El enorme parque industrial se extiende por el paisaje rural con filas y filas de unidades de fabricación del tamaño de un almacén. Logotipos y letreros cubiertos de rojo y dorado —colores de la suerte en la tradición china— iluminan los exteriores grises, mientras que el aroma a pato pekinés emana de una cantina en el lugar.
Pero este desarrollo está a miles de kilómetros de Beijing o de Shanghai y a unas pocas horas en automóvil de la frontera de Texas, en el norte de México.
Con señales de tránsito en chino y en español y la bandera de la República Popular China ondeando alto junto a la de México, este es uno de muchos “Chinatowns industriales” que se han creado en los últimos años alrededor de Monterrey, convirtiendo tierras agrícolas en fábricas y mejorando las economías locales y nacionales.
Gran parte del crecimiento se debe al fenómeno del “nearshoring”, empresas chinas que trasladaron producción a México para tener acceso sin aranceles al mercado estadounidense bajo el acuerdo comercial T-MEC. El presidente electo Donald Trump negoció ese acuerdo con México y Canadá durante su primer Gobierno, pero ahora amenaza con aranceles a México y otros países y un “Servicio de Recaudación Externa” para recaudar impuestos. A pocos días del inicio del segundo mandato de Trump, estas empresas y sus anfitriones mexicanos ahora están planeando sus opciones si se imponen restricciones comerciales.
Matt Harrison, presidente de Kuka Home North America y dueño de una base de fabricación de muebles en Monterrey, teme que el futuro sea sombrío.
“En pocas palabras, un arancel del 25% a México me deja fuera del negocio”, dijo Harrison. “Estamos esperando a ver qué pasa cuando Trump asuma el cargo, si podremos continuar creciendo o no”.
César Santos, quien ha recibido mucha inversión china en su tierra, todavía ve la posibilidad de un buen negocio por delante.
“Incluso con un arancel del 25% a los productos mexicanos, muchas empresas creen que sigue siendo una mejor opción que fabricar en China,” dijo a CNN.
De caballos a artículos para el hogar
Santos recuerda haber ido montado a caballo hasta la casa de su familia; durante generaciones, este fue un rancho perteneciente a sus antepasados.
La vieja casa de campo aún se sostiene, pero rodeada por construcciones: fábricas, viviendas y un hotel.
Santos y su familia comenzaron a desarrollar sus 600 hectáreas de tierra en 2013, inicialmente asociándose con accionistas chinos que buscaban construir fábricas más cerca de sus clientes en EE.UU., dijo Santos. La imposición de aranceles de Trump sobre los productos fabricados en China que ingresaban a EE.UU. a partir de 2018 —que el presidente Joe Biden en gran parte mantuvo y amplió— profundizó la dinámica.
“De hecho, eso nos ayudó. Cuando pusieron aranceles a China fue cuando esas empresas vinieron a nosotros”, dijo Santos. Las empresas comenzaron con arrendamientos temporales, pero rápidamente pasaron a comprar instalaciones completas a medida que empezaron a jugar otros factores, agregó.
“Desde aquí, estamos a 250 kilómetros de Texas. Entonces, en 24, 44 horas, los productos llegan a EE.UU. desde aquí. Esta logística es muy importante, los beneficia”, dijo Santos sobre los fabricantes entrantes.
Santos lanzó una asociación con dos entidades chinas para construir y gestionar Hofusan en 2015, creando el parque industrial que ahora tiene acuerdos para albergar a 40 empresas chinas. Las fábricas en funcionamiento y las que están por comenzar a operar producen de todo, desde electrónica hasta muebles y piezas de automóviles, todo con destino a EE.UU.
Él y muchos otros se han beneficiado de la creciente inversión china en México, que ha pasado de apenas US$ 5,5 millones en 2013 a US$ 570 millones en 2022. Los primeros seis meses de 2024 —el último período sobre el cual hay cifras disponibles— registraron US$ 235 millones provenientes de China hacia México en inversión directa, según estadísticas gubernamentales.
Y Santos es optimista sobre el futuro de las empresas que comienzan a producir en México, incluso si Trump impone gravámenes a los productos como castigo por lo que el presidente electo dice que es un fracaso en la detención de los migrantes indocumentados que se dirigen hacia EE.UU.
