinformación.