(CNN Radio Argentina)- Este sábado por la tarde Aduana de Palabras recibió a la reconocida escritora (hasta ahora relacionada públicamente por sus trabajos para público infantil y juvenil) para conversar de su último libro; un trabajo que, por destacado y tremendamente oscuro, además de tan bien escrito, sigue dando que hablar.
El programa de Bobby Flores y Mariana Mactas quería encontrarse con De Luca para, de primera mano, conocer, entre otras cuestiones, algunas de las circunstancias que llevaron a la escritora de literatura infantil y juvenil (con varios premios obtenidos) a contar una historia tan sombría, tan al límite, con tantos elementos fatídicos y catastróficos.
Es así que esta tarde, Luciana De Luca habló al aire de CNN Radio, y contó los misterios que esconde este libro, además de lo que sospecha que le sucede a la hora de escribir desde su costado menos cortés, más sombrío y hasta traumado. Respecto a esto último, la autora expresó: “Bueno, tengo dentro mío sombras oscuras. Lo sé. Necesito escribir para sacarlas. Después de todos, debo ser alguien muy traumado para escribir historias como estas”.
M.M- Quiero saber qué operó en vos para que, en cierto momento, te pusieras a escribir esta historia tan terrible que narra cosas realmente tan, pero tan al límite, y que claramente apunta a otro público, uno adulto, dejando de lado acá a esos chicos que han venido consumiendo algunas de tus otras historias (por las cuales te hemos conocido). ¡Y todo eso contado tan maravillosamente! (Da envidia de lo bien que lo hacés)
-“Saludos a todos los papás que compran mis libros infantiles y juveniles para sus hijos! Quiero decirles que, bueno, es así la cosa y ¡Soy esto en realidad, y también tengo zonas oscuras! ¿Es que la cosa es un poco de este modo, o no? Después de todo, creo que todo mi material tiende a ir hacia ese lugar, pero, para poner un poco en orden la cuestión, debo decir que la literatura infantil llegó después que las historias para adultos. El tema es que yo ya venía escribiendo este tipo de cuentos desde antes de publicar material para chicos (que es tal vez donde exploro mi costado más naif). El tema en cuestión es que, como aquello que venía haciendo tardé un poco más en darlo a conocer, cuando lo hice, se armó ahí una cosa un poco rara. Igualmente, esto no es más que una cuestión que responde a los tiempos de publicación”.
“Por otra parte, además de escritora, soy mamá de dos hijos y la verdad es que les he leído muchísimo durante muchos años; de ahí un poco la relación con las historias para el público más chico; no obstante, lo que quiero decir es que, la literatura que hemos sabido compartir en casa (leyéndole a los chicos) es la que me ha dado, sobre todo, la posibilidad de revincularme con los libros infantiles; cosa que me gusta y disfruto mucho”.
Escribir para encontrar la paz interior. Para sacar la oscuridad
“Para ser sincera, todo lo que sea escribir me deja en paz; Para chicos, para grandes; para quien sea que lo lea. Quisiera hacer eso todo el día, y nada, pero nada de todo lo demás que hago” declama de Luca con sincera sonrisa, al tiempo que agrega: “Sí había oscuridad en mí? Sí había, y la hay. Es así.
M.M- Bueno, la de ustedes es una casa de escritores, deben vincularse y entenderse mucho desde ahí.
“Es cierto que es una casa donde leemos mucho y escribimos mucho también”. Vale la aclaración ya que Luciana es pareja del escritor Santiago Craig. Él tiene un solo libro para el público menudo que se llama “Un coso” (con ilustración de Pablo Bernasconi); un libro lindo y chiflado. Es para niños psicodélicos. Bueno, después de todo, la literatura tiene bordes tan blandos y maleables que, si uno está realmente entusiasmado, puede ir probando y rompiendo barreras entre los géneros”.
M.M- Puedo preguntarte: ¿De dónde viene esta historia?
-“En lo que escribo, seguramente aparecen elementos de mucho de lo vivido. Crecí en el interior, en un lugar que, si bien no era un pueblo, mucha de la dinámica cotidiana en lo que refiere a la cuestión colectiva, vecinal (me refiero acá a cierto entramado social) era muy cerrada. Aquello era como si te dijera que vivía en un pueblo de tres manzanas”.
“Entonces, entiendo que siempre estoy como escribiendo medio de ese lugar. Ya sea de gente que vive allí; gente que se logró ir; e incluso ahora estoy escribiendo de algunos que se han logrado ir, pero llevándose medio a cuestas el lugar”.
