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Ah, la vida en alta mar: un lugar para relajarse, alejarse de todo y ver pasar el mundo, literalmente.

Millones de viajeros adoran los cruceros precisamente por su mezcla de lejanía y comodidad. Pero lo que es un descanso muy necesario del mundo real cuando se está bien puede ser más complicado si se cae enfermo o se sufre un accidente a bordo.

Si se rompe una pierna a cientos de kilómetros del hospital más cercano o sufre un infarto, puede que no esté tan contento de estar en alta mar.

Por supuesto, todos los cruceros tienen un centro médico, pero ¿de qué tamaño es y qué hacen allí? ¿Son médicos generales o más bien médicos de urgencias? Y en el peor de los casos, ¿qué ocurre si un pasajero muere a bordo?

El Dr. Aleksandar Durovic, médico de cruceros desde hace 20 años, dice que la vida de un médico en alta mar es muy diferente a la de uno en tierra.

“Si estás viendo ‘El barco del amor’, podrías creer que se trata solo de ir por ahí cenando y tomando copas con los huéspedes, pero en realidad no es así”, dice. “Es un trabajo lleno de estrés y responsabilidad. La parte médica puede ser muy exigente. La mayor parte de lo que hacemos en los grandes cruceros son servicios de urgencias, como en una sala de emergencias, pero también somos médicos generales para la tripulación y nos ocupamos de las necesidades médicas crónicas”.

Amy White, directora de operaciones médicas de Vikand, que presta servicios médicos a más de 150 buques de 33 líneas de cruceros, afirma que el personal se selecciona cuidadosamente para que tenga al menos tres años de experiencia en medicina de urgencias. “La razón es que [a bordo] pueden producirse todo tipo de emergencias médicas”, afirma. “Para eso se necesita personal altamente cualificado. Muchos buques solo tienen un médico, así que no hay más respaldo que nosotros [en tierra]. Así que hay que saber trabajar solo”.

El otro aspecto que se evalúa antes de embarcar es el trato con el paciente: “En los barcos hay que ser hospitalario: los huéspedes siempre tienen la razón”, señala White.

La enfermera Amy White lleva una década en el sector de los cruceros, incluso a bordo de barcos de Royal Caribbean y Viking.

Durovic pasó 13 años trabajando en su Montenegro natal antes de trabajar en los cruceros. Pasó dos años en MSC y 17 en Carnival. Ahora aceptó un trabajo sin igual en el sector: es la única médico a bordo del Villa Vie Odyssey, el barco que actualmente está circunnavegando el globo en un viaje de tres años.

White, por su parte, empezó como enfermera trabajando en servicios de urgencias en su Sudáfrica natal, y se sintió atraída por los cruceros gracias a dos compañeras de trabajo “que habían estado en barcos y hablaban de ello todo el tiempo”. En 2012, se incorporó a Royal Caribbean como enfermera, y luego pasó a Viking, donde ascendió a enfermera de flota, antes de unirse a Vikand como directora de operaciones médicas.

Tanto si un crucero dura tres años como tres días, la configuración suele ser la misma, siguiendo las directrices establecidas por el Colegio Estadounidense de Médicos de Urgencias (ACEP, por sus siglas en inglés).

Las líneas de cruceros miembros de CLIA, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, deben tener a bordo al menos un profesional médico disponible 24 horas al día, 7 días a la semana, así como dos salas médicas, una de las cuales debe ser para tratamiento de cuidados intensivos. También deben tener a bordo equipos para controlar los signos vitales. Muchos grandes cruceros tienen al menos otro médico, así como un pequeño equipo de enfermeras, aunque esto se debe más a la política de la compañía que a requisitos legales. White lo compara con un “pequeño servicio de urgencias comunitario: tenemos una zona de tratamiento, una o dos unidades de cuidados intensivos con ventilador, capacidad de monitorización cardiaca y desfibrilador”.

A partir de 2026, los ecógrafos también serán obligatorios en los buques miembros de la CLIA.

Los grandes cruceros también disponen de un depósito de cadáveres a bordo para cuando ocurre lo peor.

El equipo de a bordo está respaldado por personal de tierra, incluidos médicos con amplia experiencia en medicina de urgencias. “Las grandes compañías como Carnival, Royal Caribbean, MSC tienen un departamento médico en la oficina que te da todo el apoyo”, dice Durovic.

Las compañías de cruceros más pequeñas, como Villa Vie, trabajan con proveedores externos para obtener el mismo servicio. Vikand es una de estas empresas, que presta servicios médicos a más de 150 buques de 33 líneas de cruceros, incluido el personal de a bordo, y un equipo en tierra para ayudar con la logística.

