(CNN Radio Argentina)- Cine Argentino dialogó con el productor cinematográfico, guionista y periodista argentino respecto de Argentina, 1985.
Es uno de los profesionales que más sabe de cine. Es productor, es periodista pero sobre todo es un apasionado del séptimo Arte. Entre sus mayores éxitos se encuentra la película El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, en la que participó como productor asociado. Ahora, recorre los más destacados festivales acompañando a la película que ha sido ovacionada en más de una sala con le público de pie. Cabe recordar que, en nuestro país, la película aún se proyecta en las grandes salas.
El fenómeno de Argentina, 1985
Esta tarde de sábado la conductora Bárbara Arroyo dialogó con el renombrado productor de cine y en este sentido le consultó acerca de lo que piensa que ocurre con el éxito de la película elegida a competir por el premio Oscar, y respecto a ello, Kuschevatzky contestó: “Mucho no se puede explicar el fenómeno de la película, podría hacer un análisis racional, pero la química no se puede explicar con la razón; uno podría ensayar explicaciones pero lo que ocurre excede a esto. Por qué la gente se enamora de la película excede cualquier respuesta racional”.
En este mismo sentido, el especialista en cine agregó al respecto: “Creo que se trata de una película noble; creo que se trata de una película que trae en forma muy accesible temas sensibles que hace tiempo que están dando vueltas y además, es la primera película que habla sobre el juicio a las juntas”.
EL proyecto de los tres
Al ser consultado por cómo fue que llegó la idea y la producción de la historia para ser llevada al cine, Kuschevatzky dijo: “La gente, y entre ellos los críticos, muchas veces creen que los productores somos los que ponemos la plata, pero no es así, yo, como productor, al igual que otros, soy parte del proceso creativo, yo desarrollo las ideas de los guionistas”. Asimismo agregó: “Muchos críticos tienen la fantasía de que el productor es un señor mayor sentado en un sillón, con una secretaria en la falda y con un cigarro, dando órdenes, lo cual no es otra cosa que un concepto de otra época”.
En este mismo sentido, el productor puntualizó: “Nosotros, junto a Santi Mitre y a Mariano Llinás iniciamos el proyecto. Empezamos a charlar de hechos significativos que no tenían película, y en ese contexto Santi me dice: El juicio a las Juntas, nadie la hizo. Entonces lo miré a Santi y le dije: Hagámosla!”.
Un actor como número puesto
Siempre pensamos en Ricardo Darín como Strassera, él era como un número puesto; Y yo le tiré Peter (Juan Pedro Lanzani) como Moreno Ocampo”. En este sentido Axel aclaró: “Peter es para mí como un hermano; tengo una gran amistad con él; me parecía que, por donde lo vieras, podía ser muy interesante, lo propuse y quedó”. En otro orden de cosas, y en referencia a las modificaciones que sufrió la estructura de la película, el productor confesó: “En las primeras versiones del guion era una peli más coral, con bloques narrativos, más rara, una peli que iba y venía. Yo, cuando nos dimos cuenta de eso dije: No! Esta es una de Spielberg”.
Las respuestas espontáneas del público
En referencia a las cargadas y espontáneas respuestas que el público expresa ante tamaña historia en plena proyección y al final de la misma y; al ser consultado por este tema, el productor dijo: “Nuestra idea era situar la película como algo bien contado, contar la historia como algo que había atravesado a una sociedad entera y eso se traduce en una cuestión identitaria, es verdad”.
Reflexiones en clave personal
“Mi sensación con la película es que la historia opera como una herramienta reparadora de la sociedad, como algo que viene a recomponerse en la gente en cuanto a aspectos que vienen como medio magullados”, expresó Kuschevatzky, y a la vez agregó: “Creo que la película actúa con esto de reencontrarse con cosas de nuestro ADN político y social, que en algún momento nos enorgullecieron, como ser: “Punto final, Ley de Amnistía, Derechos Humanos”, etc… E incluso un desgaste discursivo de diferentes áreas de la sociedad ya no tenían que ver con aspectos íntimos de la persona sino que en Argentina, hablar de derechos humanos a favor o en contra, se habían vuelto un cliché”. En este mismo sentido, el productor concluyó: “Creo que Argentina, 1985 trata de recuperar el aspecto humano de los hechos y creo que la gente responde un poco a eso”.