Buscando seguridad contra cualquier crecimiento del poder de los cárteles, así como para proteger sus beneficios, Santos ha donado terrenos para la Fuerza Civil, la policía estatal, para construir una estación adyacente a su Chinatown industrial.
Santos también dijo que le gusta el presidente estadounidense entrante y que admira la fuerza y el carácter de Trump.
“Por todos los problemas que tenemos en términos de todas las pandillas criminales y todo eso, las drogas… necesitamos la ayuda de personas como él para detener esto”.
Combinando culturas
Tanto mexicanos como chinos están forjando nuevas relaciones mientras tratan de mantener el crecimiento en curso.
El desarrollador Ramiro González ha viajado a China y tiene su apodo “Da Long” o “Gran Dragón” bordado en caracteres chinos en su chaleco.
“La cultura china valora el tiempo. Por lo tanto, esperan ser rápidos en todo. Así que aquí en México, tenemos que intentar obtener un mejor proceso de construcción y de diseño para ser más rápidos”, dijo.
Las retroexcavadoras y el equipo de construcción pitaban a su alrededor mientras mostraba planes para su último desarrollo: otro parque industrial, pero este un poco más afuera de Monterrey, ya que dijo que allí ya habido demasiada construcción.
Por supuesto, existen dificultades culturales, especialmente para los trabajadores entrantes. Zhang Jianqiu, un ingeniero que proporciona servicios para equipos robóticos en nuevas fábricas, reconoció que extrañaba su hogar al vivir a medio mundo de su familia. Dijo que él y sus compañeros de casa tuvieron que buscar su tipo preferido de tetera eléctrica para hervir agua para el té chino que traen todos los compatriotas que regresan.
Pero una vez que comenzó a explorar la cultura y la gastronomía local y a aprender español, se sintió más asentado, dijo el hombre conocido como Lupe por sus amigos mexicanos.
Ahora, actuando como un puente entre las empresas chinas y las comunidades mexicanas que los acogen y en las que invierten, Zhang tiene una visión clara de lo que los aranceles podrían significar para el crecimiento.
“La mayoría de las empresas chinas aún esperan y observan”, explicó, “y luego tomarán una decisión”.
Es complicado, dijo, pero tampoco es algo nuevo.
“Las empresas chinas, si quieren globalizarse, tienen que enfrentar diferentes desafíos en diferentes países, no solo aranceles, también políticas y regulaciones locales”, dijo. “Pero los negocios son negocios, y la política es política”.
Y a pesar de la amenaza de los aranceles, Zhang, como otros trabajadores mexicanos con los que hablamos, dijo que veía a Trump como un hombre de negocios exitoso que probablemente haría algo que tuviera sentido financieramente y no haría nada que perjudique la economía estadounidense. Los economistas y los CEOs dicen que son los consumidores estadounidenses quienes pagarán por los aranceles a medida que las empresas transfieran esos costos a los precios. Y aunque los aranceles sobre las importaciones podrían en teoría impulsar a la industria nacional al hacer sus costos más competitivos, hay otros factores como la demanda del consumidor y las tasas de interés que pueden hacer que sea difícil lograr aumentos en los negocios.
“Para un empresario, creo que las ganancias son de vital importancia”, dijo Zhang sobre la mentalidad de Trump. “A veces se puede discutir antes de la elección para derrotar (a un oponente) pero cuando él se convierta en el presidente oficialmente… creo que eso cambiará”.
El gobierno chino respondió a los aranceles del primer mandato de Trump con sus propios aranceles, pero no está directamente involucrado en el cambio de operaciones comerciales individuales a México.
En noviembre de 2024, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, habló de China y México como “buenos amigos” y “buenos socios” y dijo que eso continuará. “Siempre creemos que politizar los problemas económicos no sirve al interés de nadie”, agregó.
Trabajadores mexicanos y jefes chinos
En los pisos de la fábrica, mientras los armazones de sofás se clavan y las fundas de los cojines se cosen, se combinan las costumbres chinas y las mexicanas. Los obreros y sus encargados son en su mayoría mexicanos, mientras que los jefes son chinos, con lo que el porcentaje de trabajadores locales es del 95% y el de chinos del 5%, según un representante de Kuka Home.
