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(CNN) — Hace justo una semana, una estudiante paquistaní que se atrevió a hablar en contra del talibán recibió un balazo en la cabeza por su acto de desafío.

Ahora, mientras Malala Yousufzai está en una cama de hospital en Birmingham, Inglaterra, la conmoción e indignación entre sus compatriotas han dado paso a un nuevo sentir: ¿Qué hará el gobierno al respecto?

Mientras los medios de noticias paquistaníes debaten sobre cómo debería el país responder al ataque, miles de personas en todo el país se han unido a las manifestaciones en apoyo a la menor herida de 14 años.

Mientras tanto, la policía de Birmingham dijo que puso un alto a “dos admiradores” cuando estos llegaron por la noche al hospital con la intención de ver a la chica. No fueron arrestados, a diferencia de lo establecido en informes anteriores del hospital.

El director del hospital, Dave Rosser, dijo que los intrusos eran “probablemente gente demasiado curiosa”, pero agregó que el hospital no quiere correr riesgos y que en el lugar hay una fuerte seguridad.

De vuelta a la patria de la estudiante activista, el atentado en su contra propició una fuerte y unida reacción de repugnancia e ira entre muchos paquistaníes, dijeron analistas.

“Hay una oleada de simpatía hacia ella y también una demanda muy fuerte hacia el Estado paquistaní para que haga algo al respecto”, dijo Raza Rumi, director de políticas y programas del Instituto Jinnah, una organización de investigación paquistaní.

Gran parte del descontento está dirigido contra los talibanes paquistaníes, el grupo extremista que se adjudicó el tiroteo y que dijo que buscará matar a Malala si se recupera de sus heridas.

“Esto ha creado un sentimiento muy malo hacia los talibanes”, dijo Saleem Khan, un ejecutivo de una empresa de fabricación de papel en la ciudad de Lahore.

Khan dijo que lloró sin parar tras enterarse del ataque a Malala, quien había desafiado a los extremistas en el Valle del Swat, ubicado al noroeste del país, al insistir en el derecho de las niñas a asistir a la escuela.

En un mitin organizado por el poderoso partido político MQM, en Karachi, miles de personas se congregaron, algunas de ellas ondeando banderas y pancartas con mensajes de apoyo para Malala. “Estamos contigo”, decía una. Otro decía: “Malala, un ataque contra ti es un ataque contra la educación y el progreso”.

El activista social Saman Jafery dijo a CNN: “Si el talibán es un modo de pensar, entonces Malala es también un modo de pensar. Es un modo de pensar de las mujeres instruidas y con poder”.

Otro que se encontraba en el mitin, Haider Rizvi, dijo que la gente “ya no quiere a los talibanes en Pakistán y que tras el incidente de Malala es el momento para que la gente se levante”.

“El mensaje está aquí, toda esta gente. Están condenando el acto de los talibanes”, agregó el estudiante Ashwar Waqi.

Los talibanes, que operan en el noroeste de Pakistán a lo largo de la frontera con Afganistán, han caído de la gracia de la opinión pública paquistaní en el pasado, sobre todo en 2009, cuando apareció un video en el que azotan a una adolescente en el Valle del Swat.

En aquel entonces, el video provocó reacciones de horror en Pakistán, sin embargo, “el tamaño de las protestas por Malala es mayor”, dijo Rumi. “Hasta los principales medios de comunicación de derecha han expresado su indignación”.

Los talibanes se hicieron cada vez más impopulares entre los paquistaníes en 2009, cuando las fuerzas armadas realizaron una ofensiva en contra de los integrantes del grupo en las zonas del noroeste del país.

Sin embargo, las operaciones militares fueron incapaces de erradicarlos por completo, y su continua influencia en la región quedó de manifiesto la semana pasada con el ataque armado contra Malala y otras dos chicas cuando las llevaban de la escuela a sus casas. Las otras dos chicas resultaron con heridas menores a las de Malala.

Los políticos y los comentaristas de Pakistán criticaron el ataque. Sin embargo, la condena de los talibanes no ha sido tan universal. “Todos se enojaron por lo que sucedió, pero no todos se enojaron con los talibanes”, dijo Tazeen Javed, un consultor de medios con sede en Islamabad que escribe para el diario The Express Tribune.

La estrella de cricket que se volvió político, Imran Khan, quien la semana pasada visitó a Malala en un hospital de Peshawar, ha sido criticado por no condenar abiertamente a los talibanes por el ataque.

Khan “mostró gran preocupación, pero no pudo resistirse a sacar el tema de los ataques con aviones no tripulados como causa de este ataque, lo cual fue un poco para desviar la atención”, dijo Rumi, refiriéndose a los ataques con aviones no tripulados realizados por Estados Unidos en el noroeste de Pakistán y que han generado resentimiento en el país.

Algunos comentaristas también han comenzado a cuestionar la versión oficial de los hechos, insinuando que el ataque contra Malala podría ser utilizado como pretexto por el gobierno para llevar a cabo una acción militar contra los talibanes en la intranquila región tribal de Waziristán del Norte.

Incluso algunos plantean la idea del involucramiento estadounidense en el ataque. “El incidente contra Malala es el más reciente intento de la CIA para dividir a la opinión pública e incitar al conflicto en la sociedad pakistaní”, dijo Haider Mehdi, colaborador del diario paquistaní The Nation en una columna publicada el martes.

Mientras la controversia por los ataque levanta la furia en Pakistán, los médicos que tratan a Malala a miles de kilómetros de distancia dicen que están “muy satisfechos” con su evolución y se sienten optimistas respecto a su recuperación.

Sin embargo, ella se enfrenta a una cirugía reconstructiva y hay “todavía un largo camino por recorrer”, dijo Rosser, del Hospital Queen Elizabeth, en Birmingham.

Su familia todavía no está en Inglaterra para estar a su lado, sin embargo, el alto comisionado paquistaní está haciendo los arreglos para ello, dijo.

Mientras tanto, la joven de 14 años parece ser “tan fuerte como nos habían hecho creer”, dijo Rosser, y agregó que el médico especialista que está a su cargo “está impresionado por su resistencia y su fortaleza”.

Reza Sayah y Laura Smith-Spark, de CNN, contribuyeron con este reporte.