“Creo que la historia refleja un poco situaciones de las que yo era testigo. El tema de la religión, como algo fuerte, que está presente todo el tiempo y, por otro lado, otros elementos que aparecen que responden a dinámicas de pueblo en estas comunidades tan chicas. Sobre todo en esta época tan ambigua en la cual se contextualiza la historia (que no está tan cerca de esta apertura que nos da la tecnología a disposición de la información hoy) sino más bien todo lo contrario. En definitiva, las fuentes de información y de entrada y salida de cosas, en esta historia, son muy vagas, muy escasas. Entonces, esta idea de comunidad cerrada que se retroalimenta un poco endogámica, un poco incestuosa, y todas las atrocidades que pueden pasar ahí”.
B.F- La tapa es algo infantil! Hay algo ahí de freak!
-Sí, totalmente. La tapa me gustó mucho. Me dieron la oportunidad de elegirla y la busqué mucho. Busqué imágenes hasta encontrar algo que me gustara y que me parecía que encajaría. Me pareció que reflejaba algo victoriano, con aires del 1800. Además, la ventana es un elemento que aparece mucho en el relato, y allí está. Por otro lado, la cabeza de coneja me parecía que también hacía su aporte a la protagonista que, si bien no se parece a esta coneja que mira hacia el exterior, sí se relaciona desde lo monstruoso, desde lo raro, lo deforme”.
M.M- En el cuento, se respira continuamente un aire denso, con moscas, con una la vibra que permanentemente hace alusión a los siniestro. ¿Cómo es eso que ocurre con los personajes que van predicando de casa en casa?
-Bueno, estos chicos que tocan la puerta de todos los vecinos son mirados un poco como los extraterrestres que vienen a anunciar una verdad de la que, en cierta forma, se creen los dueños. Y obviamente, esto creo que delata una especie de guerra implícita en relación a la dominación de la verdad; y un poco esto creo que es algo que todos un poco creemos; que cada uno es dueño de la única y absoluta verdad”.
“Por otra parte, me gustaba mucho traer a la historia esa idea de sospecha permanente; algo que, sacado de contexto, si lo traemos ahora, nos lleva a algo conocido por estas sociedades de la contemporaneidad que tratan muchas veces al otro como un sujeto al que debo estar vigilando para ver dónde se equivoca; y si es así, entonces lo apedreo, al mismo tiempo que le atribuyo un milagro. Algo más o menos así ocurre en el libro; en donde además, no sabemos si los personajes que allí habitan son los que realmente se presentan. Es probable que todos allí sean otra cosa. Lo cierto es que todo lo que ocurre aparece teñido por un marco y un clima de desconfianza absoluto”.
B.F:- Vos hablás y hacés referencia a esto que el libro cuenta de los mormones que vienen como a contar la “verdad absoluta” que es la que tienen ellos. Yo creo que, en relación a ello, también hay otra mirada en cuanto a “la verdad” y esta puede ser: Yo no la tengo, pero vos tampoco. Y a veces, esto es algo que cuesta un poco confesar, ¿verdad? Desde este punto, un relato puede ser brillante también.
“Tal cual. Nosotros, como sujetos de una sociedad, siempre estamos defendiendo una posición. Que acá bien podría ser: “Yo soy el que tiene la verdad”, o “yo soy el que no tengo idea de cuál es la verdad”. Con esto, lo que quiero decir es que: se trate de que uno está en una posición o en otra, es clave entender que el ser humano necesita estar parado, siempre, en un lugar o en el otro”.
M.M: ¿Qué género es el de este libro?
“Con mi editora, Paola Lucantis, decimos que se trata de un género “Gótico-litoraleño”. Nos sentíamos cómodas clasificándolo así, sobre todo porque es un trabajo que se lee ágilmente, y que tiene unos condimentos de terror (y a mí este último es un género que me apasiona). Yo soy muy consumidora de las películas que den miedo. ¡Me encantan! Me gusta mirar todas las que dan mucho miedo. ¡Las de terror! Además, por otra parte: Tengo muchos años… (punto y seguido). Tengo muchos años, digo, y además tengo muchos años de consumir películas de terror. Por cosas como estas, creo, de algún modo, con certeza toda esa información fue como dejando su huella, dejando en mí interior”.
“Por otra parte, lo otro que se me ocurre es que: Para escribir algo así, ¡debo ser una persona muy traumada! Después de todo, sé que, cuando escribo, las relaciones entre las personas tienden a salirme un poco aterradoras. Y todo allí circula entre lo amoroso y lo tremendamente monstruoso”.