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Por Ruben Navarrette Jr.

Nota del editor: Rubén Navarrete es colaborador de CNN y un columnista sindicado del Grupo de Escritores del diario The Washington Post.

(CNN) – Dirán lo que quieran de Florida, pero en un año de elecciones como éste no se puede decir que sea un estado aburrido.

Una vez más, la cosa está que arde. Podría irse para el presidente Obama, al igual que para Romney. Así que, como sucede con Virginia, Ohio y Wisconsin, es superimportante.

Curiosamente, en medio de todas las encuestas que dicen que los latinos apoyan más a Obama que a Romney, incluso en estados republicanos como Arizona y Texas, los latinos de Florida se encargan de mantener la pugna bastante reñida entre ambos candidatos.

La campaña de Romney ha lanzado una oleada de anuncios de radio y televisión en español en los que ataca con dureza a Obama.

Lo que están haciendo va más allá de anunciarse en español. Y la estrategia se está mostrando sobre todo en Florida.

Aunque Obama es el preferido de los latinos con con una ventaja de hasta 50 puntos en el país, esos números representan el general del voto latino.

Sin embargo, al final, es irrelevante el apoyo latino que tenga Obama en estados tan republicanos como Arizona y Texas; esos estados se irán para Romney. Igual de irrelevante que Romney trate de conquistar latinos en California y Nueva York, ya que ambos son claramente de Obama.

En lo que hay que centrarse es cómo les va tanto a Obama como a Romney en estados que están en el aire, concretamente tres con amplia población hispana: Nevada, Colorado y, por supuesto, Florida. Los latinos son el 26,5% de la población de Nevada, el 20,7% en Colorado y el 22,5% en Florida.

Las encuestas muestran que, entre los votantes latinos, Obama tiene una amplia ventaja en Nevada y Colorado, pero la historia es diferente en Florida.

Un sondeo del Miami Herald y la Universidad Internacional de la Florida indica que Obama aventaja a Romney por tan solo 7 puntos entre los latinos: 51% a 44%. Pero en un estudio reciente del Tampa Bay Times/Miami Herald, Romney va por delante de Obama con dos puntos de ventaja: 46% to 44%. Y las encuestas más recientes muestran que Romney está ganando apoyo en comparación con sondeos previos.

Uno podría atribuir estas cifras a que la población hispana de Florida está compuesta en su mayoría por cubano-estadounidenses, que tienden a ser conservadores y a votar por los republicanos.

Pero no es suficiente. Hay un cambio generacional: los cubano-estadounidenses más jóvenes están más dispuestos que sus padres a votar por los demócratas. Además, no solo hay cubanos en Miami; hoy día, hay un alto número de puertorriqueños, colombianos, brasileños y otros latinos que hacen más complicado el panorama político.

Y volvemos a lo que decía antes. Los asesores de Romney insinúan que el hueco entre ambos candidatos en Florida se estrecha gracias a una serie de anuncios recientes que acusan a Obama de algo que los votantes latinos no toleran: debilidad.

Los columnistas y blogueros se divierten con esto, e insisten en que al argumentar que el presidente no es eficaz, la campaña de Romney desafía a la de Obama para ver quién es el “más macho”.

Concretamente, el equipo Romney/Paul afirma que Obama es débil por no haber cumplido su promesa de campaña de 2008 de dar prioridad a una reforma inmigratoria. El prometió arreglar el sistema migratorio y no lo hizo.

Es una línea de ataque lícita, pero un republicano como Romney no debería abusar de ella.

Ls críticas de Romney a Obama tienen fundamento: peor que romper una promesa son las familias rotas y Obama ha dividido a cientos de miles de familias al deportar a sus padres y dejar a sus hijos nacidos en Estados Unidos a merced del sistema de asistencia social. Este gobierno ha deportado a más de un millón y medio de personas, una cifra récord en un mandato presidencial.

Y cuando Obama finalmente actuó, lo mejor que se le ocurrió fue anunciar en junio una nueva política del Departamento de Seguridad Interior por la cual un joven indocumentado sin antecedentes penales podrá solicitar una “acción diferida” y recibir un visado de trabajo de dos años que puede ser revocado en cualquier momento. De los aproximadamente 1,4 millones de estudiantes indocumentados que pueden solicitar esta protección, unos 180.000 lo han hecho, de los que 4.500 han recibido ese visado.

Pero aquí es donde Romney se equivoca en las críticas a Obama: siendo republicano, hay que tener nervios de acero para atacar el fracaso del presidente en arreglar el sistema de inmigración teniendo en cuenta que el Partido Republicano tampoco lo hizo durante años, aplicando soluciones de medias tintas, coqueteando con racistas y no asumiendo el hecho de que los inmigrantes indocumentados realizan trabajos en los estadounidenses no quieren hacer.

Esperemos que los latinos de Florida, y en general los de todo el país, vean más allá de los anuncios como los de la campaña de Romney-Obama y responsabilicen a ambos partidos de los problemas que nunca han resuelto.

(Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a Rubén Navarrette Jr.)