Los mexicanos dicen que su naturaleza trabajadora se adapta a las expectativas chinas de los gerentes que fueron llevados allí para entrenarlos, y los jefes chinos parecen felices, firmes en que cumplen con las normas laborales locales.
En la fábrica de Kuka Home, ubicada en una instalación más cercana del centro de Monterrey que Hofusan, las líneas de ensamblaje zumban con actividad.
Un supervisor, Christian Cordero, habló con orgullo sobre su producción de muebles, que termina en cadenas de alta gama como Crate & Barrel y Williams Sonoma. “El 90-95% de lo que producimos aquí lo exportamos. Por esta razón, estamos comprometidos con la calidad. Principalmente, tenemos que enseñar a las personas a poner la calidad en primer lugar, y luego auditarla nosotros mismos como líderes y como supervisores”, dijo.
Su colega, Eric Espinoza, que lleva apenas tres meses en su nuevo trabajo, dijo que las Chinatowns industriales han atraído a muchas personas a Monterrey.
“Esta ha sido una gran oportunidad. En este momento, tenemos más de 1.100 empleados”, dijo.
Un aumento en los aranceles probablemente haría que sus productos fueran más caros para los clientes estadounidenses, pero Espinoza también señaló otro potencial impacto.
“Sin estos empleos, muchas familias se verían afectadas”, dijo. “Si estos empleos desaparecen, cruzar la frontera para encontrar trabajo puede ser la única opción que les quede a muchos de nosotros”.
Algunos impactos ya se están sintiendo. Harrison de Kuka Home North America ha detenido la construcción de un edificio vecino que habría recibido más pedidos de Estados Unidos, porque, según él, hay una amenaza de aranceles. Harrison está explorando sitios para una mayor expansión en Vietnam con sus inversores chinos. Las exportaciones vietnamitas a Estados Unidos también enfrentan aranceles, pero es relativamente barato fabricar productos allí y se la considera una alternativa viable.
“Ninguna empresa va a absorber el 25%”, dijo. “¿Quién termina pagando por ello al final del día? Somos nosotros, los consumidores estadounidenses y, para mí, eso es inflación inmediata.”
Atrapado en el medio
Horacio Carreón, profesor asistente de negocios internacionales y logística en el Tecnológico de Monterrey, se centra en los efectos secundarios que podrían surgir con la imposición de nuevas tarifas por parte de EE.UU.
En este momento, él está observando las diferentes técnicas de comunicación entre un poco convencional presidente electo Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien prefiere un enfoque académico ante los problemas geopolíticos. Pero Carreón reconoce que esto puede terminar siendo un asunto entre las superpotencias de EE.UU. y China, con México atrapado entre ellas, casi como en una telenovela.
“Eso es como el triángulo amoroso de una telenovela mexicana, y nosotros estamos justo en el medio”, dijo. México ha tenido éxito como socio comercial tanto de China como de EE.UU. debido a que sus economías crecieron, pero ahora podría estar en una encrucijada, agregó.
“Lo que estamos viendo en este momento es que México tiene una posición muy complicada porque necesita evaluar: ¿a dónde voy ahora? ¿Debería seguir con mi pareja de toda la vida, que ha sido EE.UU., o debería empezar a buscar en otro lugar?”.
En los últimos años, México ha experimentado una inversión récord en construcción industrial y comercial, según estadísticas proporcionadas por la Secretaría de Economía. En 2023, también superó a China como el principal exportador a EE.UU.
La empresa constructora de González ha sido inundada con más interés de empresas chinas que esperan expandirse en México. Él cree que todavía hay mucho margen. “Hemos creado espacios para miles de empleos, y hay mucho potencial por delante”, dijo. “Solo tenemos que ver cómo cambia el panorama”.
Y Santos, quien vio su rancho familiar reconvertido en un centro industrial, dijo que está listo para más cambios si es necesario.
“Si el mercado estadounidense se vuelve demasiado desafiante, miraremos hacia América Latina y más allá”, indicó.
Steven Jiang, de CNN, contribuyó a esta historia.