También está el capitán del barco, responsable en última instancia de todas las personas a bordo. Interviene en la logística si hay que desembarcar a un paciente o en caso de fallecimiento a bordo.

Por lo demás, el equipo médico está solo en el mar.

“Como en cualquier servicio de urgencias”

Aleksandar Durovic es el médico a bordo del Villa Vie Odyssey, el barco que realiza un crucero mundial de tres años.

Para Durovic, trabajar en un crucero es una excelente combinación de medicina de urgencias cargada de adrenalina y medicina general, donde los médicos pueden entablar una relación con sus pacientes. Mientras que la mayor parte de la interacción con los pasajeros es de carácter urgente, cuando se trata de la tripulación, los médicos de a bordo se convierten en médicos generales que les ayudan con enfermedades crónicas, establecen una relación con ellos e incluso controlan su salud mental. Lo mismo ocurre en el Villa Vie, donde algunos pasajeros planean quedarse el mayor tiempo físicamente posible.

Sin embargo, la inmensa mayoría de los casos que atienden los médicos de los cruceros son urgencias. “Lo principal son los problemas respiratorios, pero puede surgir cualquier cosa”, dice Durovic. “Infartos, insuficiencia cardíaca, paro cardíaco. Accidentes cerebrovasculares, heridas, huesos rotos, lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos. Es similar a cualquier sala de urgencias del mundo, y algunos barcos pueden estar muy ajetreados”.

Dice que en los grandes buques, los médicos suelen ocuparse de una muerte por crucero, mientras que White calcula que es al menos una por trimestre. “Es bastante común; más común en líneas con pasajeros de más edad”, afirma.

White dice que mientras en tierra la medicina de urgencias suele implicar muchos accidentes, en un barco el número de casos es diferente. “No se trata necesariamente de traumatismos; vemos muchos pacientes con cardiopatías crónicas con insuficiencia cardiaca aguda”, dice, recordando cómo tuvo que poner a pacientes en respiradores en sus días en los cruceros.

Lo otro que ocurre mucho son infecciones gastrointenstinales y enfermedades respiratorias, que no son un gran problema en tierra, pero que es crucial contener a bordo. “Vienes a urgencias con diarrea, te ponemos un suero y te mandamos a casa. En un barco te aíslan 48 horas. Este tipo de cosas no se enseñan en la escuela de enfermería”, dice White.

Para Durovic, sus primeras experiencias con MSC Cruises, cuando aún era una empresa joven con un puñado de barcos, le enseñaron lo ingeniosos que pueden ser los médicos de a bordo. “Vi la magnitud de la medicina que puede hacerse en un barco, con apoyo en tierra”, dice. “No tienes TAC, estás en medio del océano y necesitas estabilizar al paciente el tiempo suficiente para llegar al siguiente puerto, o trasladarlo en helicóptero a un centro en tierra”.

¿Qué ocurre si uno tiene un accidente o se encuentra mal a bordo? ¿Sus posibilidades de recuperación son tan buenas como en tierra?

¿Qué ocurre realmente bajo cubierta?

Los centros médicos de los barcos como éste del MS Ryndam de Holland America Line son pequeños pero sorprendentemente capaces.

En primer lugar, espero que hayas contratado un seguro de viaje, porque la atención médica en los cruceros es cara. Cuando contrates tu póliza, asegúrate de que incluye cobertura para cruceros, que suele costar un poco más, y de que detalla todos los países en los que harás escala.

“La probabilidad de enfermar en un crucero es baja, pero cuando se viaja, tanto por aire como por tierra, siempre existe la posibilidad de que ocurra”, dice Adam Coulter, editor ejecutivo de Cruise Critic, que solo ha tenido que acudir una vez a un centro médico a bordo: por una quemadura solar de un familiar.

Sea cual sea la hora del día o de la noche, puedes pedir ayuda: los barcos están obligados por ley a tener al menos un miembro del equipo médico de guardia 24 horas al día, 7 días a la semana. Si puedes, dirígete al centro médico, normalmente en una cubierta inferior. Si no puedes desplazarte, el personal (normalmente enfermeras, dice White) puede acudir a tu camarote y ayudarte a bajar. Algunos miembros del personal de limpieza de todos los buques también están capacitados para transportar a los clientes en camillas de emergencia y realizar la reanimación cardiopulmonar.

