(CNN Radio Argentina)- La actriz dialogó con Aduana de Palabras de lo que siente al estar transitando el séptimo año de trabajo en esta pieza inigualable de Gonzalo Demaría, junto a sus compañeras de elenco: Paola Barrientos, Susana Pampin y Eugenia Guerty.
Se trata de una propuesta teatral que sigue vigente y no solo por responder a una gran originalidad, sino también por contar con actuaciones superlativas, un guion inteligente y de una destacada profundidad, por cuanto a lo que está dispuesto a escarbar, exponiendo algunas de las características, tal vez, de las más oscuras, de esas que caracterizan a ciertas miradas despreciablemente incómodas de la cultura constitutiva de la especie humana.
Una comedia que se expresa con la musicalidad del verso, pero que, detrás de toda esa aparentemente perfecta armonía y estructura, propone ir desarmando una a una las piezas propias de las miserias y las contradicciones que todos podemos tener. Allí quedarán al desnudo entonces los prejuicios, el cinismo, el desprecio por lo desconocido, el atropello impune, la mirada altiva de quienes se pretenden ensanchar a costa de una crueldad ferozmente tilinga; a la vez que se encuentra fielmente representada cierta voracidad con la que a veces somos capaces de ir contra “el otro”. Una obra que nos interpela en nuestros actos, pero también, en nuestros pensamientos y en nuestra propia mirada.
Cuando el teatro nos pone alarmas, de manera inteligente
Recién llegada de una gira que la llevó a estrenar una obra nueva de Mariano Pensotti en escenarios de Grecia y Viena, Alejandra Flechner selló su pasaporte esta vez en el programa conducido por Flores y Mactas, para conversar de su oficio y contar algunas cosas de su maravillosa carrera y presente laboral”.
-Cómo fue presentarse con una obra argentina en Viena y en el Festival Epidaurus, en Atenas?
“Aquello fue una experiencia maravillosa, algo que hoy se puede hacer de una manera mucho más moderna, ya que mientras está corriendo la obra, la sala tiene subtítulos. Esto no ocurría en otras épocas, aunque claramente uno puede ver teatro en un idioma que no entiende, y aun así comprender cierto lenguaje que allí se juega. Lo cierto es que, para el caso, el subtítulo logra acercar al espectador mucho a la comprensión total de la propuesta”.”
“Acabamos de llegar de este viaje en el que fuimos a presentar “La Obra”, una pieza que tiene mucha data. Hay en ella, un actor sirio (que actúa en francés) y luego estamos nosotras cinco (que hablamos en porteño); bueno, en un idioma plagado de intenciones y de mucha ironía. Más adelante nos volveremos a ir con la obra al Festival de Girona, España y demás presentaciones por salas de Europa”.
-Cómo se hace para permanecer con el mismo entusiasmo con “Las tarasconas”, tras siente años de trabajo?
“Es cierto que estamos entrando en el séptimo año de esta obra. Arrancamos en el Teatro Cervantes en el 2016 (hicimos gira ese y al siguiente año y nos fue muy bien). El teatro nacional te lleva a lugares magníficos, sitios pequeños en los que da gusto llegar con una obra; tanto es así que, de repente, nos encontrábamos en una sala pequeña en medio de la selva misionera ¡haciendo teatro! Esto de llevar una propuesta artística ahí donde tal vez el acceso no es tan fácil, es algo fantástico”.
“En cuanto a la cantidad de años que llevamos juntas. Bueno, hoy somos un grupo cooperativo (nosotras, junto con nuestro director); Es que disfrutamos tanto de hacer la obra, que no lo queríamos ni queremos dejar. Por eso la pusimos los martes, un día rarísimo, sí, pero nos da la posibilidad de continuarla (aunque estemos con otros proyectos) y realmente nos va super bien en el Metropolitan”.
¡Las cuatro y a los tarascones!
“El elenco somos Paola Barrientos, Susana PamPin, Eugenia Guerty y moi y estamos en este proyecto que es verdaderamente sin igual. Una obra con un material en verso puesto en acción a través de cuatro señoras bien, bueno… “Bien fachas e hipócritas también”, llenas de prejuicios y fobias varias, que se juntan a jugar a la canasta y a tomar el té. Allí se dan cita unos dardos de clasismos y xenofobias que todo hace parecer que tienen la lista casi completa, que no hay lugar para otro comentario más despreciable, porque los dicen, ferozmente, todos”.
“Esto que describo creo que, en la obra misma, juega un poco de punto de partida porque esta pieza en sí va más allá de una comedia que pone a tomar el té a cuatro viejas “paquetas” en un living. Tiene algo de grotesco argentino, sí, lo cual hace que la propuesta se ponga algo delirante en cierto momento”.
-Son siete años. Se trata entonces de una obra que no han querido dejar de hacer, aun teniendo otros trabajos cada una de sus integrantes
“Sí, esto es verdad. Queríamos continuarla, por eso la seguimos poniendo en juego. Gonzalo Demaría es el autor; él es muy culto y muy amante de los géneros populares, por eso la pieza está tan bien escrita. Su material es realmente imperdible. Esta obra, por ejemplo, está escrita en verso, con un lenguaje “culto”, “elitista”, pero brutalmente bestial. Además, el hecho de que los personajes hablen en verso hace que esa gestualidad no se vea normal. Pero al mismo tiempo, todo lo dicho allí entra en un circuito entre contenido y saturado a la vez”.
