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“Siempre se es un exiliado. Somos exiliados de nuestra infancia, de nuestra vida misma” - Álvaro Mutis

Por Patricia Ramos, CNN

(CNN Español) – Lo vi acariciar tiernamente a su gato Mirus, con una sonrisa franca, desprendido de cualquier vanidad, encantador, cálido, amable. Así conocí hace algunos años, al poeta, al escritor, al gran Álvaro Mutis. Las letras hispanas se visten de luto con su partida tras nueve décadas de deleitarnos con su pluma y su presencia.

Álvaro Mutis trasciende sus obras. Su espíritu siempre abierto a la amistad, al apoyo, al reconocimiento sin atisbo alguno de envidia o recelo lo hace grande e inolvidable.

Creyó en un principio en el prodigio del aquel entonces desesperado, pobre y sin aliento, Gabriel García Márquez. Al hoy Nobel de literatura le sugirió hace más de 40 años irse a Puerto de Veracruz, México, para reencontrarse en el trópico con su mágica pluma.

Los primeros intentos de Cien años de soledad palpitaron con primicia inolvidable en las manos de Álvaro, manos que supieron estrechar también las mano de Pablo Neruda, quien lo llamaba cariñosamente “Bogotá” y le daba ginebra con champaña.

Invitado de todos, por todos y a todo, ponía el toque de buen humor, simpatía y refinada cultura que no ofende, no se ufana, deleita. Su aristocracia, más que de cuna —que la tenía— le brotaba por su don de gentes, por su calidad humana, por su sencillez.

Mutis, el de la voz de la serie los “Intocables”,  fue representante de “Columbia Pictures” cuando se autoexilió en México, hace 56 años, porque se opuso a la sangrienta dictadura de Rojas Pinilla en su natal Colombia.

Sus letras tienen la esencia del mar, sus poemas navegan por litorales sin fronteras y su prosa recorre cafetales, selvas y cañaverales buscando crónicas llenas de historia.

Para él, la poesía era una luz que luchaba por abrirse paso entre la obscuridad y salía triunfante. En la “poesía está todo” solía decir.

Siempre vestido de forma casual, lector de Machado, admirador de la naturaleza, homenajeado en México con el “Águila Azteca”, Mutis creyó fervientemente en Dios.

Galardonado también con el premio“Príncipe de Asturias, Álvaro amó los gatos, como lo hicieron sus colegas mexicanos Octavio Paz y Carlos Monsiváis. Todos ellos llenos de virtud literaria encontraron en los caseros felinos una magia especial.

Mutis fue un viajero desde siempre. Su infancia en Ginebra, su paso por Costa Rica, su profundo estudio de España y su conocimiento de lo prehispánico lo hicieron universal.

Álvaro recibió también con felicidad, aliento y humildad el que es considerado el más importante premio de la literatura hispana, el Miguel de Cervantes.

Desde niño amó profundamente a Cervantes: “Los incidentes de su vida me han acompañado como ejemplo de tesón, grandeza y dignidad”. Es como si el propio Cervantes me diera el premio, dijo emocionado en aquella oportunidad.

Gracias Álvaro por regalarnos el sabor de la esperanza, por compartir tus merecidos galardones, por exaltar el orgullo de ser colombianos, hispanohablantes, latinoamericanos.

¨Maqroll el Gaviero¨ venció la muerte y hoy es inmortal.