Sí, análisis de sangre. Aunque los centros médicos de los buques son pequeños, pueden realizar una gran cantidad de pruebas, desde análisis de sangre hasta radiografías, y pueden realizar pequeñas intervenciones quirúrgicas, poner yesos en huesos rotos, insertar catéteres e incluso intubar y poner respiradores a los pacientes. Pueden volver a inflar pulmones colapsados y estabilizar infartos. Incluso pueden hacer transfusiones sanguíneas, pidiendo por los altavoces donantes voluntarios entre los demás pasajeros. “Te sorprenderían las cosas que podemos hacer”, dice Durovic.

La cirugía, sin embargo, no es posible. Los pacientes que la necesiten tendrán que ser trasladados desde el barco a un centro médico en tierra.

E incluso para intervenciones relativamente sencillas, la logística puede ser complicada. Por ejemplo, en caso de rotura de apéndice, los médicos pueden administrar antibióticos, estabilizar al paciente con analgésicos y evacuarlo al centro médico en tierra más cercano para realizarle un TAC y operarlo.

Pero llevar a los pacientes a tierra requiere planificación. Los equipos médicos en tierra ayudan, dice Durovic. “Trabajan contigo en la mejor ruta, se coordinan con el equipo de navegación para ver por dónde se puede desviar el barco y las condiciones meteorológicas: un helicóptero no puede volar si hay polvo o demasiado viento”.

El capitán tiene la última palabra sobre la logística y se pone en contacto con el guardacostas más cercano. Si el barco está en el mar, dependiendo de la situación (tanto del paciente como del barco), puede desviarse para descargar al paciente en un barco piloto o en un helicóptero, si el tiempo apremia. Aquí es donde el seguro de viaje se vuelve crucial, porque la factura la pagará el paciente.

“No puedo explicar cuánta gente que necesita una evacuación por helicóptero no tiene seguro médico”, dice White. “Es muy importante que lo tengan: depende de dónde estén, pero el costo puede ascender a US$ 50.000”. Y aunque los pasajeros se nieguen, dice, “tienen que entender cuáles son los riesgos si no los sacamos del barco”.

Paro cardíaco en el mar

El paro cardíaco es uno de los incidentes más comunes a los que se enfrentan los equipos médicos a bordo, pero aunque suene a un desastre asegurado, a menudo pueden salvar la vida de los pacientes. Los equipos no pueden realizar angiografías a bordo, pero tampoco pueden hacerlo todos los hospitales, afirma White. Lo que sí pueden hacer es administrar trombolíticos, fármacos que deshacen un coágulo en caso de apoplejía o infarto. “Podemos mitigar cualquier daño importante” antes de trasladar a los pacientes a tierra si lo necesitan, dice. Lo mismo ocurre en caso de apoplejía o hemorragia.

Incluso los accidentes y lesiones más simples pueden repararse a bordo: los equipos pueden hacer radiografías y entablillar, estabilizar fracturas e incluso hacer escayolas completas. “Si se trata de una fractura de fémur, tenemos una férula de tracción: podemos colocarte en la posición correcta y sacarte en el siguiente puerto disponible. Lo mismo ocurre con una fractura de cadera”, explica White.

Muerte a bordo

Los equipos médicos de los barcos colaboran con el capitán y los guardacostas y autoridades sanitarias locales para descargar a los pasajeros enfermos, como ocurrió con el Diamond Princess atracado en Yokohama (Japón) en febrero de 2020.

Por supuesto, a veces ocurre lo impensable y un pasajero muere. Abundan los mitos urbanos: supuestamente, una repentina afluencia de helados en el menú significa que alguien ha muerto y su cuerpo está almacenado en el congelador.

Sorprendentemente, esto era cierto hasta hace unos 40 años, dice White. “Antes de que hubiera morgues, los metían en la heladera”.

Ahora, sin embargo, la mayoría de los barcos tienen morgues, con la excepción de los buques de expedición, que rara vez tienen espacio. “A veces se pone el cuerpo fuera, cuando no se tiene tierra durante tres días, o [la posibilidad de] un helicóptero”, dice.

En la actualidad, dice Durovic, existen procedimientos estrictos en torno a la muerte de pasajeros.

El equipo médico debe informar inmediatamente al capitán, así como al equipo médico de alta mar. Deben bañar el cuerpo y avisar a las autoridades en tierra. En Estados Unidos, eso significa la Guardia Costera y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, explica Durovic.

