El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se sometió este domingo con éxito a una cirugía para extirparle la próstata, dijeron funcionarios del hospital, un procedimiento que se produce mientras enfrenta múltiples crisis gubernamentales, como la guerra en Gaza y su juicio por presunta corrupción.
Netanyahu, que ha tenido una serie de problemas de salud en los últimos años, hizo grandes esfuerzos para reforzar su imagen pública de líder saludable y enérgico. Durante su juicio este mes, se jactó de trabajar 18 horas al día, acompañado de un cigarro. No obstante, como es el líder más antiguo de Israel, una carga de trabajo tan agotadora a lo largo de un total de 17 años en el poder podría pasarle factura a su bienestar.
Netanyahu, de 75 años, se encuentra entre los líderes mundiales de mayor edad, por detrás el presidente de Estados Unidos Joe Biden, de 82 años, el presidente electo Donald Trump, de 78 años, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, y el papa Francisco, de 88 años, quienes han sido objeto de escrutinio por su edad y problemas de salud.
Esta última afección de Netanyahu es común en hombres mayores, pero el procedimiento ha tenido algunas repercusiones. Los jueces que supervisan su caso aceptaron este domingo una solicitud de su abogado para cancelar tres días de testimonio programados para esta semana. El abogado, Amit Hadad, había argumentado que Netanyahu estaría completamente sedado para el procedimiento y hospitalizado durante “varios días”.
El doctor Ofer Gofrit, jefe del departamento de urología del Centro Médico Hadassah de Jerusalén, dijo en un comunicado en video el domingo por la noche que el procedimiento había ido bien y que “no había temor” de cáncer o malignidad. “Solo esperamos lo mejor”, dijo.
En un comunicado, Netanyahu agradeció a sus médicos. Su oficina dijo que estaba “plenamente alerta” y fue llevado a una unidad de recuperación subterránea fortificada contra posibles ataques con misiles. Se esperaba que Netanyahu permaneciera en el hospital durante varios días en observación.
El ministro de Justicia, Yariv Levin, un aliado cercano, actuó como primer ministro interino durante la operación.
Con tanto en juego, la salud de Netanyahu en tiempos de guerra es una preocupación tanto para los israelíes como para el mundo en general.
Tiempos turbulentos en la región
Como líder de Israel, Netanyahu está en el centro de importantes acontecimientos mundiales que están cambiando la configuración de Medio Oriente. Con el vertiginoso ritmo de los últimos 14 meses, quedar incapacitado incluso por unas pocas horas puede ser riesgoso.
Netanyahu estará en el hospital en un momento en que los mediadores internacionales están presionando a Israel y Hamas para alcanzar un alto el fuego en Gaza y mientras se intensifican los combates entre Israel y los rebeldes hutíes de Yemen respaldados por Irán.
Al menos 45.514 palestinos han muerto y otros 108.189 han resultado heridos desde que Israel lanzó su ofensiva bélica en Gaza, según el Ministerio de Salud del enclave.
Los problemas de próstata son comunes y en muchos casos se pueden tratar fácilmente. Sin embargo, la operación daña la imagen de vigor de Netanyahu en un momento en el que querría proyectar más fuerza que nunca, tanto ante un público israelí que se enfrenta a amenazas constantes como ante los enemigos de Israel que buscan exponer sus debilidades.
Problemas de salud preexistentes
Netanyahu insiste en que goza de excelente salud. Su oficina publica imágenes de él recorriendo zonas de guerra con equipo de protección completo y rodeado de oficiales militares, o mientras se reúne con funcionarios de defensa en colinas azotadas por el viento con gafas de sol oscuras y chaquetas acolchadas.
Pero esa imagen quedó destrozada el año pasado cuando los médicos de Netanyahu revelaron que tenía un problema cardíaco, un problema que aparentemente conocía desde hacía mucho tiempo pero que había ocultado al público.
Una semana después de sufrir un desmayo, a Netanyahu le colocaron un marcapasos para controlar sus latidos cardíacos. Solo entonces el personal del Centro Médico Sheba reveló que Netanyahu padece desde hace años una enfermedad que puede provocar latidos cardíacos irregulares.
El descubrimiento se produjo en un momento en que Netanyahu se enfrentaba a masivas protestas antigubernamentales. La noticia sobre un problema cardíaco crónico avivó aún más la ira y la desconfianza en un contexto de extrema polarización política en Israel.
El año pasado, Netanyahu fue llevado de urgencia al hospital por lo que los médicos dijeron que probablemente era deshidratación. Pasó la noche allí, lo que provocó que su reunión semanal de gabinete se retrasara.
A principios de este año, Netanyahu se sometió a una operación de hernia, durante la cual estuvo bajo anestesia total y inconsciente. Levin se desempeñó como primer ministro interino durante la operación.
La recuperación puede ser rápida
Según la oficina de Netanyahu, este miércoles se le diagnosticó al líder israelí una infección del tracto urinario derivada de un agrandamiento benigno de su próstata. La infección fue tratada con éxito con antibióticos, pero los médicos dijeron que la cirugía era necesaria de todos modos.
Las complicaciones derivadas del agrandamiento de próstata son comunes en hombres de entre 70 y 80 años, le dijo a la Radio del las fuerzas israelíes el Dr. Shay Golan, jefe del servicio de urología oncológica del Centro Médico Rabin de Israel. Golan habló en términos generales y no estuvo involucrado en la atención o el tratamiento de Netanyahu.
Según Golan, el agrandamiento de la próstata puede impedir el vaciado adecuado de la vejiga, lo que provoca una acumulación de orina que puede provocar una infección u otras complicaciones. Después del tratamiento farmacológico, los médicos pueden recomendar un procedimiento para extirpar la próstata y prevenir futuros bloqueos.
En el caso de Netanyahu, debido a que la próstata no es cancerosa, dijo Golan, los médicos probablemente estaban realizando una cirugía endoscópica, realizada insertando pequeños instrumentos en una cavidad corporal, en lugar de hacer cortes quirúrgicos en el abdomen para llegar a la próstata.
El procedimiento dura aproximadamente una hora, dijo Golan, y la recuperación es rápida. Agregó que, más allá del uso del catéter durante uno a tres días después del procedimiento, los pacientes pueden volver a sus actividades normales sin limitaciones significativas.