A último momento, el día después de que los líderes de Qatar y Estados Unidos anunciaran un cese del fuego en Gaza, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, parece haber cometido un error político poco común, poniéndose a sí mismo en una situación complicada.
El acuerdo anunciado en Doha el miércoles todavía debe ser aprobado por el gabinete de Israel, y Netanyahu puede no haber contado con el nivel de apoyo necesario para las conversaciones finales. Esa reunión del gabinete aún no se ha programado, dijo a CNN el portavoz del primer ministro, Omer Dostri.
Así, Netanyahu se enfrenta a una dura elección: ceder ante las demandas de la extrema derecha de volver a la guerra después de un cese el fuego de 42 días o aceptar el apoyo de la oposición política y darles poder de veto sobre su futuro en el cargo.
El gabinete israelí ha retrasado su votación para aprobar el cese del fuego anunciado el miércoles. El grupo sostiene que es porque Hamas ha introducido algunas demandas de último minuto, que según entiende CNN se refieren a qué prisioneros palestinos serán liberados de las prisiones israelíes. Un portavoz de Hamas dijo que el grupo “está comprometido con el acuerdo de alto el fuego que fue anunciado por los mediadores”.
En el fondo, sin embargo, un remolino de actividad rodea al ministro de Finanzas ultranacionalista Bezalel Smotrich, cuyo pequeño Partido Sionista Religioso es clave para la capacidad de Netanyahu de gobernar.
El partido dijo este jueves que, como condición de su apoyo al acuerdo de alto el fuego, Netanyahu debe comprometerse a volver a la guerra después de 42 días, tan pronto como termine la primera fase de la tregua. Si no lo hace, dijo el partido, se retirará de la coalición gobernante. Pero si Netanyahu se compromete a reiniciar la guerra después de 42 días, y eso se hace de conocimiento público, podría colapsar el acuerdo antes de comenzar, y provocar la ira del presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha defendido el acuerdo como obra suya.
Eso haría que Netanyahu pierda su mayoría en la Knesset, el parlamento de Israel. Pero eso no significa que su gobierno se derrumbe necesariamente, porque el líder de la oposición Yair Lapid, del partido Yesh Atid, ha dicho que le daría un salvavidas apoyándolo en la legislatura “por un período de tiempo acordado”.
Eso significa que Lapid sostendría una espada sobre el cuello de Netanyahu y podría derrumbar el gobierno y desencadenar una elección cuando quisiera.
“Me parece asombroso que el primer ministro —el mago, el maestro— haya calculado mal”, dijo este jueves a CNN Aaron David Miller, un veterano negociador estadounidense.