Una de las reuniones entre funcionarios del Gobierno porteño y representantes de gremios docentes.

(CNN Radio Argentina) – Jorge Adaro, secretario adjunto del gremio docente Ademys, afirmó este sábado en CNN Radio que “es muy difícil el diálogo con el Gobierno porteño”, a la vez que señaló que “la ministra (de Educación, Soledad Acuña) siempre hace declaraciones confrontativas”.

“No es una buena relación”, admitió en el programa Digamos todo. Acuña “no tiene una buena imagen en las escuelas”, enfatizó, para luego indicar que el diálogo con las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires “es casi inexistente”.

Las reuniones que sindicatos de la educación vienen manteniendo con funcionarios de la gestión que encabeza Horacio Rodríguez Larreta (habrá otra “el lunes o el martes”, adelantó) son “convocatorias informativas. Por ejemplo, en una de ellas el protocolo nos llegó a las tres y la reunión empezaba a las cuatro”.

En esa dirección, el gremialista insistió en que “no hay posibilidad de diálogo para obtener una síntesis entre las partes. Nunca la hubo” y aludió al “desgaste de la relación de la docencia con Acuña”.

“En mi opinión, no están dadas las condiciones” para regresar a las aulas el 17 de febrero, tal como prevé el Gobierno de la Ciudad. De todos modos, explicó en diálogo con Nuria Am, “no se nos ocurriría tomar una decisión definitiva porque ahora los maestros no están en las escuelas. Cuando nos encontremos el 8 de febrero convocaremos a una asamblea abierta”.

Los temas a resolver para garantizar la presencialidad son, según Adaro, “el transporte para alumnos y docentes y las burbujas”. A este respecto, el dirigente deslizó: “Lo de las burbujas es complicado porque el Gobierno porteño no habla de un límite en la cantidad de alumnos. Y el docente puede estar en cuatro burbujas en el día. Es riesgoso y no ayuda a morigerar los efectos en una escuela”.

Adaro amplió: “Una de las cosas que cambiaron en los últimos días es que Nación convalidó la posición del Gobierno de la Ciudad para que vuelva todo el país a clases. Quiero ver la reacción de la docencia cuando nos encontremos el 8 de febrero. El nivel de conflicto bajó porque la mayoría de los docentes quiere volver a la presencialidad. Muchas compañeras plantean la necesidad de tener garantías”.

“No hay ningún tipo de inversión de emergencia en cuanto a presupuesto. Así, las cosas se hacen a los ponchazos. Pedimos seguridad en el tránsito hacia la escuela y en la permanencia en ella. Se advierten problemas en las cuestiones de infraestructura”, agregó.

“La vacunación, que habría tranquilizado a los docentes, ya fue descartada porque no hay vacunas. Otros aspectos de preocupación son la cantidad de chicos y el espacio del docente. Con 30 o 35 estudiantes por burbuja no se puede cumplir con el distanciamiento. Y el transporte queda sujeto a la voluntad del trabajador. A nosotros nos dicen que los alumnos tienen prioridad y que la persona que espera para ir a su trabajo debe privilegiar la subida de los chicos. Además, cada alumno deberá tener una aplicación, cuando hay familias con un solo celular. Un sector no podrá mostrar la aplicación”, concluyó.