(CNN) — El escándalo alrededor de las acusaciones contra agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos por haber llevado prostitutas a sus habitaciones en Colombia, previo a una visita del presidente estadounidense, Barack Obama, sigue creciendo y surgen interrogantes incómodas sobre la posibilidad de que la fuerte cultura machista del Servicio Secreto pueda significar una amenaza para la seguridad.
La periodista y comentarista Kiri Blakeley se pregunta por qué no hay más mujeres en el Servicio Secreto que se opongan a esa mala conducta. “La razón por la que debería haber más es simple: las mujeres no se meten en problemas tan fácilmente como los hombres”, escribió, insinuando que las mujeres toman mejores decisiones morales que los hombres.
“En serio, ¿pueden imaginarse a un montón de chicas del Servicio Secreto contratando ‘acompañantes’ en Colombia, en donde deben asegurar el medio para su jefe, quien por casualidad es el hombre más poderoso del mundo?”
La identidad de los 11 agentes del Servicio Secreto involucrados en las investigaciones no ha sido revelada, tampoco la de los 10 miembros del personal militar estadounidense supuestamente implicados. Sin embargo, la mayoría asume que todos son varones.
No obstante, Jeffrey Robinson, autor del libro De pie junto a la Historia: La vida de un agente del Servicio Secreto, junto con el ex agente especial jefe Joseph Petro, dijo que el incidente de Colombia no debería poner en duda el profesionalismo de los agentes del Servicio Secreto en conjunto, sin importar el género. “Como hombres —y mujeres— se sienten extremadamente orgullosos, y comparten un sentido de solidaridad como el de los marines. Cuando un montón de idiotas cometen un acto como éste, estos hombres y mujeres se sienten ofendidos y furiosos”, señaló.
Robinson minimiza el incidente de Colombia, describiéndolo como “alcohol mezclado con testosterona y un tanto de arrogancia, una pésima combinación”. Sin embargo, señala que el mal comportamiento de parte de grupos de hombres lejos de casa no es inusual. “No obstante, son idiotas: saben lo que deben hacer y cómo deben comportarse”, dijo respecto a los agentes presuntamente involucrados, algunos de ellos casados.
No se sabe cuántas agentes del Servicio Secreto hay entre los cientos de integrantes del personal estadounidense enviados a Colombia a proteger a Obama durante la cumbre de Cartagena. Robinson señala que las mujeres, quienes según el reporte de la Comisión de Igualdad de Oportunidades Laborales en 2010 conformaban casi una cuarta parte de los 6,913 empleados de la agencia, forman parte integral del Servicio Secreto.
Agregó que esto se debe a que las agentes deben ser capaces de hacer todo lo que los varones hacen, incluyendo el uso experto de las armas de fuego, y son desplegadas de la misma manera que los hombres para la protección del presidente. “En verdad saben usar el arma; cuando el Servicio Secreto dispara, no falla”, dijo. Robinson aseveró que las mujeres son mejores que los hombres para algunas cosas, como acompañar a la Primera Dama si necesita ir al baño. También son adecuadas para formar parte de la División de Protección Presidencial (PPD), el escudo más cercano al presidente.
Robinsón reveló que el exagente Petro contaba con mujeres en su destacamento cuando estuvo a cargo del PPD durante la presidencia de Ronald Reagan. “Tenían que montar los mismos caballos purasangre que los hombres”, agregó Robinson. “Por ejemplo, cuando iban a esquiar con Dan Quayle, debían ser capaces de esquiar y seguir el ritmo portando el arma y la radio. Es físicamente desgastante”.
El Servicio Secreto no ha respondido a la solicitud de información de CNN respecto al despliegue de las agentes. No obstante, su reporte anual del año fiscal 2010 subraya los esfuerzos efectuados para encontrar reclutas femeninas adecuadas. Según el reporte, ponen especial atención en aquellas que han practicado deportes en la universidad, ya que “el objetivo son las atletas universitarias capaces de terminar el riguroso programa de preparación física del Servicio Secreto”.
Las mujeres han formado parte del Servicio Secreto durante cuatro décadas; la primera agente en morir en cumplimiento de su deber fue la agente especial Julie Y. Cross, en 1980.
Barbara Riggs, agente veterana del Servicio Secreto, marcó un hito al convertirse en la primera mujer en la historia de la agencia en ser nombrada directora adjunta en 2004.
Ronald Kessler, exreportero del Washington Post y autor de Dentro del Servicio Secreto del Presidente: Tras bambalinas con los agentes en la línea de fuego y los presidentes a quienes protegen, señaló que el que haya habido pocas mujeres presentes no fue factor para el desarrollo del escándalo en Colombia.
“Forman parte de todo. No hay ningún problema con las mujeres. Simplemente no creo que haya problema alguno”, dijo. Agregó que las insinuaciones de que la cultura machista generalizada en el servicio pudo haber provocado la mala conducta de los agentes están fuera de lugar. “Cuando las mujeres empezaron existía este problema, pero eso fue hace mucho. Obviamente este episodio hace que surjan interrogantes como ésta, pero en realidad no es representativo. El problema es que la dirección es laxa en muchos aspectos. Se pasan por alto muchos procedimientos”.
Kessler declaró a CNN durante otra entrevista que es engañosa la imagen de desenfreno durante los viajes de trabajo que se ha creado de los agentes a raíz del escándalo. “Están tan sobreexplotados haciendo turnos extra que a duras penas tienen tiempo para tener una vida, mucho menos para hacer fiestas”, señaló.
Entre las investigaciones en curso y una probable audiencia ante el Comité Judicial del Senado la semana próxima, los involucrados no la pasarán bien. El Servicio Secreto se encuentra bajo la lupa, lo que puede significar que sufra una reorganización significativa.
El diputado Randy Forbes (Republicano por Virginia), miembro del Comité para las Fuerzas Armadas del Congreso, es uno de los que piensan que es necesario un cambio y que el director del Servicio Secreto, Mark Sullivan, debe irse. Forbes dijo a CNN que “creo que es momento de poner a alguien en el puesto que se asegure de que la cultura en el Servicio Secreto cambie.”
Brian Rokus, Dana Bash y Stacia Deshishku de CNN contribuyeron con este reportaje