“Ellos deciden qué hacer. A veces traen a bordo a médicos forenses y se llevan el cuerpo para hacerle la autopsia. Depende de cada caso”. La seguridad en torno al cadáver se refuerza mientras descansa en la morgue de a bordo. White añade que normalmente la policía sube al barco en el siguiente puerto, para tomar notas y a veces entrevistar al médico. “Pero nunca he estado en un barco en el que hubiera sospechas”, dice. Las funerarias locales suelen descargar el cuerpo en el puerto, ya que la mayoría de las autoridades no permiten que los barcos naveguen con un cadáver a bordo. La única excepción, dice, es si se trata de un crucero de ida y vuelta entre Estados Unidos y México, en cuyo caso se les podría permitir salir de México para traer el cuerpo de un ciudadano estadounidense de vuelta a Estados Unidos.

Pero antes de todo eso, dice White, hay un momento de silencio. “Obviamente, el médico pronuncia la defunción, pero para la mayoría de los equipos médicos, la persona recibe cierto respeto. Hay un momento de silencio antes de preparar el cuerpo”.

Los pasajeros que se lesionan en los barcos son relativamente raros: los equipos suelen ocuparse de incidentes como infartos o derrames cerebrales.

Si la persona sufrió un accidente, deben conservar todos los dispositivos médicos utilizados en el paciente como testimonio de sus esfuerzos de recuperación. Si, como suele ser el caso, ha sido una muerte natural, se llevan al depósito de cadáveres.

“Hay mucha administración, y también hablamos con la familia si no están [a bordo]”, dice White. “Relaciones con los huéspedes se ocupa muy bien de la familia organizando vuelos o asesoramiento sobre traumas si quieren quedarse a bordo. Y si algún miembro de la tripulación necesita apoyo de salud mental, porque a veces es la tripulación la que fallece, también se lo proporcionamos”.

Y aunque tu mente podría ir directamente a un escenario al estilo de Hollywood de un pasajero que muere de una enfermedad contagiosa, Durovic dice que en sus 20 años en el sector, nunca ha ocurrido (aunque ha tenido varios pacientes en estado crítico con covid desde el comienzo de la pandemia). Todas las muertes que ha atendido han sido por causas naturales.

“No es una sensación agradable para todo el barco”, dice sobre una muerte a bordo. “Se supone que los barcos son lugares de diversión, para que la gente disfrute de sus vacaciones. Cualquier suceso así es realmente estresante para todos, pero al menos nosotros [los médicos] tenemos formación”. Para él y su equipo, un paro cardiaco es lo más estresante. “A veces lo consigues, a veces no”, dice sobre la reanimación cardiopulmonar.

White nunca ha podido olvidar una de sus pérdidas a bordo. Una vez tuvo que atender a un hombre que estaba en su crucero de 40 aniversario de boda cuando sufrió un paro cardíaco. “Lo único que quería era ver el canal de Panamá, y acabábamos de salir de allí el día anterior”, dice, con la emoción aún en la voz. “Faltaban pocos minutos para el Año Nuevo. Le hicimos RCP, pero no lo recuperamos”.

Cuidado de la tripulación

Los médicos de a bordo actúan como médicos de cabecera de la tripulación, que a menudo padece enfermedades crónicas relacionadas con su trabajo.

Aunque los incidentes con los pasajeros pueden ser las tareas más dramáticas para un médico de crucero, lo que es igualmente importante es la práctica general para la tripulación, desde el apoyo a largo plazo para enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, hasta los problemas agudos. “Tenemos muchos tripulantes de cocina que tienen sarpullidos por los productos químicos que utilizan para limpiar, y están limpiando todo el tiempo”, dice White.

Durovic dice que la tripulación puede recibir ayuda psicológica en línea, así como una evaluación en los puertos de escala.

“Estar en el mar es muy solitario, te pierdes muchas cosas”, dice White. “Mi madre se puso muy enferma y tardé tres días en volver a casa. Estás en el mar, no puedes hacer nada. Logré llegar con ella, pero mucha gente no lo consigue”. Dice que formar un buen equipo es crucial: “En los barcos hay que aprender mucho más que medicina”. Y los equipos suelen hacerse querer por el resto de la tripulación. “Las fiestas de la tripulación médica son lo mejor”, dice. “Metes cosas en jeringuillas y te disfrazas de enfermera”.

El ritmo acelerado y la distancia de los amigos y la familia no son para todo el mundo, pero Durovic no tiene prisa por cambiar de trabajo.

“La gente dice que es hora de volver a casa, y al final lo haré, pero aprendo mucho sobre lo que hace la gente en todo el mundo”, dice. “Siempre hay algo que llevarse contigo”.

Sus pacientes en este crucero de tres años esperan que los acompañe hasta el final de su propia odisea.