(CNN Radio Argentina) – El tema, ya lo sabemos, es bien argentino: el asado. Y el vino que acompaña, claro está. El ritual de la previa, el momento de hincar el diente y saborear la carne, la sobremesa. Más el después, con la inigualable sensación de la panza llena. En el programa Hora 10, el sommelier Fabricio Portelli conversó sobre esta pasión nacional con el conductor Francisco Olivera y su equipo.
“Lo principal es el disfrute”, dijo, no sin antes deslizar una serie de indispensables consideraciones. Portelli cree que, mientras el asado se va preparando, lo aconsejable es “tomar algo liviano y fresco”, como los vinos blancos y rosados, y los espumantes. Pero desaconseja poner la bebida en el freezer porque resignaría parte de sus cualidades.
Otro tip: el queso llena. Y por eso no hay que consumirlo antes que la carne: si se hace esto, cuando lleguen la tira y las achuras se habrá perdido el apetito. Entonces, ya estamos advertidos: el queso se devora poco antes del postre, siempre.
Los vinos blancos y rosados, por acidez y frescura, resultan ideales para acompañar las primeras achuras. “Blanco y chinchulín son una buena combinación”, se comentó en el piso durante el distendido ida y vuelta. Eso sí, cuando llega vacío, el blanco o el rosado deben colocarse en la heladera. Serán un tentador souvenir para el esforzado asador (además del infaltable aplauso) o para que algún comensal, por qué no, se lo lleve a su casa.
El maridaje fue uno de los ejes de la nota. Para el especialista, autor de guías sobre bebidas alcohólicas, “hay que ir de menor a mayor” en la elección de vinos durante el asado. Lo mejor al final, por lo tanto: “Un gran vino es la frutilla del postre”.
“Todos los vinos pueden cambiar un asado común y convertirlo es un encuentro inolvidable”, cerró el sommelier, mientras desde sus parrillas muchos asadores domingueros tomaban nota.