Una obra para reírse, para pensarse y para pasar un momento necesario en los tiempos que corren. Foto: Instagram

(CNN Radio Argentina)- Este último jueves fue el estreno de “Antígona en el baño”, obra teatral protagonizada por Verónica Llinás, Esteban Lamothe y Héctor Díaz. La pieza es dirigida por la propia Llinás junto a Laura Paredes y reúne, a lo largo de 70 minutos, distintas atmósferas que forman un todo muy efectivo, redondito y muy gracioso. Una obra que invita a reír y a pensarnos en nuestra propia existencia y paso del tiempo; una pieza que nos deja mucho más que un puñado de temas como disparadores, para ser repasados en nuestro foro interno.

Para hablar de lo que significa estar protagonizando al lado de tamaña colega, crack a la hora de hacer reír a cualquier público, y del consagradísimo Héctor Díaz, Lamothe accedió a este sábado por la tarde a ser entrevistado por el programa conducido por Bárbara Arroyo, a través del aire de CNN Radio.

“Antígona en el baño”

En esta obra (escrita en tono de humor) Verónica Llinás interpreta a Ignacia, una actriz muy reconocida que está próxima a protagonizar en el teatro. La mujer, que es una celebrity del mundo de la televisión que quiere volver al teatro con un director vanguardista; ella persigue ese deseo, no obstante, se siente aterrada y paralizada por todo lo que implica lanzarse a recuperar un poco de aquel prestigio que supo cosechar durante sus años de brío y estrellato. La obra habla un poco de eso, del paso del tiempo, de lo que uno a veces quiere y necesita sentir que recupera, que no se le escurre tan fácilmente.

Para lograr concretar el (temido y a la vez deseado) estreno, la actriz cuenta con algunos aliados -o no tanto- que intentarán acompañarla como el joven y apuesto hijo de su representante (Lamothe) y un insólito “coach ontológico” (encarado por Díaz) especialista en asistir a víctimas de tragedias.

Lamothe en primera persona

-Esteban estás de regreso en esta obra que ya tuvo su primer estreno el año pasado; y que el jueves último reestrenó. Estás otra vez integrando este elenco, junto a estos dos actores que te acompañan. Un elenco hermoso. Qué significa para vos esta oportunidad y cómo la vivís?

Estoy tan feliz de ser parte de esta obra. Este reestreno que fue hace unos días (estamos jueves, viernes, sábados y domingos en el Teatro Astral) me tiene muy contento. Se trata de una obra fascinante para mí, para hacerla. Porque actuar con Héctor (Díaz) y con Verónica (Llinás) es como un sueño para mí; es todo un aprendizaje y una excitación de poder hacerlo. Encima la obra está buenísima”.

“Ellos son una actriz y un actor que yo admiro mucho. Nunca me había pasado de estar en una obra tan explícita, “tan comedia” y que la gente se cague tanto, pero tanto de risa”.

-Bueno, es algo que ya habíamos hablado en aquel momento del primer estreno, respondía un poco a un deseo previo tuyo: Esto de que la gente pague por una entrada para reírse, y se vaya luego a comer una pizza con la sonrisa dibujada de haberla pasado bien, verdad?

“Sí, me parece que el teatro, por lo menos para los actores (por lo menos así me sucede a mí), provoca un poco que se entienda y se haga más palpable el trabajo del actor. Justamente en cosas como las que estás mencionando. Como que la gente salga del teatro con la risa puesta, agradecida. Ver que algo así se produjo en el público, que de verdad, durante una hora y media, la gente que pagó para ver tu obra, se haya divertido, y haya salido mejor de lo que entró a la sala, esas parejas y amigos que fueron, es un placer inmenso”.

-Un poco que venís buscando que el público se distienda. Creo que, para ajustarnos a lo que hiciste últimamente: desde “Desnudos” que lo venís logrando

“Creo que sí, y me gusta que así suceda. Además, me gusta pensar en la comedia por esto que comparto (que vos decís) pero además, sabiendo que a través de la comedia uno también puede hablar de los grandes temas, aun riéndose, aun burlándose, y hasta disparando carcajadas. Podés hablar de la existencia humana, del amor, del dolor, del miedo, de los fracasos, podés estar hablando de temas muy profundos a partir de una pieza de comedia”.

En verdad creo que hasta hoy no lo puedo creer. Hablo de este trabajo; Es una de las experiencias más lindas, sino es la más linda, de las que me tocó vivir como actor. Porque trabajar en esta obra es recibir mucho; Me devuelve mucho emocionalmente. Me voy muy contento y muy agradecido de estar en esa obra, en ese lugar, con esa “Actriz”, con ese “Actor”, de que la gente se ria como se ríe”.

