Por Tatiana Arévalo Dupont*
(CNNMéxico) — Antes que nada debemos definir lo que es un desastre. Un desastre es un evento en el que la sociedad, o parte de ella, sufre un daño severo debido a eventos o fenómenos naturales, incurriendo en pérdidas para sus miembros y afectando el funcionamiento vital de la misma. Psicológicamente, son crisis inesperadas, ya que rompen abruptamente la cotidianeidad de personas, instituciones y comunidades.
Sabemos que los niños son sensibles, y es nuestra responsabilidad como padres enseñarles y ayudarles a enfrentar de una manera óptima los efectos de un desastre, en este caso un terremoto como el ocurrido el martes en el centro y sur de México.
Actualmente es imposible predecir el lugar y día en que vaya a suceder un terremoto. ¿Cómo puedes proteger a tus hijos durante este fenómeno natural?
El evento siempre debe ser explicado con palabras que el niño pueda asimilar. Como padres debemos reconocer cuáles son los elementos de dicha catástrofe causantes del miedo.
La respuesta de los niños depende en gran medida de la reacción percibida de sus padres. ¿Cómo queremos que nuestros pequeños estén tranquilos si nosotros como padres les demostramos que estamos al borde de un colapso nervioso? No está mal que admitamos que estamos preocupados, pero también tenemos que enseñarles que tenemos la capacidad para hacer frente a esta situación.
La Cruz Roja Americana dice en una publicación: “Los padres deben reconocer que existen temores que provienen del niño (de su propia imaginación o fantasía) y diferenciarlos de los temores que son estimulados por eventos reales. Los niños no saben describir el sentimiento de ansiedad. Aunque el temor sea intenso, son incapaces de dar una explicación racional.
“Ellos son muy dependientes de los adultos por el amor, cuidado y seguridad que reciben, temen mucho más el perder a sus padres o sentirse que han sido abandonados. Aún los niños que generalmente son competentes y sin miedos, pueden reaccionar con temor y ansiedad considerable ante cualquier evento que atente contra su familia. Los padres deben comprender que su intervención puede ayudar a reducir el temor y prevenir que un problema más serio se desarrolle”.
La edad es otro factor fundamental, mientras más pequeños son los niños, más se asustan. Es probable que un niño de seis años llore, se asuste y busque a sus padres, mientras que un adolescente puede mostrarse indiferente ante este hecho.
Los padres se preguntan cómo abordar este tema con los hijos: ¿qué tanto debo hablar acerca de los temblores? ¿Sólo le debo dar sugerencias? ¿Debo profundizar o si lo hago lo asustaré?
Recomiendo que hablen con sus hijos al respecto, aunque creas que no se enteraron de lo sucedido porque son pequeños, no es así, los niños sienten y se dan cuenta de más de lo que te imaginas; por lo que debes explicarles que México, en este caso, es un país de temblores y que hay que aprender a reaccionar ante una situación así.
Después de explicada la situación, es conveniente que los dejemos expresar sus temores, preguntarles qué sentimiento experimentan en ese momento (miedo, enojo, tristeza, pánico), cuál es exactamente su temor, despejarlo, tranquilizarlos y asegurarles compañía y cuidado permanente.
Ser sinceros con las respuestas, no mentir para intentar dejarlos tranquilos.
Más que dramatizar, interésate en contarle a los niños, en especial a los más grandes, qué deben hacer ante estas situaciones.
Esa plática con los hijos debe estar orientada a educar, hay que hablar acerca de cómo actuar, dialogar sobre la prevención.
Es muy importante enseñar a los niños cómo actuar ante una situación así, darles las herramientas para que sepan cómo estar prevenidos. Diversos estudios demuestran que si contamos con herramientas básicas preventivas, el miedo suele disminuir y la situación de emergencia puede ser llevada de una manera más eficaz. Y si se lo enseñamos a nuestros hijos, si ellos saben lo mismo; esto les dará control.
La falta de preparación puede llevar a las personas a cometer ciertas imprudencias que podrían costarles pérdidas materiales y humanas.
Es muy importante que en familia elaboren un plan de emergencias. Si los niños están involucrados es más fácil que sepan cómo actuar y estar más tranquilos.
1.- Encuentren juntos las rutas de evacuación y un punto de encuentro para todos los habitantes del hogar.
2.- Ubicar qué objetos podrían resultar peligrosos si se caen durante un temblor
3.- Encontrar los lugares más seguros de nuestra casa, para saber dónde ubicarnos en caso de un terremoto. Intenta practicar un simulacro por lo menos (esto ayudará a que toda la familia conozca bien el plan de emergencias).
4.- Sobretodo en el caso de los pequeños, hay que tratar de aleccionarlos antes de que ocurra un evento. Decirle cuál es el mejor lugar para ubicarse en caso de un terremoto y explicarles que siempre tendrán el apoyo de sus padres.
*Nota del Editor: Tatiana Arévalo Dupont es licenciada en psicología y en educación preescolar. Puedes seguirla en su cuenta de twitter @misspreescolar
(Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Tatiana Arévalo Dupont).