Las terapias intensivas están desbordadas.

(CNN Radio Argentina) – El médico intensivista Arnaldo Dubin señaló este sábado en CNN Radio que “las estadísticas no reflejan la realidad de lo que ocurre con las terapias intensivas en el AMBA y otras partes del resto del país”, a la vez que indicó que se están atravesando “momentos de zozobra, mucho peores que en la primera ola” de coronavirus.

“Lo calificaría como un colapso sanitario por el desborde del sistema hospitalario y la insuficiencia de los recursos”, explicó el especialista en el programa Digamos todo.

“El marcador más crudo es el aumento de la mortalidad”, acotó el jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi. “Vemos pacientes que deambulan en ambulancias. La fatiga de los trabajadores de la salud impacta en los resultados de la terapia intensiva y significa que los pacientes se mueren más”, sostuvo el investigador de la Universidad Nacional de La Plata en diálogo con Nacho Girón, Nuria Am y Nicolás Singer.

“La mortalidad de las terapias intensivas está ligada a las características del paciente, pero otro determinante es el momento de la internación. En septiembre-octubre nos iba peor que en mayo”, sopesó.

Autoridades sanitarias “en general han tenido visiones distintas de las que tenemos los intensivistas”, apuntó. “Hay ahora disminución en los contagios. Las restricciones han tenido efectos, pero no han sido suficientemente significativas para darnos tranquilidad”, agregó.

“La velocidad con la que los pacientes ingresan es mucho más rápida que en los egresos. Esta tensión sobre el sistema sanitario suma muertes”, remarcó.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, “planteó que la ocupación de camas es del 78 por ciento en los hospitales públicos y del 83 por ciento en los privados, cuando nosotros estamos trabajando por encima del 100 por ciento. No comparto las cifras”, subrayó.

Dubin deslizó que “hay pacientes ventilados en áreas que no están dirigidas a esos objetivos”, al  mismo tiempo que destacó que la cuarentena del año pasado “tuvo errores y se implementó de forma prolongada. Pero aun con errores salvó muchas vidas. Además, la enfermedad progresó lentamente y todos los pacientes pudieron ser ingresaos en los hospitales”.

“Hoy la única forma de disminuir la progresión de la catástrofe son las restricciones. Cualquier resistencia es un atentado contra la salud pública que va a costar vidas”, expuso. Y cerró: “Los bares están llenos de gente en su interior. No hay ningún control”.