“Por otra parte tengo para balancear con esta, el estreno de mi otra obra, la que hago con Pilar Gamboa y con Esteban Biliardi y con Susana Pampin, que no es comedia. De modo tal que soy un privilegiado porque entonces estoy un poco y un poco. En el humor un rato, y en otro tipo de obra, otro poco. Y por eso estoy agradecido. Siento que es un montón”.

-Este es el primer proyecto que compartís con Vero Llinás, porque antes sí trabajaron, pero creo que se cruzaron, ¿no es así? ¿Y con Héctor?

“Sí, totalmente, es así; con Vero y con Héctor, tuve proyectos con cada uno, por separado, pero nunca antes habíamos trabajado como ahora. Es más, con Héctor tuvimos escenas en aquella película (tan querida por mí) “El estudiante”, y con Vero, en algunas tiras de televisión”.

“Son fantásticos. Los admiro mucho a los dos como artistas. Además, por otro lado, creo que los tres venimos de recorridos algo parecidos porque surgimos del teatro independiente y, desde ese lugar hay algo que nos constituye al tiempo que nos unifica. Esto además es importante en función de que cada uno supo trabajar para una compañía teatral, para un grupo armado en donde la cosa es colectiva y se trabaja así, entre todos, para hacer teatro. Por eso lo destaco, porque se trata de haber aprendido que trabajar es también escuchar la palabra del otro, porque esta, en un grupo de personas, es tan importante como la de uno; entonces, cuando esto pasa, uno siente que allí hay cosas que ya están adquiridas de antemano y eso es un mismo lenguaje compartido que hace que la cosa funcione bien en la mayoría de los casos. Este es uno de ellos”.

-Qué particularidad crees que tiene esta obra que, si bien está en la paleta de opciones del teatro comercial, tiene rasgos marcadamente del teatro más under, más off?

“Yo considero que esta pieza tiene algo del universo del teatro independiente, y en estamos de acuerdo. Creo que, por empezar, se trata de una obra con marcados elementos del teatro independiente porque maneja un determinado lenguaje, un código particular; además de tener una expresividad particular (incluso, un poco más desbordada); tal vez hasta yo le veo ciertos elementos de las Gambas (Gambas al Ajillo), y por momentos, algunos componentes medio “Gasallescos” (del espíritu de las creaciones de Antonio Gasalla); es más, creo que suena allí un eco del “Parakultural” te diría y, al mismo tiempo que todo esto se da, se trata de una obra del circuito comercial”.

Business are business

El teatro comercial es hermoso, pero a la vez, es realmente cruel, porque si la cosa funciona, todo ok, pero si mañana la gente no se ríe o no viene a verte, chau; esto se refleja inmediatamente en la taquilla y de ahí, se baja el telón y a otra cosa. Eso es realmente cruel dentro de lo que sucede en el mundo de la actuación, pero es así. Y por otro lado tenés allí, sobre todo en comedia, “el misterio del humor”. Uno ensaya los chistes, y aun contando con la información y el subrayado de estos remates, no es sino hasta que se estrena la obra que es el público el que te da una cantidad de información a vos, que es la que te hace tomar dimensiones de lo que es la obra, y de qué se trata. Es algo realmente maravilloso. La obra se termina de completar con el público, literal y metafóricamente”.

-La obra toca el tema del miedo a salir a escena. A vos te ocurrió alguna vez?

“Siempre. Siempre tengo ese pánico “del bueno y necesario” antes de salir a escena. No un ataque de pánico, pero sí, esa sensación y esa cosa de sentir el miedo necesario, como túnel que me lleva a escena al que tengo que atravesar para romper cadenas, hasta pisar el escenario, donde me enciendo y empiezo a nutrirme de la energía del público (y viceversa). Es más, creo que todos los actores estamos medio al borde de la muerte antes de salir a escena o antes de estrenar. Es normal pensar cosas tales como: ¿¡Por qué no terminé el CBC y me dediqué a estudiar a una profesión, como nutrición!? Pero bueno, eso dura un rato, porque luego sucede que salgo a escena y entonces entiendo qué hago ahí y todo tiene sentido. Y me digo: ah… Por esto no me dediqué a estudiar en la facultad en aquellos tiempos. Después de todo se trata de hacer las cosas cuando uno las siente, me parece. Así que, bueno, por qué estudiar entre los 18 y 24 años? Tal vez de grande, o de más grande, retome la idea y quien te dice vuelva a la UBA promoviendo a mis amigos y a personas de 60 que copemos la Universidad y vayamos a cursar. Porque después de todo, no estoy tan seguro de que deba haber solo una edad para hacer algo que deseas, y menos algo en relación al aprendizaje. Yo no lo descartaría como una opción más adelante”.