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(CNN Radio Argentina) – El pianista Bruno Gelber estuvo este domingo con Martín Leopoldo Díaz en Historias del Colón repasando su exitosa carrera mundial en CNN Radio.

Comencé estudiando con mi mamá a los 4 años. A mí siempre me gustó la gente entre 30 y 40 años, y en mi casa yo era el centro de atención por ser el hijo de la profesora, era un personaje y me acostumbré a que me trataran de esa manera desde chico.  Eso lo tomé como una responsabilidad porque yo sabía un poco más de los que iban a tomar clase con mi mamá. A los 8 años daba clases a una chica que vivía al lado”, sostuvo.

En relación a sus inicios, el maestro señaló que haber estudiado con Vicente Scaramuzza fue “difícil, malo y complejo”. Aunque agregó que “era un genio que sacó muchos artistas”. “Yo estudié desde los 6 a los 19 años con él hasta que me fui a París”, dijo.

El maestro Bruno Gelber, en el marco de su presentación

“Hoy un maestro así te lo tiran por la ventana. Los extremos no son buenos. Si no hay respeto a quien te enseña no se puede aprender, pero el profesor debe captar la personalidad del alumno para que acepte la enseñanza y saberle llegar con las palabras justas”, confió.

“A mí me encanta dar clases, sé adaptarme y no soy injusto con los alumnos”, contó de su rol docente.

Gelber señaló que a pesar del éxito y los años de profesión, “el único concierto que di sin tener nervios fue el primero, a los 5 años. Después se te forma una mochila que se agranda y llega a ser molesta porque siempre tenes que tocar bien. Yo me preparo igual en una sala menos prestigiosa que en una de las principales; es una cuestión de respeto y conciencia. Una ejecución en vivo no siempre es perfecta, es normal, pero te da sabor amargo y es algo injusto”.

En cuanto a la nueva generación de pianistas, Gelber reflexionó que “son una maravilla, tocan el piano como si respiraran pero el ser humano actual está muy poco dispuesto a brindarse, y para eso hay que recibir la emoción que produce la música de los genios y ser el espejo que refleja esa emoción para los demás. Eso no sucede fácilmente con los pianistas de la actualidad. Esta es una era de tecnicismo. Yo me quedé separado de la informática, no tengo redes sociales ni computadora. No estoy en contra, son inventos maravillosos que me asombran, pero hay que ver el uso que se les da”.

El pianista, que comenzó a dar conciertos con público a los 10 años, no siempre tuvo buenos momentos en su carrera. Aunque sostuvo que “tuve todo”, señaló que “la gente generalmente es amable y gentil porque es un espejo de como uno los trata”, y referenció que muchas veces lo que resultaba natural de la vida de otras personas para él era algo especial, ya que vivía viajando por el mundo: “Es muy difícil ser conocido, hay que llevarlo con prudencia”, resaltó.

“Cuando recibís el talento de hacer lo que te gusta tenés que ser digno trabajando, estudiando y aceptando cosas que a veces son desagradables”, sostuvo.

El maestro señaló que nunca sufrió el hecho de no tener hijos: “Adoro los niños a las dos de la tarde pero no tengo paciencia. Soy un gran admirador de las mujeres porque lo que hacen las madres con sus hijos es irrepetible”, dijo. Y recordó que su “gran amor” fue la actriz Laura Hidalgo.

“Yo tuve polio a los 7 años en una epidemia pero di vuelta al mundo decenas de veces”, remarcó de su extensa vida.

Gelber miró finalmente hacia atrás sobre su propio recorrido y señaló que a pesar del éxito, “hoy disfruto tener una mesa con las dos o tres personas que quiero”. Y aunque resaltó que “daría los años que me quedan por vivir por un abrazo de mi madre”, indicó que “estoy feliz del trabajo que hice”.