(CNN Radio Argentina) – La beatificación del papa Juan Pablo I, impulsada por Francisco, el actual Pontífice, obedece a una historia que tiene como protagonista a la argentina Candela Giarda, quien se curó de un virus tras estar desahuciada a los 11 años, después de que su madre, Roxana Sosa, y el sacerdote José Dabusti pusieran “las manos encima de ella”.
Así lo contó contó Roxana en el programa Hora 10, en el que la entrevistaron junto con Candela. “Estamos muy emocionadas por la beatificación” de Albino Luciani, el religioso italiano que condujo la Iglesia Católica por solo 33 días en 1978 hasta su sorpresiva muerte, señaló. “El padre José la encomendó a Juan Pablo I. Rezamos. No había diagnóstico sobre qué le pasaba a mi hija”, rebobinó.
En diálogo con Francisco Olivera, la mamá de la niña del milagro reconocido por la Iglesia indicó que su hija “venía de varios meses en coma farmacológico, sin expectativas de vida. Viajamos a Buenos Aires para llevarla a la Fundación Favaloro. Estaba en estado vegetativo”.
El miércoles último, cabe remarcar, el Vaticano informó que el papa Francisco abrió el camino para la beatificación de Juan Pablo I al autorizar el dictado de un decreto que reconoce como milagro “la intercesión de ese pontífice” en la curación de Candela, la niña de Paraná que se repuso del virus. En noviembre de 2017, Francisco había ya reconocido las “virtudes heroicas” de Juan Pablo I y lo dejó a las puertas de la posibilidad de convertirse en beato, el paso previo a la santidad.
“El 22 de junio de 2011 Cande contrajo neumonía. En Buenos Aires, lo fui a buscar al padre José a la iglesia. Ese día la encomendó al papa Juan Pablo I. Cande estaba en posición fetal. Al otro día la doctora me dijo que había una leve mejoría y que teníamos esperanzas. Al poco tiempo le sacaron el respirador y al mes nos volvimos a Paraná, con Cande ya fuera de peligro”, contó Roxana.
“No me acuerdo de nada. Ahora estoy bien y agradezco a todos por tener fe. No tuve más convulsiones y no tomo ninguna medicación”, expresó Candela, hoy de 21 años y estudiante universitaria de Higiene y Salud Animal.
“Los médicos no tenían explicación. No podían creer que Cande recuperara prácticamente todo: camina, habla y tiene una vida normal. No volvió a convulsionar desde 2013. Años después nos dijeron que tuvo FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), una enfermedad rara que afecta una persona en un millón”, comentó Roxana.
“En Paraná recuerdan esos momentos difíciles y están emocionados. Todos preguntan. Hay gente que llama y llora”, apuntó.
“No hemos tenido comunicación con el papa Francisco, pero le enviamos una carta y después mandamos los informes médicos. Vimos la película de Juan Pablo I en YouTube y empezamos a averiguar acerca de su vida, sobre la que hasta ese momento no sabíamos nada”, relató Roxana.
Por la enfermedad, Candela tuvo que abandonar sus estudios “en quinto grado”, para retomar una vez recuperada. Dice que sus recuerdos de aquellos días se circunscriben a “pantallazos. Yo tenía mareos y náuseas. Fue más o menos así”.
“Valoro la vida. Es increíble cómo avanzó Cande. Es algo muy fuerte. Veo las cosas desde otro punto de vista. Los problemas diarios me parecen muy pequeños”, expresó la madre de Candela. Y cerró: “Obvio que nos gustaría que Juan Pablo I fuera santo”.