(CNN Radio Argentina) – Natalio Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), pasó este sábado por el dial de CNN Radio y señaló que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, “tiene buenas intenciones, pero usa herramientas incorrectas”, a la vez que agregó que “es un hombre capaz, formado, inteligente, que busca lo mejor. Yo no estigmatizo”.
En los últimos días, cuando Grinman advirtió sobre la posibilidad de que haya faltantes en las góndolas raíz del congelamiento de precios de unos 1.400 productos de una lista elaborada por el Gobierno, Feletti lo cruzó fuerte (“Ni amenazas a argentinos y argentinas ni desabastecimiento”). Consultado en el programa Digamos todo sobre si Feletti es el nuevo Guillermo Moreno, el titular de la CAC replicó: “No, para nada. Sus intenciones son las mejores, pero tenemos visiones distintas de las herramientas a aplicar”. Acerca del rol de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, Grinman deslizó que “trato de pensar en que tienen buenas intenciones. ¿Quién puede querer el mal para el país?”.
Grinman admitió que “no esperaba” la gran repercusión de sus declaraciones y comentó que “fue una reflexión, no una amenaza”. Asimismo, sostuvo que “todos los gobiernos de distintos signos políticos, incluida la dictadura” aplicaron el control de precios ”y nunca funcionó”. Fue, dijo, “un paliativo de algunos malestares, pero la enfermedad persistió y hubo faltante de mercadería”.
“Seguramente va a haber desabastecimiento en algún producto teniendo en cuenta nuestra historia. Es preocupante que se insista en cosas que no funcionaron”, resaltó.
En diálogo con Nacho Girón y Nuria Am, el empresario subrayó que “el sector al que representa la CAC constituye el 65 % del PBI. No somos formadores de precios”. Y reforzó: “Lo que ha faltado en varias oportunidades es el aceite. Quizá por esa botella que está en el supermercado pasaron 25 proveedores”.
“No puedo medir la ganancia de cada empresa. Eso lo puede hacer la AFIP con las declaraciones juradas. Si a algún producto de la cadena de valor se le pone el precio que corresponde, cuando llega el último proveedor en el supermercado le dicen yo no lo puedo comprar a 60 pesos si el precio de lista es 25. A eso me refería cuando dije desabastecimiento”, desgranó.
“Cuando se terminan los stocks, si el valor de reposición de un producto es mayor que el de venta, no lo van a comprar. Obligar a alguien a que venda a pérdida carece de toda lógica. En un gobierno democrático no se puede obligar a nadie a producir a pérdida. Después, si uno tiene que cerrar y despedir, el Gobierno le dice que no puede”, sopesó.
“Todo puede suceder. Por ejemplo, que en un paquete de galletitas pongan 150 gramos en lugar de 170. No es la solución. El Gobierno tendría que sentarse con las 30 empresas de productos primarios. En una de esas se da cuenta de que el empresario tiene razón o descubre que actúa de manera incorrecta”, agregó.
Grinman expuso que la reunión de Feletti con empresarios “no fue una negociación. No llegaron a un acuerdo. Paula Español (anterior secretaria de Comercio) acordaba. Ahora Feletti no acuerda, aunque tampoco digo que esté imponiendo”.
“El empresario argentino es Doña Rosa o Don Eduardo con 50.000 empleados. Todos somos empresarios. Ser empresario en la Argentina es una actividad de riesgo porque los gobiernos cambian las reglas de juego. La riqueza solo la puede crear el sector privado. Los gobiernos de todos los signos siempre pusieron a los empresarios como los malos de la película. No nos respetan. Nos maltratan. El 99,9 % somos honestos y trabajamos todos los días. A los deshonestos que los busque la Justicia. Se necesita respetar al empresario argentino”.
“No sé qué va a pasar el día 92. La lógica es que los precios se reajusten”, afirmó. “La clase media perdió poder adquisitivo en estas décadas”, añadió.
“La Argentina es un país con marcado sesgo antiempresario. Hace siete u ocho décadas que se puso al empresario como el mal. Nadie solucionó el problema de la inflación, del cual no somos responsables los empresarios”, aseveró. Y cerró: “El peso solo sirve para el supermercado”.