(CNN Radio Argentina)- El músico, compositor y productor argentino se hizo presente en el programa de Bobby Flores y Mariana Mactas para expresar de manera ingeniosa y brillante algunos puntos de vista a propósito de la música, la clasificación de géneros; Lo que opera en su interior como fuente de inspiración a la hora de componer, sus referentes más sólidos. Además, en el marco de la charla el genial artista opinó sobre la aplicación de la inteligencia artificial. Por otra parte, Melero expresó lo que le significa que se haya hecho una película, de la cual, su música es la protagonista.
Aduana de palabras dio paso hoy a una presencia importante desde el punto de vista cultural, intelectual y artístico. Para comenzar, podríamos decir que, aunque estamos hablando de uno de esos artistas de perfil bajo y poca exposición mediática, su nombre siempre estuvo y está vinculado a muchas de las obras más emblemáticas de agrupaciones de los más significativas e icónicas de la historia de la música nacional.
Una vida que suena a música
Este sábado por la tarde Daniel Melero conversó con los conductores de CNN Radio y en este marco compartió reflexiones y puntos de vista muy originales (y superlativos) a propósito de interesantes temas; Por supuesto que todos ellos bailan en torno a un solo elemento, la música, y la presencia de ella en todo. Su vital necesidad. Es que para Melero parece que cada día de la vida existe y vale la pena en tanto tenga sonidos, acordes, melodías y ese algo más capaz de mantenernos en ese estado de sorpresa y ebullición interna, como mágico y potente poder que nadie ha sabido definir de manera absoluta hasta el momento.
El BAFICI suena a Melero
Disco Travesti, es un trabajo que el músico grabó en la década del noventa y a la vez es parte (y centro) de todo lo que ocurre en Operación Travesti, la película de Rodrigo Ottaviano que se puede ver en el marco del Festival de Cine independiente (BAFICI). La misma se centra en el recital que el músico dio hace un par de años reflotando su obra Travesti.
La historia tiene un manejo sonoro imponente capaz de hacerle llegar al espectador mucho más que un recorte de la carrera del gran compositor de rock nacional. La misma se puede ver en el Festival de cine en la sección “Música” y su premier está prevista para el 25 de abril próximo, con cita en la Alianza francesa.
Mente intelectual y corazón de poeta
Si nos referimos a sus inicios en la escena musical, para hacerlo es necesario traer a Los Encargados, una banda de tecno-pop, la primera de este género en el país. Las crónicas de la época describían positivamente que la agrupación liderada por Melero lograba buenos resultados compositivos combinando la rigidez del tecno con las melodías del pop. El grupo tuvo origen como un trío de teclados allá por el año 1982. Respecto de aquel comienzo, el músico expresó: “Yo creo que Los encargados fue una banda que operó como una maniobra rockera (tironeada de los dos lados). Esa misma gente que en cierto momento teníamos en contra, ahora, los que de ellos quedan vivos, me quieren. Por fortuna hay cosas de las que antes sucedían que quedaron atrás. De todos modos, creo que en este tipo de cuestiones como en otras de la vida, el tiempo pone las cosas en su lugar y a la vez las mueve”.
Melero y su plan diario
“El plan mío, el de mi día a día, es escuchar música. Escucho con algún amigo las mezclas que estoy grabando en el estudio. En eso creo que volví a la década del setenta cosa que me encanta”, dijo el músico al referirse a su regreso a las grabaciones al viejo estilo, mientras puntualizó: “Las posibilidades que hay ahí te alejan de estar en permanente contacto con la interfaz gráfica. En definitiva, me parece que el antiguo plan que rescaté es mejor en cuanto a que libera mucho más la imaginación. Realmente, el estudio de grabación, si uno lo decide, es un aparato creativo y de inspiración. Hace años que volví a él; Estoy hecho un bicho de estudio. A veces toco en vivo, pero me atrae mucho esto de estar grabando”.
