Your effort and contribution in providing this feedback is much
appreciated.
Close
Ad Feedback
Ad Feedback
FOTOS | Tripofobia, el miedo a los agujeros
Esta flor de loto puede ser extrañamente hermosa para algunos, pero para aquellos que sufren de tripofobia, una fobia intensa e irracional a los agujeros, protuberancias y grupos de hoyos, esta imagen podría causar un ataque de ansiedad completa. Las flores de loto son unos de los desencadenantes más conocidos de esta fobia.
Esta publicidad de “American Horror Story: Cult” parece usar vainas de loto para recrear este efecto en la piel de la mujer. La protagonista de la serie, Ally Mayfair Richards (interpretada por Sarah Paulson) sufre de tripofobia.
Esta foto publicitaria de “American Horror Story: Cult” le provocó un ataque de pánico a Jennifer Andresen cuando la vio en un taxi cuando iba a comer con su mamá y su abuela en Nueva York. “Mi pulso empezó a aumentar. Tenía náuseas. Creí que iba a vomitar”, dice ella.
Los panales de abejas son otros desencadenantes comunes de la tripofobia. “Para mí, las imágenes orgánicas son las más incómodas”, dice Sue M. de Hampshire, Inglaterra, que sufre de esta fobia desde los 5 años.
En este cartel publicitario de ‘American Horror Story: Cult’ el programa de television editó un panal de abeja en la cabeza de una persona. Las investigaciones muestran que los hoyos, las protuberancias o heridas en cuerpos humanos son algunas de las imágenes más inquietantes para aquellos que sufren con el trastorno.
Grupos de burbujas, como este baño de burbujas, son otra fuente común de incomodidad. An Lee, investigadora de este trastorno, empezó a estudiar este desorden por su propia aversión a estímulos similares. “Empecé a trabajar durante el verano como sous chef”, dice ella. “En un momento sobre cociné una salsa. El fondo de la cacerola se quemó y burbujeaba, y cuando miré hacia abajo el fondo del recipiente sentí repugnancia. No pude tocarlo”.
La naturaleza puede ser un campo lleno de estímulos negativos para aquellos que sufren de tripofobia. Este hermoso girasol está lleno aterradores cúmulos de protuberancias que pueden disparar reacciones que van desde disgustos hasta ataques de ansiedad.
Llevar a los niños a ver Nemo puede ser una tarea difícil para alguien con tripofobia. Desde el coral cerebral hasta los pólipos, el mar está lleno de grupos de agujeros y protuberancias.
Algo tan simple como ver un documental sobre ballenas pude estar lleno de imágenes que pueden desencadenar una crisis por tripofobia.
Los grupos de agujeros uniformemente espaciados que deja este pájaro carpintero sería otra imagen inquietante para cualquier persona con tripofobia. Si te parece raro, al menos no critiques tanto a Sue M. “Las personas no deberían criticar tan rápido”, dice ella. “Todo el mundo conoce a alguna persona que le teme a las burbujas, payasos, arañas o ratones. Esta es otra de esas fobias”.
Incluso la nariz y la lengua de esta curiosa vaca podría ser causa de desastre si una persona con tripofobia está al otro lado de la cámara.
Las crestas y protuberancias en este sapo son otros de los ejemplos de una fuente potencial del malestar. Para hacer frente a sus miedos, muchos tripofóbicos sugieren técnicas como respiración profunda, distracción y evitación, si es posible.
La cocina puede ser un factor de estrés para quien tiene miedo irracional a los agujeros. Esta imagen es de un simple colador. "El disgusto es una emoción aversiva y puede ser algo desagradable de experimentar", dice Tom Kupfer, que estudia las emociones de disgusto en la Universidad de Kent en Canterbury, Inglaterra.
Aquellos con una aversión extrema a los agujeros pueden encontrar demasiado perturbador el desagüe de su ducha.
La comida es otra fuente real de ansiedad para los que sufren de tripofobia. Incluso con algo tan simple como los hoyos de este queso suizo puede ser perturbador.
La cabeza de este ajo, cortado en la parte superior, tiene un sorprendente parecido con la vaina de loto, un disparador notorio de la tripofobia.
Incluso un inocente grupo de donas puede ser perturbador para alguien extremadamente sensible.
La tripofobia puede interferir con la vida diaria. “Un día estaba con mis amigos y ordenaron pulpo”, dice Sue M. “No pude aguantar verlos comer, pero ellos lo comprendieron y pusieron un menú entre su comida y yo”.
“Las paredes de un hotel donde nos estábamos quedando estaban hechas de lava rocosa porosa”, contó Sue M, que sufre de este trastorno. “Realmente me molestaban, pero está en mí manejar mi condición, así que pasé la mayor parte de mi viaje mirando hacia abajo y leyendo un libro”.
Algunos investigadores creen que la tripofobia tiene raíces evolutivas. En una investigación publicada en 2013 Arnold Wilkins and Geoff Cole presentaron una teoría que muchos de los animales más peligrosos del mundo, como caimanes, cocodrilos, serpientes y peces venenosos, tienen grupos de agujeros y protuberancias en su piel. ¿Quizás la aversión podría ser una especie de respuesta innata de la lucha contra los animales peligrosos o venenosos?
Otros creen que podría ser una reacción innata a moho, parásitos o enfermedades contagiosas. “Por ejemplo, el moho en pan o vegetales tienen ciertas pistas visuales y características que son similares a los estímulos tripofóbicos”, dice la investigadora An Lee. “Así que, aunque no estamos completamente seguros, parece algún tipo de rasgo evolutivo que podría haber ayudado a la supervivencia”.
Tom Kupfer ha estudiado la conexión entre la tripofobia y las enfermedades infecciosas. Él apunta a enfermedades como lepra, la viruela y el sarampión, que aparecen como pequeñoas protuberancias en la piel. “El sarampión mató a millones y millones de personas, por lo que si un antepasado humano tenía predisposición a esas protuberancias, le desagradaban y se mantenía alejado de ellas, podría ser una ventaja para sobrevivir”.