Jorge Marrale, Mercedes Morán y Darío Grandinetti protagonistas de la película que ya cautivó al público español.

(CNN Radio Argentina)- Se trata de una película de la cual ambos actores son protagonistas junto a Darío Grandinetti, con quien comparten mucho más que ese destacado nivel reservado para los grandes intérpretes, con el que varias generaciones de artistas crecieron como norte y sueño a alcanzar.

Bajo este título milonguero que suena al compás y alude al ritmo del dos por cuatro, el próximo jueves se estrenará en las salas locales esta historia que habla de los vínculos humanos, del camino recorrido, de la emigración y, sobre todo, de lo importante del cuidado hacia los que uno ama. Una película de la realizadora Marina Seresky quien dirige este largometraje imperdible, que logra emocionar al tiempo que abraza con toques de humor y profundas reflexiones. El film ya recibió la Biznaga de Plata (premio al favorito del público) durante la 26° edición del Festival de Málaga, España.

Este sábado por la tarde Cine argentino, a través de su conductora, Bárbara Arroyo, tomó contacto con los actores Mercedes Morán y Jorge Marrale, para consultarles, a través del aire de CNN Radio, y a días de su estreno, por esta historia que contaron junto a Darío Grandinetti, que trata, ante todo, de una historia filmada entre amigos.

Qué linda película protagonizaron ¿Qué les pareció a ustedes esta historia?

Marrale: - “La película tiene algo de esencial que me parece que es el vínculo. Ese vínculo humano que en el tiempo se puede sostener, o también dañar si no se hacen bien las cosas”.

Mercedes: - “La película aborda el tema de la amistad. Cuando uno se pregunta cuál es el género de esta película uno puede pensar, es una road movie, una comedia, es un melodrama; Yo creo que es una peli de amigos. Todos tenemos en nuestra memoria grandes películas que han hablado sobre la amistad (de niños, por ejemplo: Cuenta conmigo). La amistad es un vínculo que te atraviesa, te salva y te rescata durante toda la vida. Entonces está bueno poder observar cómo en cada etapa se vive esta relación. De niños y es interesante ver cómo los vínculos resisten el paso del tiempo”.

“Si me preguntan por el género, voy a decir que es una película de amigues. La cual hemos disfrutado mucho de hacer, porque paradójicamente, mientras la hacíamos, nosotros enriquecíamos nuestra propia amistad, nuestro propio vínculo, nuestro compañerismo. Hacer una peli es siempre es estar en una convivencia obligada, corridos de nuestro hábitat cotidiano; con el agregado de haberla filmado en plena pandemia. La película la trabajamos juntos en una especie de burbuja cerradita. Ganamos un premio, pero lo más importante es que, más allá de eso, (que es maravilloso porque se trata de un premio del público), volveríamos a hacer la película de lo hermoso que la pasamos”.

¿Habían trabajado juntos antes?¿Cómo fue la experiencia?

Marrale: -“Con Mercedes y con Darío, sí. Hemos hecho películas y teatro, los tres nos queremos y nos admiramos, lo cual es un piso maravilloso para poder trabajar. Primero conocer, saber por dónde va el otro, cómo hay un lenguaje común y una historia que estaba servida en ese sentido, porque la construcción de los tres personajes es fantástica”.

Morán: - “Con Darío habíamos hecho de pareja hace muchos años atrás en una película más coral y como en esta, también hacíamos de pareja; con Marrale, en atreverse”.

Marrale: - “Yo estuve practicando el tema del canto porque al personaje le toca hacerlo y creo que no defraudé. A eso me dediqué solo, practiqué para hacerlo y me gustó. En cuanto a lo que logra transmitir la historia, yo creo que hay escenas en las que está muy logrado todo el tema de ese vínculo amoroso que atraviesa la historia. En este punto, la mirada de la directora me pareció que fue muy acertada, con esa melancolía dulce y llena de afectividad que ella logra plasmar en la narración. A los personajes se les nota lo que construyeron en el pasado, y eso es todo logro de la dirección”.

Morán: - “Es una historia entrañable, se anima a hablar de lo que les sucede a tres personajes mayores, me da gusto que así sea. Y quiero destacar la mirada de la directora, con la afectividad y dulzura con la que trabajó la historia. Yo creo que eso se logra transmitir y se traduce en la película”.

El tema del desarraigo en el film

Morán: -Esa capacidad del personaje que interpreta Darío, de hacernos ver el tema de lo que pasa con el desarraigo, desde otro lugar. Yo creo que ahí hay una cosa maravillosa porque cuando la película toca ese tema, el personaje de él hace algo muy acertado. Yo, que soy de Córdoba, veo que, aunque nunca viví el desarraigo fuera del país, hay una cuestión ahí que se repite y es que uno termina siendo, muchas veces, algo parecido “al ciudadano ilustre”. Y eso sucede porque creo que existe una cosa ahí en la fantasía del que se queda que está plagada de errores. Y también pasa algo con el que se va, que muchas veces relativiza o trivializa lo que dejó atrás”.

“Yo recuerdo que, alguna vez, hace tiempo, cuando volví a mi lugar, a la casa de mi infancia, en Córdoba, no podía creer que las dimensiones no eran tales como me las imaginaba de chiquita. Y esas cosas suceden. Por eso digo que, en cuanto a este tema que la película trata, hay como una relación entre el que se queda y el que se va de su lugar, que resulta muy interesante de confrontar”.

Mercedes Morán, Jorge Marrale y Darío Grandinetti son los protagonistas de lujo que elevan a este prometedor film a la categoría de imperdibles. “Empieza el baile”, dirigido por Marina Sereseky es una historia que trata sobre una pareja de tango (Morán y Grandinetti), que fue reconocida en el pasado mientras que en el presente decide emprender un viaje hasta el pie de la Cordillera de los Andes en busca de respuestas donde develarán miedos, recuerdos y deseos.

La propuesta llega a las salas el jueves próximo (20 de abril), entonces habrá que asistir para, además de ratificar que se trata de una gran película, lograr ponernos en contacto con una historia que se anima a tocar temas de amor en personas mayores, cosa que el cine habitualmente evita, y lo hace con el sabor dulce de quien decide allí dejar una tierna y amorosa reflexión, al tiempo que ilumina y destaca la importancia de construir vínculos fuertes y leales capaces de resistir mucho más que el tiempo y la distancia.