A todo esto, y en el recorrido de la charla, el músico comentó algunos de sus últimos trabajos dentro de su incansable carrera: “Salió un disco mío que se llama Micrografías, es una obra instrumental, es del año pasado. Creo que cuesta contar qué estoy haciendo, lo que sí les digo es que estoy activo”.
¿Cuáles son los otros aparatos de inspiración?
“El sonido de cualquier lugar, la calle, una imagen al pasar (aunque sea por un disgusto); También lo son las historias, lo que cuentan los libros. Para mí muchas cosas que escribo provienen de mi malinterpretación poetica y filosófica mezclada de lo que lei, más lo que, con suerte, acerté en algún caso; Pero hay muy pocas cosas que uno tenga que no le son dadas. A veces puede que uno tenga que ir a buscarlas. Yo estoy en una etapa de encontrar y luego salir corriendo a ver si puedo hacerlo. Estoy buscando, pero de manera breve. Estoy en esa búsqueda no como quien lo hace para que algo sólidamente se presente; al contrario, muchas veces ese territorio es donde se nota que esa supuesta inspiración es como un músculo”.
El amor (a la música) como decisión
“En los años ochenta decidí que iba a ser músico. Por aquel entonces no había mucha gente con estudio. Estaba el músico que había aprendido en alguna academia, el entrenado y después estaba el aficionado, yo creo que debí haber entrado en esa instancia, pero también creo que logré algo que descubrí en un show y luego en un documental de la mano de Bill Evans (uno de los pianistas de jazz más importantes de la historia de la música) en el cual él dice que, en definitiva, entre los músicos, ese punto no hace la hace la diferencia. La figura de Evans fue muy importante para mí para comprender cómo se veía la música y para entrar como aficionado”.
Las huellas imborrables
“El otro día hablaba con Diego Tuñón (Babasónicos), con quien tenemos largas conversaciones e interesantes intercambios respecto de la música y de la vida a diario. Y recordábamos a Bowie cuando en el año 73 fue a un pueblito de los EEUU donde estaba la fábrica de Firestone para dar un show y todo lo que significo aquello. En definitiva, los músicos tocamos para vivir. Después de todo la huella en le vida es algo inevitable en muchos aspectos”.
“Si hubiera un “ADN abstracto” que descubrir podríamos decir que la música de Bowie fue y es todo el material del futuro. Y es así. Hoy vemos y sabemos que hay huellas culturales inevitables. Y nosotros, los de nuestra generación, escuchamos y vivimos muchas cosas que valieron la pena. Se trata de cosas que son imborrables y hoy las re-interpretamos de otro modo. No obstante, a pesar de que todo aquello fue realmente genial, yo estoy feliz de la música nueva que me toca escuchar. Hay un lugar tan impalpable como la sensación de estar vivo, que solo la provee la música”.
“La música nueva” que escucha Melero
“De lo nuevo que estoy escuchando, me tiene muy enganchado la música africana; Algo de lo que denominan con un nombre difícil de pronunciar pero que sé que refiere al género futurista. Estoy ahí siguiendo a algunos grupos de ese tipo y también escucho música de Richard Martin; Me parece que hace como treinta años que está haciendo una obra increíble, totalmente obscena y poética a la vez”.
¿Qué opinas de la inteligencia artificial en cuanto a su incursión en cosas creativas?
“En la medida en la que las personas no utilicen su inteligencia al observar las cosas, vamos a creer que la estupidez artificial es inteligente, pero básicamente, ante lo que estamos es una especie de base de datos de un panóptico poco interesante porque también está la idea de que si no participas de “esta panóptica”, es decir, de la idea de tener actividad en las redes sociales, no existís. Entonces la categoría de robotización y de pensamiento que se tiene es sobre aquello que se manifiesta en un sistema que es en sí, desde mi punto de vista, horrendo”.