Para ir poniendo el foco, De a uno a la vez
“Por otro lado es una obra muy física también. Tiene un tipo de expresividad grotesca, fuerte, que tiene que ver con cierta sutileza, pero dentro de un color saturado. Creo que tiene un poco de elementos “gasallescos”. Esa situación de la farsa está, y convive a la vez con la muy acertada precision del discurso. La función dura una hora cinco, pero creo que es arrasadora, que te lleva puesto, Y me parece que esto ocurre porque en esa velocidad de la cosa sentís que hay mucho para ver, como que la obra tiene muchas capas, de modo tal que podés ir a una función y mirar solo a un solo personaje y repetir, de repente, solo para ver qué sucede con otra de las señoras en toda esa historia. Suceden muchas cosas a la vez. Tenemos muchos espectadores que vienen varias veces seguidas, solo para esto, para ir poniendo el foco en distintos lugares, cada vez”.
Todos hemos conocido a alguien así, más allá de lo distoricionado que se presenta.
“La dirección de Ciro Zorzolli es importante en cuanto al resultado final. Esta no es solamente una reunión de cuatro mujeres “bien” que nos juntamos a tomar el té, a comer sandwich (o sanguchitos) y a tomar campari. Bueno… Ahora que me escucho, creo que también por eso es que no dejamos la obra. ¡Qué mejor que juntarte con amigas a charlar, comer y tomar!”
“Es gracioso todo lo que ocurre entre nosotras; cada año que pasa decimos que, en algún momento no va a hacer falta pintarnos de viejas, porque ya seremos viejas; entonces decimos: ¡Ojalá que no nos falte nunca el humor y las ganas de compartir con amigas!”.
El verso en escena ¿Cómo es esto de aprender a actuar en una obra en la que no hay lugar para improvisar?
“Aprender a decir algo en verso es como aprender la letra para cantar una canción. Eso marca un pulso que nos mantiene a la vez que nos contiene. Además, lo que ocurre con esto es que, con los años, al tener el material tan incorporado, la obra se logra saborea siempre de una manera diferente; y esa repetición, alejada del significado propio de la palabra, se vuelve espectacular. Nos juntamos con amigas, la pasamos bárbaro, repetimos los versos, los actos, y nunca es igual… Porque es una obra placentera y hermosa”.
“Lo que me parece muy bueno del material es que las barbaridades que dicen estas personas son como prejuicios culturales por formateo. Es decir que, por más o menos progre que seamos, todos tenemos algo de esto. Como espectador, considero que nadie sale sin sentirse interpelado. Creo que por más bien pensante que uno sea, todos lo hacemos, todos tenemos contradicciones, estan incorporadas, aunque nos las verbalicemos”.
“El prejuicio está hasta en el más rocker. Y hoy, ya grandes, está piola darnos cuenta de esto. Uno puede identificarse por el contrario, pero también te reconoces en algo en estas cosas que un poco van al límite de lo grotesco. Además, nunca alguien es tan bueno y tan malo. La obra genera eso: Alguien dice una bestialidad que alguna vez yo, vos, todos la pensamos y ahí hay algo interesante donde verse; Seas quien seas, estés en el sitio o en la situación que estés, en algún lugar la obra te la pone. A mí, el tema de estas contradicciones me encanta. Se trata de un material muy vivo”.
El guión y la dirección hermanados y en la misma dirección
Respecto del trabajo del director y del guionista para esta obra, la actriz destacó a través del aire de CNN Radio, este sábado: “Estos dos artistas son barbaros. Ellos son los responsables de esta comedia peligrosa, algo realmente precioso. Hay algo ahí maravilloso, algo que habla de mundos afines y de maneras de pensar el teatro en algún modo, muy cercano también. Ciro es muy detallista en su dirección; muy de bordar las escenas”.
“Vos ves Tarascones y ahí te das cuenta de lo que ocurre con esas capas escénicas. Hay algo detrás de otra cosa, detrás de otra, y de otra más. Eso es lo que uno cree que la hace sólida, porque es una pieza que se sostiene por sustancia y forma. Hay cierto entendimiento entre quien escribe y dirige, más los personajes, que resulta muy interesante… Acá el verso es algo que corre, que tiene musicalidad y hasta, tal vez, más fácil de lo que parece, porque está la rima, que ayuda. Es casi como aprenderte una canción”.
Una gestualidad en construcción permanente, como la obra misma, como la vida
“La gestualidad acá se fue construyendo, y esto se dio a partir de esa manera estrambótica de hablar; Es cierto que de ahí partimos y que luego fue apareciendo todo lo gestual. Se entra en una zona que nunca nos la habíamos imaginado en el arranque. Igualmente creo que, transitar esas palabras fue ir encontrando un modo de ponerle el cuerpo a la cuestión. El teatro es, en definitiva, un arte de la repetición. Es un desafío infinito. Pero por otro lado hay cosas estipuladas que tienen que estar. Pero dentro del esquema en el que nos movemos, lo más alucinante es salir a escena sin pensar qué estoy por hacer; y el tema ahí es sentir, descubrir, que cosas son distintas desde una frase o un gesto, etc. Lo cual hace que el trabajo sea realmente algo revelador, porque al tiempo de repetir una frase, muchas veces te ocurre que le encontrás otro significado, otra razón de estar, de existir de ponerse en acción. En definitiva, es lo más parecido a sentir que la obra es un monstruo que está vivo. Así es el teatro.
La obra es imperdible, inusual, original y arrasadora.
Las actuaciones, aún más monstruosas (y geniales).
La cita es en el Teatro Metropolitan.
El día y el horario, (más originales no se consigue): Los martes a las 20hs.