Mapa del golfo de México, cuerpo marino rodeado por la costas de México, Estados Unidos y Cuba.
¿Golfo de México o de América? Esto opinan los mexicanos
01:06 - Fuente: CNN
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Donald Trump insiste en renombrar el golfo de México, una de las rutas marinas más importantes en la historia del país, a “golfo de América”. Apenas tomó posesión, el presidente de Estados Unidos firmó un decreto que ordena que se inicie el proceso para realizar el cambio como parte de las primeras acciones de su Gobierno.

“Estados Unidos reclamará su lugar legítimo como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la Tierra, inspirando el asombro y la admiración de todo el mundo”, dijo durante su discurso inaugural tras jurar como 47° presidente este lunes. “Dentro de poco tiempo, vamos a cambiar el nombre del golfo de México al golfo de América”, añadió.

Trump ya había expresado su intención de cambiar el nombre. En una conferencia de prensa en Mar-a-Lago a principios de enero, dijo que el nuevo nombre sería “hermoso” y “apropiado” y afirmó, sin especificar de qué manera, que Estados Unidos es el que “hace la mayoría del trabajo en la zona y es nuestro”.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió en su momento que el nombre de “golfo de México” es reconocido por la comunidad internacional y, en contraste con Trump, propuso que mejor se renombre al suroeste de Estados Unidos como “América Mexicana”, pues lugares como Texas o Florida formaban parte del territorio mexicano en siglos pasados y desde entonces (incluso antes) la zona del golfo ya se conocía con el nombre que tiene en la actualidad.

Sheinbaum rechazó el planteo de Trump de cambiar el nombre del golfo de México.

Más allá de esta disputa política, el golfo de México es reconocido como un punto central para el comercio, el asentamiento de comunidades y el desarrollo de culturas desde la época prehispánica, mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón a América y de que Estados Unidos declarara su independencia.

Cuando Trump reiteró sus planes durante la toma de posesión, se pudo ver a la exsecretaria de Estado y oponente política Hillary Clinton riendo desde su asiento. Pero, ¿puede realmente el presidente renombrar este mar rodeado por las costas de México, Estados Unidos y Cuba? Aquí, algunas respuestas.

¿Puede Trump renombrar el golfo de México?

Como presidente, Trump puede proponer el cambio ante la Junta de Nombres Geográficos (BGN, por sus siglas en inglés) de EE.UU., una agencia del Gobierno federal que se encarga de establecer y mantener un uso uniforme de los nombres geográficos en el país.

La Junta, que forma parte del Servicio Geológico de EE.UU., dice en su sitio web que solo considera los cambios de nombre por razones “convincentes”. Y añade que “en general, la política más importante respecto a los nombres es el uso y la aceptación a nivel local”.

En 2015 el presidente Barack Obama marcó un precedente al respecto: cambió el nombre del monte McKinley a Denali para, según dijo, honrar a la población nativa de Alaska, que había utilizado el nombre durante siglos. Una decisión a la que Trump se opuso desde entonces y que busca revocar con el mismo decreto que ordena iniciar el proceso para renombrar al golfo de México. El decreto califica la decisión de Obama como “un agravio a la vida del presidente McKinley, sus logros y su sacrificio”.

El nombre del golfo de México apareció por primera vez en los mapas de los exploradores españoles en el siglo XVI, mucho antes de la fundación de Estados Unidos, y está registrado ante organismos internacionales.

La BGN también especifica que al recibir la propuesta se pedirá la opinión de todas las partes interesadas. Es decir, las recomendaciones de los países que rodean al cuerpo de agua: México, Estados Unidos y Cuba podrían tomarse en cuenta.

A nivel internacional no existe un protocolo formal para el nombramiento de áreas marítimas, y ningún organismo internacional tiene la última palabra sobre los nombres. En ese sentido, la propuesta de Trump tendría que ser evaluada por organismos como la Organización Hidrográfica Internacional (IHO, por sus siglas en inglés), que busca estandarizar nombres y resolver disputas, o la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que establece reglas que rigen todos los usos posibles de los océanos y sus recursos.

Si la BGN llegara a aprobar el nuevo nombre, el cambio sería “inmediatamente oficial” para comunicaciones federales y mapas de uso oficial en Estados Unidos. Pero México no tendría que aceptarlo y tampoco sería la primera vez que mexicanos y estadounidenses difieren en cómo llamar a un cuerpo de agua con el que comparten frontera. Al río que atraviesa la frontera de Texas y los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se le llama Río Grande en Estados Unidos y Río Bravo en México.

Annie Grayer, Kate Sullivan, Zachary B. Wolf, Curt Merrill, Tom LoBianco, Eric Bradner y Aaron Pellish de CNN y Uriel Blanco de CNN en Español contribuyeron a este reporte