“Lo que vas a obtener va a ser información que confirme que ese mundo horrendo es bueno. No me inquieta, aunque sí creo que es un cambio de procedimiento tecnológico para algo que siempre la propaganda intentó. Lo que ocurre es que está más ajustado, muy medido (por parte de aquellos que participan)”.
“África que, en gran medida está totalmente sometida, donde hay esclavismo por el que nadie lucha, provee que en la pirámide nosotros podamos tener tecnología accesible a través de los minerales. Entonces yo me pregunto cuál es la voz de los niños esclavos que trabajan en la minería de distintos materiales que ni siquiera tienen internet y que están a punta de ametralladora ¿Qué opinión tendría la inteligencia artificial sobre eso si lo intenta borrar? Diría que la esclavitud fue abolida. Porque como respuestas tendría esa que dice que “la abolieron, no existe más”. En este punto creo que en gran medida eso hoy está funcionando con otras cosas. Culturalmente siempre fuimos así. Lo único que se ajustó es esta variable tecnológica que se hizo más precisa para establecer controles en cosas tan pueriles como lo que te gusta, la incentivación al consumo y no como instrumento que te ayude a encontrar lo que verdaderamente necesitas, sino lo que te obligan a que vos quieras tener. No estoy en contra de ello. Ni siquiera eso”.
“En la pandemia me dediqué a escuchar cosas que había postergado. Me di cuenta que ellas estaban apuntando a un lugar. Indudablemente no hay que aferrarse al gusto, y menos en cuestiones artísticas. Prefiero que el gusto esté en lo decorativo y en la respuesta a qué plato elijo para comer. Pero en la intención de crear es peligroso que reine el gusto; se puede convertir en una especie de doblegamiento que responda a condicionantes externas. En este punto digo, si uno crea dejándose llevar por el gusto ahí hay respuestas del público. De todos modos, el compositor debe ir por aquello que no sabe. Yo voy por ahí. No por lo que sé que puede gustar o que gusta. Gratificarse es una de las peores cosas para cualquier ser vivo puede hacer, porque ya está, lo hiciste y te quedaste enclavado y ni siquiera son un árbol”.
Inspiración microscópica
Hacia el final, el músico continuó su recorrido y retomó para hablar del álbum que fue creado a partir del mundo de los insectos como inspiración. En este sentido, puntualizó: “Yo estuve un tiempo estudiando La micrografía. De esto habla un libro de Robert Hooke con el que me fasciné por un tiempo (Hooke es el científico inglés que hizo su propio microscopio allá por el 1700, y que además descubrió que hasta en el agua había seres vivos). La tapa del disco la hizo mi esposa que es artista gráfica. El insecto que aparece allí es uno de mis favoritos. Se llama pececillo plateado (lepisma saccharina es su nombre) y aparece en sitios húmedos de la casa. En verdad son esos bichitos que todos vemos de madrugada cuando nos levantamos y prendemos la luz, pero hacemos como que no están. En fin, el mundo de los animales, de los insectos, me gusta mucho. Para mí, haber leído la vida de las hormigas fue inspirador. Ellas me dieron inspiración para componer canciones mucho más que los políticos, por ejemplo”.
Del film de Melero
´Hacia el final, el brillante Daniel Melero dijo respecto de su film: “La película venía, al principio, como maldita. Lo que ocurrió fue que durante la pandemia quien se encargaba de esta historia tuvo una muerte súbita, por lo cual el proyecto quedó por un tiempo sin dirección. Luego fue Ottaviano quien decidió terminarla (quien además es mi manager). Por todo esto, considero que si un producto sobrevivió a tantas trabas y malas situaciones, si tiene todas esas cicatrices, puede que se trate de un film fabuloso. Me pone muy contento saber que a alguien le gustó la película. Me enteré de que la daban en el BAFICI por mi esposa. Por eso es que pido disculpas, sobre todo por ser tan irregular. Pero a la vez, sepan que estoy orgulloso de ello”.