(CNN Radio Argentina)- Aduanda de palabras dialogó con el periodista, escritor e historiador del rock nacional Nicolás Igarzábal, quien presentó su tercer libro Grabado en estudios Panda; una investigación y recopilación de datos históricos y anécdotas de tantas de las cosas ocurridas durante cuarenta años dentro de uno de los lugares de la música independiente más míticos por donde pasaron Charly García, Los Redondos, Fito Páez y Sumo entre otros.
Esta tarde de sábado los conductores del programa, Bobby Flores y Mariana Mactas recibieron en CNN Radio al periodista y escritor Nicolás Igarzábal quien compartió, entre otras cosas, algunas de las anécdotas personales que fue recabando conforme avanzaba su investigación para la realización de este, el tercer libro de su autoría. En este sentido, el autor destacó la importancia de la figura fundante de Miguel Krochik, músico y dueño de los Estudios Panda, para sostener, generar y desarrollar una gran cantidad de producciones por fuera de las grandes discográficas. Además destacó el desafío que implicó el traspaso de la tecnología analógica a la digital a la hora de grabar discos, acompañando así los cambios tecnológicos de vanguardia propio de aquellas épocas, y de qué manera una gran parte de las creaciones del rock nacional de los ’80 registró al menos un trabajo discográfico en las míticas instalaciones.
Por otra pate, el historiador del rock advirtió lo espectacular que le resultan algunas cuestiones fundamentales que ocurrieron en los Estudios Panda, y en este sentido puntualizó: “Los Estudios eran un espacio independiente de la música, y lo que hay que destacar es que llegaron a contar, no solamente con los mejores equipos para la construcción de diferentes sonoridades y mundos musicales, sino que, allí trabajaron los más destacados ingenieros y técnicos de sonido”.
El cuidado de sus producciones
Respecto de sus libros y su especial dedicación en el marco de el trabajo en ellos, el periodista especializado en música contó: “Cuido mucho los prólogos de los libros, para mí son muy importantes; tengo uno de León Gieco en el que ni más ni menos que él me da la bienvenida, lo cual es muy loco”, al tiempo que agregó: “Las tapas también son un tema del cual me ocupo, las cuido mucho”.
El recorrido del Rock, el camino personal
Al referirse a su labor, tan emparentada con la investigación de la historia, sus hechos y los acontecimientos el escritor dijo: “Mucho periodismo de rock me llevó a recorrer la historia, este trabajo implica eso”, al tiempo que agregó: “Soy ratón de hemeroteca, ese es un lugar dónde puedo estar horas leyendo, buscando e investigando porque suelo trabajar con muchas fuentes. No queda otra, creo que es un buen modo de trabajo”. Además advirtió: “Soy como un Felipe Piña rockero y me gusta tener ese rol; El historiador tiene eso de recabar datos q a veces el artista muy probablemente no tiene o no recuerda”.
En otro orden de cosas, Igarzábal confesó: “Desde siempre gusto de juntar volantes de recitales, papeles, notas y publicaciones, etc… Eso es algo que muchas veces me han ayudado a la hora de hacer entrevistas, porque todos esos elementos son una suerte de testigos de acontecimientos que sucedieron en otros momentos, de los que a veces no nos acordamos o bien, pasaron inadvertidas”.
Los Estudios Panda
Cabe recordar que los inicios de Panda fueron coincidentes con la explosión del rock argentino a partir de la guerra de Malvinas (1982), etapa histórica-política donde prevalecía la imposición de la censura a la música anglosajona por parte de la dictadura militar. Respecto de aquellos tiempos, Igarzábal advirtió: “Durante Malvinas se grabó el primer disco de Los Abuelos de la Nada con Charly García en la producción. Además, una vez finalizada la guerra Charly grabó allí su disco Yendo de la cama al living solo con la compañía de Wily Iturri en batería donde se cuela el clima de época con el encierro y el no saber qué hacer”. En este mismo sentido, el periodista dijo: “Después llegaron Los Twist, Miguel Mateos y su grupo Zas, Los Redondos, Fricción, Don Cornelio y la Zona, Fito Páez, Los Fabulosos Cadillacs, Los Violadores y Soda Stéreo, etc… Es así, casi todo el rock de los ‘80 registró al menos un disco en Panda”.
La historia con la música es muda
Al ser consultado por la importancia que el autor le da a este tipo de libros, Igarzábal contestó: “Estos trabajos creo que son buenísimos porque en primer lugar son sonoros, son coloridos, y eso es un aporte más divertido a la historia que tan poco le lleva el apunte a las músicas que sonaban en cada época”. En este mismo sentido, el escritor concluyó:” Este tipo de libros son capaces de poner música hasta en el lugar más oscuro de lo vivido. Algo así es lo que ocurre cuando una accede, por ejemplo, a la música de Malvinas, vale decir, lo que escuchaban los soldados en el conflicto bélico, lo cual es realmente muy conmovedor”.
El telón de fondo de mi libro es como la historia de la Argentina
Igarzábal trabaja con la sonoridad, investiga la historia de las canciones y de los discos, la música que emergía en tal o cual contexto y para ello estudia y busca entre las fuentes y los libros sonoros que den en la tecla con la historia de la música que le interesa contar; logra inmiscuirse por las cuerdas que suenan atando los cabos, tejiendo los hechos del pasado (no tan lejano) dentro de contextos sociales y políticos de nuestro país. Igarzábal es además ese periodista que recoge e hilvana los hechos que atravesaban aquellas instancias en las cuales los músicos creaban y grababan sus canciones. Este historiador del rock logra construir una narrativa capaz de hacernos dar vuelta para volver a mirar a un pasado recorrido (más no pisado), al tiempo que es capaz de hacer que sus libros se vuelvan necesarios para quienes gusten repasar, tararear y ponerse en contacto con lo mejor de nuestra cultura musical.
Historia en el Rock (y viceversa)
El periodista, escritor e historiador del rock Nicolás Igarzábal tiene, además de este último, otros libros acerca de la historia del rock. El primero fue Cemento, el semillero del rock (2015), Más o menos bien: el indie argentino en el rock post-Cromañón (2018) y el e-book Cosas sin nombre a kilómetros de hoy: la revolución futurista de Catupecu Machu (2020).